Ramón SOLA
DONOSTIA

Un vídeo delata y castiga a dos años al ertzaina que pegó a una senadora

Un ertzaina ha sido condenado a dos años de prisión y de suspensión como miembro de la Brigada Móvil por propinar un porrazo que abrió la cabeza a Amalur Mendizabal, entonces senadora de Amaiur. Frente a la negativa del ertzaina a reconocer los hechos, el vídeo existente ha resultado determinante: fue él y no había motivo para cargar allí.

La Audiencia Provincial de Gipuzkoa ha condenado por un delito de lesiones al ertzaina Unai Ruiz López, que agredió a la entonces senadora de Amaiur Amalur Mendizabal. Ocurrió en Hernani el 30 de setiembre de 2013, cuando la Ertzaintza protegía un operativo de la Guardia Civil que registraba la sede de Herrira, y en el lugar había concentraciones de protesta en las que participaba Mendizabal.

Pese a que, como acredita la sentencia, no había incidente alguno en esa calle (sí en otra adyacente), el policía golpeó a la senadora ocasionándole un traumatismo frontal, con herida inciso-contusa de 6 centímetros que requirió sutura. Tardó en curar 113 días, aunque no estuvo impedida para sus ocupaciones habituales.

Todas las peticiones de la acusación particular han sido atendidas por el tribunal. Se impone por tanto al ertzaina una condena de dos años de prisión y de suspensión de empleo en la Brigada Móvil de la Ertzaintza, además de una indemnización a Mendizabal de 3.600 euros y las costas del proceso, incluidas las de la víctima. La Administración de la CAV queda fijada como responsable civil subsidiaria para el pago de dicha cantidad.

La Fiscalía también pedía condena para el ertzaina, que estuvo respaldado en el juicio por decenas de compañeros y demandó su absolución con todos los procedimientos favorables. Negó que hubiera agredido a Mendizabal con la porra e intentó alegar que pudiera haber sido herida por un golpe involuntario con el escudo. La sentencia, por contra, indica que «el visionado de las imágenes nos conduce a concluir que son compatibles con la versión de hechos manifestada por la testigo y que no son compatibles con la proporcionada por el acusado. Aunque no veamos el punto exacto donde golpea el agente con la porra, la deducción de que golpeó con ella en la cabeza de la mujer y con ello le produjo la sangre que manaba de su cabeza momentos después, tal y como ella declaró, resulta la única conclusión racional».

En cuanto al delito de lesiones, el tribunal no tiene dudas: «Resulta claro que el acusado causó a la señora Mendizabal el menoscabo físico que hemos indicado, al golpearle con la porra en la cabeza (...) Resulta clara su intención, asumiendo que con ello podía causarle lesiones en la cabeza. Se trata de un policía profesional, destinado en la Briga Móvil de la Ertzaintza, formado y entrenado para actuar en situaciones similares y conocedor, sin duda, de las consecuencias del uso de instrumento como la porra reglamentaria que portaba. El dolo, al menos eventual, en su actuación resulta palmario», añade el fallo.

En la sala de vistas, el ertzaina admitió que «la orden» que tenían era «no cargar». Pero añadió en otro pasaje que «para la utilización de la defensa [porra] no es necesaria una orden expresa», sino que cada agente es libre de emplearla cuando lo crea «proporcional y útil».

El delito de lesiones está penado con entre dos y cinco años, aunque la jurisprudencia establece dos para estos casos, que es lo que se ha aplicado. No hay circunstancias agravantes por la condición de senadora de la víctima. El sindicato ESAN dijo ver el fallo «injusto» y «político».

 

Iruin: «No fue un exceso, sino algo totalmente injustificado»

El abogado de la acusación particular, Iñigo Iruin, extrae varias conclusiones interesantes del proceso en conjunto. Una de ellas es que en este caso la Brigada de Policía Científica de la Ertzaintza ha cumplido el mandato judicial y ha tenido un papel positivo en el esclarecimiento. Ha sido determinante el tratamiento del vídeo de cinco minutos que registra los hechos y que permitía ir siguiendo los movimientos del ertzaina en cuestión.

Al hilo de ello, Iruin formula una reflexión: «Si en este caso no hubiera existido un vídeo, ya conocemos la dificultad que entraña acreditar la comisión de un delito en un procedimiento en que el acusado es miembro de un cuerpo policial. Si hubiera habido dos versiones sin esta prueba, seguramente hubiera imperado la versión del ertzaina. Gracias al vídeo, el tribunal ha podido acreditar la veracidad del testimonio de Amalur Mendizabal y ha desmontado la del ertzaina».

Otro punto relevante, este en sentido negativo, es la constatación de que «no se trató de un exceso en la actuación, sino de una actuación totalmente injustificada, contraria a Derecho». La sentencia lo deja muy claro: «No concurría ningún motivo que justificara» el porrazo, subraya antes de rechazar aplicar al ertzaina condenado la atenuante de «exceso en el cumplimiento de un deber».R.S.

 

«Nadie del Departamento me preguntó ni ‘¿cómo estás?’»

Mendizabal nunca ha dado una gravedad especial a su caso, teniendo en cuenta que otras agresiones policiales han tenido consecuencias irreparables como la muerte de Iñigo Cabacas. Y tras conocer la sentencia, mantiene esa línea. En entrevista a GARA para valorar este proceso, sí le llama la atención que ni cuando sufrió el porrazo ni después nadie del Departamento de Interior, ni siquiera en privado, le haya mostrado algún interés por su situación.

Satisfecha por la sentencia? Queda probado todo su testimonio, aunque indudablemente sea gracias al vídeo...

Lo he dicho siempre y lo tuve claro desde el primer momento; la suerte fue que hubiera una persona grabando la carga, ¡han pasado tantas cosas en este país que no se han aclarado! Y ya hemos visto la posición que ha tenido el ertzaina en este proceso, contando una historia que no tenía nada que ver con la realidad. Yo no pude escucharlo en el juicio porque entraba posteriormente a declarar, pero mi familia sí lo hizo, y mi marido por ejemplo salió de la sala, indignado. Han dicho entre otras cosas que me quería saltar el cordón policial, ¡para nada!

Explicó en su día que recibió el porrazo por sorpresa, sin esperarlo. ¿A qué lo atribuye?

No lo esperaba en absoluto. De hecho, no me pude proteger, no hice nada, me pegó de lleno. Sí hubo un momento en que se me pasó por la cabeza «¿es que me va a golpear?», pero pensé que no lo haría. No me lo podía creer, la verdad.

¿Iba a por usted directamente el golpe o le cayó de forma aleatoria?

Fue a por mí, sí, lo tengo claro. Me estaba venga mirar y luego vino directo. Y luego, el golpe fue de lleno, en toda la cabeza. Recuerdo que noté que el impacto del porrazo se me metía por el cuello y fue como si atravesara todo el cuerpo, no sé cómo explicarlo...

En los días posteriores hubo denuncia pública de usted y sus compañeros, y de hecho existía la fotografía que evidenciaba la herida producida, pero no se produjeron reacciones entre la clase política. ¿Sí las hubo en privado? ¿Le llamó alguien de otros partidos, o del Departamento de Seguridad?

Nada. Nada de nada. Con el paso de los años sí he ido pensando que quizás yo podía haber ido más lejos. Aunque entonces ya pedí el número de placa y no hubo forma... El mando me decía «ya llamamos a la ambulancia» y yo le insistía en el número de placa, no en la ambulancia. Después, políticamente no ha habido ni una llamada, nada. Al margen de mis compañeros y compañeras nadie me ha preguntado siquiera «¿cómo estás?». Hubo una comparecencia de la consejera en el Parlamento, y yo ya entiendo que Estefanía Beltrán de Heredia no lo va a hacer públicamente, pero siempre tenía la opción de acercarse de otra forma más discreta e interesarse, pero no ha sido así. Sí me extraña esta reacción entre gente que al fin y al cabo estábamos trabajando en los mismos sitios.

Durante la instrucción de este caso, y visto que es casi paralelo en el tiempo al de Iñigo Cabacas [fallecido en abril de 2012], ¿ha llegado a pensar que se iba a imponer también la obstrucción que vemos en ese crimen de Bilbo y que su caso iba a quedar impune?

Conociendo todos los antecedentes de este país, eso siempre se te pasa por la cabeza. Incluso en un primer momento percibes el riesgo de que acaben acusándote a ti. Pero lo cierto es que con el vídeo las cosas ya quedaban muy claras y la labor de mi abogado, Iñigo Iruin, me transmitía confianza.

¿Piensa tomar ahora alguna iniciativa, dirigirse al Departamento de Seguridad por ejemplo, o prefiere dejar las cosas tal y como están en la sentencia?

No lo he pensado, pero no creo que haga nada especial. Por un lado, porque mi caso no es nada comparado con otros como el de Iñigo Cabacas. Y por otro, porque en ese asunto precisamente estamos viendo lo que son capaces de hacer: han actuado contra la familia, contra la abogada, contra periodistas de GARA... Si ante ese drama han llegado a hacer todo esto, ¿qué les voy a pedir yo, acaso puedo esperar algo de gente que actúa así? Eso sí, si me preguntan por mi tema tampoco me voy a callar, eso lo tengo claro.Ramón SOLA