El histórico militante de ELA y secretario general adjunto entre 2004 y 2007, German Kortabarria, presentó ayer en Bilbo el libro “No pudimos ser amables. ELA 1976-2006”, publicado hace un año en euskara –“Gauzak horrela (ere) izan ziren”–, que recoge los cambios, conflictos y reflexiones producidos en el seno del sindicato durante las tres décadas en las que el autor formó parte activa de su dirección.

En un análisis de la coyuntura política, económica e institucional del país, desgrana la evolución de la central abertzale y cómo los cambios en todos estos ámbitos han llevado a que se sitúe en el «contrapoder» y «la defensa de la soberanía».

El libro lleva como título una frase de un poema de Bertolt Brecht que sintetiza, a juicio de su autor, la trayectoria de ELA. «Nosotros, que éramos una organización de orden, llamada a ser pilar de la realidad institucional vasca, no pudimos ser amables porque no nos lo permitió una realidad social y política que nos obligó a recorrer la senda de la moderación a la radicalidad, y de la asunción del marco establecido en el postfranquismo a la denuncia de su fracaso», resumió Kortabarria.

Una narración que pasa desde el III Congreso del sindicato en 1976 hasta Lizarra-Garazi y el Plan Ibarretxe, con infinidad de protagonistas como Jose Elorrieta, Rafa Díez, José Antonio Ardanza, Juan José Ibarretxe, José María Aznar o Arnaldo Otegi.

En vista de lo acontecido en la última década tras dejar su actividad en ELA, Kortabarria considera que sigue sin haber motivos para que el sindicalismo sea amable. También lamenta que continúe sin haber una estrategia compartida con LAB, «una vieja aspiración que no se ha conseguido».