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parís

Macron insiste en la vía policial para frenar a los «chalecos amarillos»

Las imágenes de actos violentos protagonizados por «chalecos amarillos», o realizados en paralelo a sus protestas, están siendo utilizados por el Gobierno francés para intentar criminalizar a todo el movimiento. Al mismo tiempo, el Gabinete de Emmanuel Macron se resiste a modificar su estrategia fiscal.

«¿Es que es normal hacer una aportación para ayudar a este señor al que hemos visto golpear a un policía en el suelo, al que hemos visto dar golpes de boxeo a un policía?». Así expresaba su indignación la ministra francesa de Transportes, Elisabeth Borne, refiriéndose a los hechos que protagonizó el exboxeador Christophe Dettinger el pasado sábado en París.

El vídeo en el que se ve cómo Dettinger se enfrenta a los policías con sus puños –«en defensa de los chalecos amarillos», como resaltan muchos de los comentarios que acompañan a ese documento en las redes sociales– es uno de los argumentos mediáticos que el Gobierno había esgrimido para presentar nuevas medidas dirigidas a frenar los episodios violentos que se registran en torno a este movimiento de protesta.

Pero no ha tenido el efecto que podían esperar en el Elíseo. A primera hora de ayer, en la plataforma digital Leetchi, la campaña «oficial» de apoyo a Dettinger, campeón francés en la categoría crucero en 2007 y 2008, había recaudado más de 170.000 euros, destinados a preparar su defensa una vez que el lunes se entregó a la Policía. Antes de pasar por comisaría, colgó un vídeo en el que explica por qué comparte las reivindicaciones de los «chalecos amarillos» y por qué reaccionó violentamente ante la carga policial del sábado, asumiendo que ha «actuado mal».

Según informó AFP, el número de donantes iba aumentando de forma exponencial (unos 7.000 a las 8.30, 7.500 a las 10.45), pero la suma total ya no era visible. Los organizadores de la colecta decidieron ocultarla ante «la presión mediática» suscitada y para «proteger a la familia de Christophe».

Poco después del mediodía, Leetchi clausuró la operación y, en un comunicado, se comprometió a que el dinero sirva «únicamente a financiar los gastos judiciales», precisando que «no se aceptará ningún otro uso».

Todo esto ocurría apenas unas horas después de que el primer ministro, Édouard Philippe, compareciera la noche del lunes en un programa televisivo, en TF1, para anunciar que el Gobierno aprobará un nuevo dispositivo para evitar los desbordamientos en manifestaciones.

Entre esas medidas están el fichaje de los arrestados para prohibirles participar en movilizaciones o el endurecimiento de las sanciones contra quienes participen en las que no hayan sido comunicadas previamente.

 

Los más ricos no pagarán más impuestos

Si bien Emmanuel Macron dijo que «había entendido» las demandas de los «chalecos amarillos», al anunciar que aplazaba la aplicación de algunas reformas fiscales –como la subida de los impuestos a los combustibles–, también se reafirmó en su hoja de ruta al indicar que no cambiaría de rumbo.

Al intentar conjugar ambas posiciones, el Ejecutivo complica el embrollo. Como ejemplo de ello, apenas dos días después de haber evocado que estudiaba mantener el Impuesto de Vivienda («Taxe d'habitation», que paga el inquilino aunque no sea el propietario) para los más ricos (el 20% del total de los contribuyentes), ayer reiteró que quiere eliminarlo totalmente.

El ministro de Finanzas, Bruno Le Maire, dio a entender el domingo que el Ejecutivo podría revisar su plan. «Si respondemos ‘no’ a cada petición de los franceses, si no somos capaces de responder a sus justas reclamaciones, no superaremos con éxito el gran debate que debe abrirse en las próximas semanas», comentó. Y, el portavoz del Gobierno, Benjamin Griveaux, recordó que la promesa inicial fue «suprimirlo para el 80% de los hogares».

Pero el propio Le Maire fue tajante ayer al subrayar que «ir hasta el final de la supresión de la tasa de habitación quiere decir ir hasta el final». GARA