
El pragmatismo se incluye en el esquema del Alavés. Es innato y sale a relucir ante un equipo revuelto en un mar de dudas como el Villarreal. El Glorioso ha hecho lo justo para llevarse los tres puntos del Estadio de La Cerámica: marcar más goles que el rival. Y ello no significa siempre haber creado más oportunidades.
En la primera mitad, solo dos disparos peligrosos de los locales han animado a la grada castellonense. Sendos tiros, de Bacca e Iborra, ejecutados desde fuera del área se han marchado cerca del travesaño y del palo, respectivamente. Solo Cazorla ha atinado a puerta y no ha sido suficiente para sorprender a Pacheco.
El Alavés no se ha encontrado consigo mismo hasta la segunda parte porque en la primera, aunque no estaba del todo incómodo, no ha estado acertado en las segundas jugadas. Maripán ha puesto algo de picante al duelo con un gol en el minuto 54, presionando así a la escuadra de Javi Calleja, que se ha encontrado con una pena máxima a los seis minutos.
Cazorla no ha fallado desde los once metros y, cuando más ha arriesgado el equipo local, ha llegado el gol de la sentencia en el minuto 77, obra de Inui a pase de Jony, que ha dejado por los suelos a Mario Gaspar.
Tres puntos que alzan al Glorioso al cuarto puesto, una victoria que alarga la buena dinámica y un nuevo triunfo a domicilio dos meses después.

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