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A ritmo de desfile y al son del tambor

Son muchas las fiestas populares que incluyen en su programa de actos eventos relacionados con desfiles marciales, músicas o marchas inspiradas en hechos o rutinas militares. Con las fiestas, empiezan los alardes, suenan dianas y las tamborradas recorren las calles.

Irungo alardea (Juan Carlos RUIZ | ARGAZKI PRESS)
Irungo alardea (Juan Carlos RUIZ | ARGAZKI PRESS)

Sostienen los expertos que la afición a las tamborradas y desfiles marciales tiene mucho que ver con la ubicación geográfica de nuestro país. Desde los tiempos más remotos, Euskal Herria se vio forzada a sostener constantes enfrentamientos con ejércitos invasores de países vecinos o distantes. Y de todos los elementos que constituyen el folklore vasco, es en las costumbres festivas y en la música que rodea a estas donde se refleja claramente ese aire militar.

En Gipuzkoa son muchas las fiestas en las que encontramos huellas de hechos relacionados con batallas, y las dianas, retretas, revistas de armas, alardes y tamborradas dan forma al aspecto lúdico de la tradición festiva en numerosas localidades.

El Alarde de las fiestas de San Marcial celebrado ayer en Irun es, junto con el de Hondarribia y al margen de la polémica sobre la participación de las mujeres en la fiesta, uno de los más conocidos.

El Alarde de Irun conmemora la victoria de las tropas irunesas sobre las francesas durante la madrugada del 30 de junio de 1522 en la batalla librada en la Peña de Aldabe. El combate formó parte de una serie de ofensivas francesas cuyo objetivo era controlar la zona fronteriza del Bidasoa.

Toques y dianas

Según describe Juan Antonio Lekuona, autor de un documentado trabajo sobre el tema, todo el desarrollo del Alarde sigue las pautas de las costumbres marciales de aquella época. En la víspera, a las doce y media de la noche, un cornetín de órdenes lanza las notas del toquete de retreta y, media hora después, el de silencio.

Como cada año, el volteo de campanas y los sones de la diana por la mañana anunciaron ayer a los irundarras la llegada del día grande de las fiestas que hoy llegan a su último día, con otro tipo de programación en la que destacan el concurso de ganado, bertsolaris, deporte rural y partidos de pelota.

Hay otros alardes, como el de Antzuola, en el que la revista de armas recuerda a la milicia municipal que, antes de la pérdida de los Fueros se hacía anualmente en los pueblos y, adenmás, rememora la supuesta batalla de los antzuolarras en Valdejunquera en el año 920.

Bailes

Al margen de los alardes, el ritmo y la música de las danzas populares que se representan en numerosas fiestas de Euskal Herria guarda también relación estrecha con orígenes o sucesos relacionados con batallas, guerras o acontecimientos de confrontación entre comunidades y países.

Ejemplo de ello es el baile que el 7 de julio y el día de Corpus ejecutan los dantzaris en el puente sobre el río Onín en Lesaka, el «Zubigainekoa», que es el acto emblemático de los sanfermines de esta localidad navarra y que se representará el pró- ximo martes. El baile es una alegoría de la paz que firmaron los barrios Legarrea y Pikuzelaia en el siglo XV, hasta entonces enfrentados, una paz que llegó después de que los vecinos tuvieran que sumar fuerzas para sofocar un incendio.

El músico Juan Antonio Urbeltz indica en su obra «Música militar en el País Vasco» que el conocido «zortziko» sería una música para jóvenes reclutas que integraban las milicias vascas. Así, señala que la Diana se corresponde con los «ingurutxoak» de Donostia; la Generala con la «gizon dantza», el toque de Misa con la «ezpatadantza» de Zumarraga y el toque de Ataque con el ritmo de «arin-arin».


Tamborrada de Lesaka. (Jon URBE | ARGAZKI PRESS)

Las tamborradas son otro elemento que se repite en las fiestas populares. Se inspiraron en la tradicional marcha de la capital guipuzcoana que data de 1597 y que, contrariamente a lo que se cree, no tuvo su origen en las guerras napoleónicas.

El Sukalki Eguna de Mungia ya tiene su documental

La arraigada tradición del Sukalki Eguna en Mungia se remonta al año 1964, cuando un grupo de amigos creó un concurso gastronómico en torno a este guisado de carne con la intención de evitar la represión franquista y unir al pueblo en torno a una fiesta. Asier Abio es el director del documental que hoy se estrena y el domingo es la jornada del «sukalki».