Arnaitz Gorriti

Delteco Gipuzkoa Basket encuentra su camino hacia la salvación

Las dos últimas victorias de Delteco GBC han mostrado a un equipo distinto, capaz de avasallar a Breogán y superar a Iberostar Tenerife en un encuentro cerrado. La salvación sigue a dos victorias, pero ya nadie descarta a los donostiarras.

Burjanadze ha sido la cabeza visible de la reacción donostiarra (Juan Carlos RUIZ / FOKU)
Burjanadze ha sido la cabeza visible de la reacción donostiarra (Juan Carlos RUIZ / FOKU)

Delteco Gipuzkoa Basket 100 - Breogán 65 por un lado; Iberostar Tenerife 60 - Delteco Gipuzkoa Basket 67. Solo son dos resultados, pero son asimismo la chispa que el conjunto donostiarra ha estado buscando para reaccionar y que ahora, a falta de una decena de partidos para terminar la Liga Regular, parece haber encontrado. Con el famoso «partido a partido» como lema, ahora le toca caminar el largo y proceloso camino hasta la salvación.

«Ahora mismo podemos buscar calificativos muy positivos para el equipo», explica Sergio Valdeolmillos, pero el técnico de GBC quiere ampliar esa mejora a varios partidos antes de la llegada de esos dos últimos triunfos. «Nos tenemos que aferrar a nuestras señas de identidad, porque son las que nos han llevado a estar en otra dinámica de juego. No hablo a partir de estos dos partidos ganados, sino a partir de la segunda vuelta». A resultas de ello, según el preparador nazarí, «el equipo tiene más fe  estamos siendo más sólidos en el nivel defensivo, todo ello fundamentado en la rabia de no querer estar donde estamos y rebelarnos por todas las circunstancias que nos han pasado a lo largo de la temporada, porque pensamos que podíamos estar en una mejor posición».

Semanas antes de encadenar las dos victorias, Beqa Burjanadze se conjuraba diciendo que «no basta con saber que podemos ganar. Tenemos que demostrarlo los 40 minutos. Da más rabia ver que puedes ganar, pero perdiendo, que verte inferior desde el inicio». El georgiano ha sido la principal punta de lanza de la reacción donostiarra, no solo por ser el máximo anotador de Gipuzkoa Basket en esta reacción –quedarán en la retina sus 30 puntos y 37 de valoración ante Breogán–, sino por predicar con el ejemplo. Ante Iberostar Tenerife, el ala-pívot georgiano demostró que su año y pico de lesión de rodilla –motivo por el cual GBC pudo apostar por él– no ha podido con su intensidad. Burjanadze sumó hasta cinco robos de balón en el Santiago Martín, mucho de ellos logrados presionando en la primera línea defensiva, una zona en la que normalmente se busca entorpecer el ataque más que hacerse con la bola, pero que difícilmente suma robos. Ese ejemplo con el que predicó Burjanadze supuso contagiar al resto de compañeros, al punto de conseguir ganar sin tener el acierto entre los principales aliados.

«El haber dejado a Tenerife en 60 puntos dice mucho de nuestra defensa», añade por su parte Miquel Salvó, otro de los destacados en esta reacción donostiarra. El ala-pívot catalán empezó obcecado con los triples, para luego desaparecer en demasiados partidos, limitado a una labor de asegurar los rebotes. Sin embargo, su propia mejoría ha dado respaldo a la mejoría donostiarra, ya que con su extraña condición de alero de 2,05 metros, rinde a un nivel cada vez más asentado en las dos posiciones, pudiendo así combinar su presencia con Bobrov o Burjanadze, en lo que es quizá la línea más física de Delteco GBC.

«Aunque se nos han escapado partidos por detalles y porque los rivales también hacen cosas bien, sabíamos que esa era la línea defensiva. El equipo ha seguido confiando hasta que ahora empieza a dar sus frutos. En ataque quizá haya cambiado que ahora jugamos más calmados, sabiendo correr cuando toca correr, sobre todo a partir de una defensa agresiva, y obvioamente las victorias dan confianza. Aunque no haya habido niguna transformación especial, el equipo juega más tranquilo y menos presionado, da un pasito adelante, y eso nos beneficia a todos, también al cuerpo técnico que da credibilidad a lo que estamos haciendo», explica Salvo.

Cantidad y calidad

Controvertida fue la llegada de los jugadores Matic Rebec y Nick Zeisloft al seno donostiarra, en buena medida porque precipitaron la salida de Xabi Oroz y el ostracismo de Gaizka Maiza. «He hablado con el entrenador y me reconoce que, cuando salto a la cancha, el equipo no se resiente, pero las cosas están como están», explicaba el propio Maiza hace unas semanas. El de Ibarra se ha convertido en un silencioso testigo de la mejora de GBC, al tiempo que nadie que mire al banquillo donostiarra podrá ver en él reproche alguno a sus compañeros.

Lo cierto es que la llegada de los dos últimos fichajes de Gipuzkoa Basket están resultando. Rebec está logrando lo que Jorge Gutiérrez no pudo, como es que Dani Pérez descanse sin que el juego se resienta –tal vez hubiéramos visto algo parecido de haber tenido Maiza mayor continuidad–, mientras que Zeisloft ha conseguido diversificar el rol de escolta tirador, antes en propiedad exclusiva de un Alberto Corbacho muy irregular y que, desde la llegada de los últimos jugadores, ha visto reducida su cuota de minutos –ante Breogán no jugó y en Tenerife solo saltó a la cancha en la segunda mitad–.

Sea como fuere, objetivamente Gipuzkoa Basket suma más efectivos a día de hoy. «Para ganar, tenemos que aportar todos como equipo», recalca un Sergio Valdeolmillos satisfecho porque ante Iberostar Tenerife logró que «ocho jugadores anotaran más de ocho puntos». «Eso es importante para que todo el equipo esté metido. Nosotros no tenemos un jugador que en un momento dado se defina por tener el rol principal del equipo, sino que tenemos la suma de todos. Digamos que estas son nuestras señas de identidad», explica el técnico granadino.

En ese sentido, el poder disponer de un banquillo más profundo repercute en la competencia y en la serenidad de los valores ya existentes, como si el aumento en cantidad asentara a su vez la calidad de los presentes. «Estamos en mejor dinámica, con mayor unidad de equipo, ayudándonos los unos a los otros, y siendo más valientes en la toma de decisiones; sin generarnos dudas y saltando al campo sabiendo que no nos quedan muchos más cartuchos. Por otro lado, al final no hay nada mejor para el equipo que haya competencia para los puestos. Una cosa es que un jugador tenga un rol, pero que también haya otro hace que le quite presión al primero. Hasta ahora era Corbacho quien las tenía que meter de fuera; ha llegado Nick –Zeisloft–, que tiene un perfil parecido, y quieras o no le quita presión a Corbacho, y sale decidido a meterlas cuando salta al campo porque ya sabe que además hay otro que las mete. Hay competencia, pero hay menos presión y responsabilidad», explica Valdeolmillos.

«Los nuevos tampoco son Michael Jordan, pero saemos que la plantilla es un poquito más larga. Con lo que podemos dar más lo que nos dan ellos, sabemos que si uno no está, podrá estar otro», apostilla Salvó.

Resultados ajustados

Otro de los hitos conseguidos ante Iberostar Tenerife fue que Delteco GBC lograba al fin ganar un final ajustado. A lo largo de la campaña, los dos partidos frente a Tecnyconta Zaragoza y los partidos de Illunbe ante Manresa, Valencia Basket y el propio Iberostar Tenerife, todos ellos perdidos en los últimos segundos o en la prórroga, cuando los donostiarras los tenían virtualmente ganados, han supuesto un mazazo tras otro en la moral del conjunto. El haber sido capaces de aguantar la presión en Tenerife cuando el conjunto aurinegro pasó del 52-61 al 58-61 es un refuerzo que disipa las nubes negras creadas durante la temporada.

«No teníamos muy buena suerte en los finales igualados», admite Miquel Salvó. El ala-pívot catalán asume que «había falta de suerte y desconcierto en ataque en esos instantes finales, pero estamos adquiriendo experiencia y esas victorias te dan más confianza porque aprendes a jugar los minutos finales».

Valdeolmillos quiere ir un poco más lejos, recordando el partido de la primera vuelta ante Iberostar Tenerife, después de que el cuadro aurinegro forzara el tiempo extra tras una mala decisión arbitral, otorgando el balón al rival cuando le correspondía a Delteco GBC. «Ganar un final igualado ha supuesto un refuerzo mental importante. Lo cierto es que teníamos cartas pendientes con Tenerife, porque ya nos quitaron, y lo digo así, un partido de la primera vuelta. Fue muy fuerte aquello: un partido en el que no tienes opción de ver el ‘Instant Replay‘ y que nos quitaron el balón tras rebote ofensivo de Salvó. Aquello fue un punto de inflexión importante para el equipo. No siempre, pero a veces la vida es justa».

Ahora corresponde seguir el camino. «Vamos a centrarnos solo en Andorra, Andorra y Andorra, y una vez que acabe ese partido, en el siguiente», avisa Valdeolmillos. Gipuzkoa Basket al fin sabe cómo caminar hacia su salvación, y le corresponde hacer ese camino que sigue a dos victorias, ahora que restan diez partidos.