Ipar Euskal Herria, un año conviviendo con las medidas contra el covid-19

El 12 de marzo del 2020 cerraron las escuelas en el Estado francés para hacer frente a la expansión del covid-19. Las medidas se fueron endureciendo hasta llegar al confinamiento y desde entonces han ido variando. En estos momentos, en Ipar Euskal Herria no se corresponden con la situación actual

La Gran Playa de Biarritz, el segundo día del confinamiento de marzo. (GUILLAUME FAUVEAU)
La Gran Playa de Biarritz, el segundo día del confinamiento de marzo. (GUILLAUME FAUVEAU)

Hace un año exactamente se cerraron los centros de educación en el Estado francés para hacer frente a la epidemia del covid-19, declarada pandemia por la OMS el día 11. El 14 llegó el cierre de la hostelería, centros culturales y deportivos, y comercios no esenciales, para acabar en el confinamiento total el 17.

Tras varios meses más relajados en verano y otoño, el segundo confinamiento llegó el 28 de octubre, y aunque el 15 de diciembre se dio por terminado, desde entonces la hostelería, los centros culturales y deportivos siguen cerrados, las fronteras lo están a medias, y el toque de queda sigue siendo a las 18.00.

Estas medidas tan estrictas no se corresponden con la situación actual de la presencia y la expansión del covid-19 en Ipar Euskal Herria, ya que en estos momentos la incidencia está por debajo de 42, y continúa bajando. Desde la semana pasada está por debajo del estado de alarma, y los Pirineos Atlánticos en donde se engloban los tres territorios del norte, es el más bajo del Estado francés; pero las medidas siguen inamovibles, e inapelables.

Este desajuste está creando un malestar general, y las voces en contra de estas restricciones se oyen cada vez más altas, y están llegando a todos los ámbitos, tanto políticos, como médicos y sociales. El prefecto de los Pirineos Atlánticos Eric Spitz ha declarado que está siendo objeto de «presión», que se corresponde con la «incomprensión» de la sociedad.

También desde Nafarroa

Las peticiones han llegado incluso desde Nafarroa, ya que este jueves el director general de Acción Exterior del Gobierno de Nafarroa, Sergio Pérez García, pidió la prefecto que se aligeren las medidas. Al igual que todas las otras peticiones está también ha recibido una respuesta negativa.

Incluso Spitz, ha afirmado que él personalmente estaría a favor de una relajación de las medidas teniendo en cuenta la situación, pero esta opción ha sido claramente descartada desde París, tal y como ha dejado claro el ministro de Sanidad, Olivier Véran en su comparecencia este jueves.

En este estado enormemente centralizado lo que se decide en París, se tiene que cumplir en todo el territorio. Y allí se ha decidido que las medidas mínimas sean las mismas para toda zona metropolitana (si se adaptan más a la situación en los departamentos y territorios de ultramar). Véran sí hablo de tener en cuenta los territorios, pero tan solo para restringir las medidas, como establecer el confinamiento del fin de semana en las zonas más afectadas.

Esta sensación de injusticia aumenta al mirar a los vecinos de Hego Euskal Herria, ya que las medidas que se requieren son mucho menos estrictas, aunque la situación sea considerablemente peor. Pero los actores decisivos de poder y de presión no se encuentran en las ‘periferias’, los parlamentarios vascos pesan muy poco en París, al igual que las zonas que tienen la mejor situación respecto al covid-19, en general.

La directora de la Agencia Regional de Salud de Nueva Aquitania, Maritxu Blanzaco, defiende la política gubernamental y habla del peligro de relajar las medidas ahora, ya que podría tener un ‘efecto tijera’, y podría volver a subir. Algunos electos vascos también se han mostrado de acuerdo con mantener las medidas en general, pero el retraso del toque de queda es una petición casi unánime.

Vacunación

A la buena incidencia, hay que añadirle la vacunación como factor de contención, la cual avanza a buen ritmo, en la Región Nueva Aquitania alrededor del 7,5% de la población ha recibido por lo menos una dosis, por encima de la media estatal que está alrededor del 6,5%.

Y este ritmo seguirá aumentando, ya que desde la semana próxima se abrirán dos centro de vacunación más, uno en Hendaia y otro en Kanbo, y también las farmacias podrán vacunar a las personas de más de 50 años, con factores de riesgo.Y este viernes se ha comunicado que los bomberos también podrán hacerlo. 

Aún así, es de señalar, que el aumento será menor del esperado debido a la escasez de vacunas, que llegarán en menor número del esperado.

Hostelería y cultura

La hostelería y el mundo de la cultura también se ha hecho oír desde el comienzo del cierre, pero su voz se oye cada vez más fuerte, debido a la situación actual. En otros lugares del Estado en donde la incidencia es baja, varios prefectos han hecho un requerimiento para abrir de manera experimental algunos centros culturales.

El prefecto de los Pirineos-Atlánticos también ha acompañado una petición en ese sentido, pero no para la cultura, ha sido para que los partidos de rugby de la Section Paloise de Pau puedan celebrarse con público. Una petición que no se corresponde en absoluto con las prioridades de la población, y que pueden verse como una falta de consideración respecto al sentimiento generalizado de impotencia.

La demanda ha sido rechazada porque este tipo de peticiones deben de estar acompañadas por un centro hospitalario de investigación universitaria, o el Instituto Pasteur, es decir condiciones que, una vez más, no se corresponden con la realidad de nuestro territorio, impidiendo así acceder a él.

Aún así Spitz, no ceja en su objetivo, y ha afirmado que van a ver «si encuentran a un equipo de investigadores» para poder efectuar la petición desde otro ángulo. Una pequeña muestra de la gestión de la pandemia, que se está llevando en Ipar Euskal Herria, y que también deja en evidencia la falta de consideración que existe desde París respecto a los territorios ‘periféricos’, que pesan poco en la política estatal.