El fichaje, por el que la entidad verdiblanca pagará 3,5 millones –el jugador se quedará, por ley, con el 15% de esa cantidad–, era un secreto a voces desde hace algunas semanas, dado el interés particular del delantero cordobés por regresar al club en cuya cantera se crió y que abandonó hace seis años. En principio, su cláusula de rescisión estaba establecida en 2,5 millones, caso de que Osasuna descendiese a Segunda, pero de manera reciente se logró aumentarla en un millón más.

La decena de goles que ha anotado hasta ahora Sergio León en su primera campaña en la máxima categoría, así como la sobresaliente ejecución de algunos de ellos, han traído consigo que varios equipos hayan puesto su interés sobre el ariete andaluz. Entre ellos, también mostraron disposición por hacerse con sus servicios el Valencia y el Deportivo, pero la querencia del futbolista por regresar a sus orígenes ha sido determinante.

Con la salida del atacante cordobés, además del más que previsible regreso de Oriol Riera y Rivière a sus clubes de origen, Osasuna va a tener que afanarse en el mercado veraniego para incorporar varios jugadores a su entramado ofensivo.

Quien todavía tiene contrato en vigor –una temporada más y otra opcional– es Miguel de las Cuevas, que admitió que «nadie está contento con su temporada individualmente». Él tampoco, pues aunque comenzó disponiendo de más minutos, en el último tramo liguero apenas ha participado, reconociendo que «me hubiese gustado haber estado mejor».

El futbolista alicantino insistió, como algunos otros compañeros, en que el reto del equipo es abandonar el farolillo rojo ganando al Granada y posibilitar que la afición «se vaya con una alegría». «La clave del partido va a estar en cometer pocos errores e intentar mantener la portería a cero», analizó. Para dicho encuentro, apuntan a bajas seguras Fausto y Javier Flaño –ayer con fiebre por una infección viral–, mientras que Sergio León, con un golpe en el tobillo, entrenó con normalidad.