Maite Ubiria
Aktualitateko erredaktorea, Ipar Euskal Herrian espezializatua / Redactora de actualidad, especializada en Ipar Euskal Herria

Dos urnas para la última gran cita electoral antes del duelo de 2022 por el Elíseo

Entre este domingo y el del 27 de junio, los electores elegirán a sus representantes en el Consejo General de Pirineos Atlánticos en una votación, por cantones, que dibuja el mapa de Ipar Euskal Herria. Votarán también a los consejeros de la región de Nueva Aquitania.

Preparativos, el viernes, 18 de junio, en el Ayuntamiento de Uztaritze, cara a la doble elección del domingo. (Guillaume FAUVEAU)
Preparativos, el viernes, 18 de junio, en el Ayuntamiento de Uztaritze, cara a la doble elección del domingo. (Guillaume FAUVEAU)

Las elecciones departamentales encierran en sí mismas una contradicción. De una parte, sirven para consolidar el Departamento de Pirineos Atlánticos, que engloba a dos territorios con escasas referencias comunes, como son Euskal Herria y Biarno, pero al tiempo, al tomar como distrito electoral el cantón, esa votación permite proyectar un mapa político y, por tanto, extraer lecturas, a escala de Ipar Euskal Herria.

Y es que la suma de los doce cantones vascos en que se votará en dos domingos sucesivos –Angelu, Baiona-1, Baiona-2, Baiona-3, Biarritz, Bidaxunerria-Amikuze-Oztibarre, Errobi-Aturri, Donibane Lohizune, Hendaia-Hego Euskal Itsasbazterra, Baigura-Mondarrain, Euskal Mendialdea y Uztaritze-Errobi-Urdazuri ibarrak– perfila el territorio del norte vasco o, en dimensión institucional, el contorno de la Mancomunidad Vasca cuyos miembros, paradójicamente, no son elegidos por sufragio universal directo.

En el ámbito del Departamento de Pirineos Atlánticos en estos comicios, cuya primera vuelta se celebrará este domingo, 20 de junio, y la segunda el 27 de junio, se elegirá a los 54 consejeros y consejeras que integran el consejo departamental de Pau.

Esa elección toma como referencia global a esos 27 cantones que componen el departamento, de los que una docena se sitúa, como se ha explicado, en Ipar Euskal Herria, lo que hace que Biarno disponga siempre de un mayor peso específico la institución que preside el centrista Jean-Jacques Lasserre.

54 binomios de candidatos concurrirán a estas elecciones en el marco territorial de Ipar Euskal Herria. En las anteriores elecciones, celebradas en 2015, fueron 76 los tándem de aspirantes a ocupar un escaño en el consejo departamental.

Hay distintas explicaciones, pero la decisión del centro-derecha de arriesgar lo menos posible, y constituir una candidatura, bautizada Mayoría Departamental, es una de ellas.

Del esquema de alianza de Forces64 se va a una plataforma ampliada que aglutinará a un amplio espectro al contar no solo con el aval del MoDem, el partido del veterano político de Bidaxune, sino también con Les Républicains (LR), la République en Marche (LREM) o la UDI (Unión de Demócratas Independientes).

A ello hay que sumar otros factores como el declive de las marcas políticas a escala estatal, con particular mención a la crisis en que se debate el PS, que de gobernar en el Departamento, con Gauche64, en 2010, ha pasado a tener dificultades claras para proyectarse como alternativa en la demarcación que se juega esta elección.

A falta de esa sigla tractora, y sin una alianza global que le permita proyectarse bajo un único paraguas en los doce cantones, el centro-izquierda y los ecologistas han ido componiendo acuerdos y lidiado con desavenencias según distritos. Y en la parte más roja de la tabla, France Insoumise y PCF se han dado, a su vez, la espalda.

Particularidades frente al contexto estatal

Un mosaico de siglas y sobretodo de personalidades en el espectro progresista y de izquierda de obediencia estatal frente a una candidatura de concentración, la del centro-derecha, que permite reivindicar la gestión y maquillar los defectos.

Por traducir en clave vasca: esa Mayoría Departamental acoge por igual a quienes se han mostrado gélidos ante el proyecto de institucionalización en Ipar Euskal Herria –el propio Lasserre– como a quienes han remado a favor –la UDI de Jean-René Etchegaray–, ampara al partido que Gobierna en París negando el pan y la sal al sistema de inmersión en euskara –LREM– y también a quienes como Max Brisson y Maider Arosteguy, como figuras destacadas de Les Républicains en Euskal Herria, han bajado a la calle para denunciar el fallo del Consejo Constitucional contra la Ley Molac.

Sin embargo, la del domingo no será una disputa a dos, entre un polo progresista y otro tradicional, siguiendo el esquema hexagonal, ni siquiera será un baile a tres, aunque haya que dejar constancia de la presencia de candidatos de la marca ultraderechista, Rassemblement National, en once de los doce cantones vascos en disputa.

A la vista de su avance en las elecciones municipales de 2020, y si se mantiene la tónica de 2015, cuando las parejas de candidatos de Euskal Herria Bai superaron en cinco cantones la barra del 12,5% de los votos que se precisa para pasar a segunda vuelta, será esa sigla la que proyectará la alternativa a la izquierda.

Burdeos lejos y en nebulosa

El domingo habrá una segunda urna que acaparará la atención, particularmente a la hora de hacer una lectura en clave estatal. Y es que la del 20-27 de junio es la última gran cita electoral antes de las elecciones presidenciales de 2022.

Los principales puntos de interés se centrarán en: sopesar hasta qué punto el macronismo tendrá al papel secundario de hacer de árbitro entre derecha clásica (LR) y la ultraderecha (RN), que le atribuyen la mayoría de los sondeos, hasta dónde es capaz de salvar los muebles la izquierda, y si el ecologismo sigue cotizando en un escrutinio que en el pasado le ha sido bastante propicio.

Inevitablemente, los ojos mirarán al porcentaje que obtengan los candidatos que defenderán la bandera de Marine Le Pen.

Algunos sondeos sitúan a la ultraderecha como primera fuerza en seis regiones, e incluyen en el listado a la de Nueva Aquitania, cuyo consejo decidirán los electores de sus doce departamentos, incluidos los registrados para votar en el Departamento de Pirineos Atlánticos, y por tanto los votantes de Nafarroa Beherea, Lapurdi y Zuberoa.

A su candidata, Edwige Diaz las últimas encuestas le atribuye un 27% frente al 25% del socialista Alain Rousset (25%), que busca un quinto mandato al frente de la institución con sede en Burdeos.

El modelo a doble vuelta ha impedido hasta la fecha a la ultraderecha acceder a responsabilidades institucionales aun cuando llega como la fuerza más votada en primera vuelta, ya que en la votación definitiva se activa un «pacto republicano» que atraviesa horas bajas.

El socialista Rousset sumó más apoyos en la segunda vuelta (54%) de 2015 que en la primera (46,57%), al cerrar coalición con los ecologistas y atraerse además el apoyo de electores que votaron a otras marcas de izquierda que, al no tener apoyos suficientes se debieron conformar con pedir a sus electores que respaldaran al presidente regional saliente en la segunda vuelta.

Hasta la fecha, RN no ha logrado romper su maleficio de ser una formación de primera vuelta aunque, tras la «desdiabolización» aplicada por Marine Le Pen al proyecto heredado de su padre, la marca azul marino está mejor preparada para dar disgustos.

Como anécdota, la localidad de Mendibe estuvo en boca de todos en el escrutinio de 2015. Fue la única localidad vasca en la que se impuso la ultraderecha. En la vuelta definitiva llegó en tercer lugar, con 20 votos, y Rousset ganó con 47 sufragios.