En busca de los orígenes de Bilbo a través de su anillo verde

Pese a las pocas investigaciones que se han dado en la zona, el anillo verde de Bilbo cuenta al menos con dos lugares donde se sabe que hubo personas en la prehistoria: los dólmenes de hace unos 5.000 años de Artxanda y el castro prerromano de Malmasín.

Vista del monte Malmasín. (Oscar MATXIN/FOKU)
Vista del monte Malmasín. (Oscar MATXIN/FOKU)

Sabido es que Bilbo fue fundada en 1300 por Diego López de Haro en base a un pequeño poblado existente donde ahora se sitúa el Casco Viejo. A partir de esa fecha el proceso histórico de la Villa es bastante conocido, pero sin embargo muy poco sabemos de los siglos anteriores. En este reportaje daremos un gran salto en el tiempo para conocer las estaciones megalíticas de Artxanda (de hace al menos 5.000 años) y el Castro de Malmasín (de hace no más de 2.500 años).

Evidentemente, hay una gran distancia temporal y es probable que los pobladores de esos dos lugares no tuviesen ninguna conexión entre sí, ni tampoco con quienes vivían en Bilbo cuando fue fundada. Además, la escasa investigación existente sobre el tema imposibilita hacer tal afirmación.

Hirumugarrieta y Gaztelukolanda

En el cordal de Artxanda, concretamente entre el Monte Avril y Ganguren, nos encontramos con dos estaciones megalíticas: Gaztelukolanda y Hirumugarrieta (que se divide en tres dólmenes diferentes). El espacio se encuentra bastante alterado por la plantación de pinos, la realización de pistas, y las guerras que se vivieron (al menos las Guerras Carlistas y la Guerra Civil).

Los propios dólmenes también se encuentran en un mal estado de conservación por haber servido como cantera de material constructivo para usos particulares. Pese a ello, José Sarachaga descubrió en 1966 dos de los tres dólmenes de Hirumugarrieta, que en la última década del pasado siglo fueron excavados por un equipo de arqueólogos dirigidos por Inmaculada Martín y Arantza Zubizarreta.

Según las investigaciones realizadas, estos dólmenes fueron construidos a lo largo de muchos años por una comunidad de pastores y agricultores de la Edad del Bronce y en el momento de la expansión del megalitismo en el Cantábrico. Las personas que construyeron los dólmenes estarían posiblemente asentadas cerca de los monumentos funerarios. Sin embargo, debido a las condiciones ambientales y a la acidez del suelo, no se han conservado restos óseos humanos. No obstante, lo que sí encontraron los arqueólogos fue una gran colección de ajuares que portaban las personas allí inhumadas: colgantes y collares, puntas y armaduras de flecha, hachas pulimentadas, cuchillos, raspadores, percutores, fragmentos de cerámica… que han ayudado a saber un poco más sobre aquellas gentes.

La tipología de los materiales hallados, contrastada con el análisis del carbono 14 en el caso de los encontrados en Hirumugarrieta 2, sitúa al dolmen en la etapa más antigua para los monumentos megalíticos, entre los años 3000 y 2800 a.C. aproximadamente. Los restos del dolmen Hirumugarrieta 1 no han sido aún datados mediante el análisis del C14 pero los arqueólogos definen los materiales ahí encontrados como más modernos, posiblemente en una etapa que comenzaría sobre el 2.500 a.c.

Tanto los tres dólmenes de Hirumugarrieta como el de Gaztelukolanda están muy cerca entre ellos, no hay ni un kilometro entre los más alejados. Sin embargo, la escasa investigación no puede confirmar que pertenezcan a la misma estirpe o grupo. Solo se han excavado arqueológicamente dos de los cuatro monumentos megalíticos (Hirumugarrieta I y II, a menos de 50 metros de distancia) y entre los restos hallados en un lugar y otro hay al menos mil años de diferencia. No se ha detectado en Artxanda, desde Enekuri hasta Santo Domingo ningún otro enclave prehistórico, este hecho se puede deber tanto a la escasa prospección del área como a su profunda transformación.

Castro de Malmasín

Damos un salto en el tiempo y nos vamos al primer milenio antes de Cristo. Estamos ya en la Edad del Hierro, y los pobladores de Euskal Herria, como en el resto de la península ibérica, han desarrollado casi por completo una vida sedentaria y gran parte de ellos se asientan en poblados de chabolas fortificados con murallas: los castros o oppida. Crean sociedades más complejas, con ganaderos, agricultores, artesanos, guerreros, sacerdotes y sanadores...

En Malmasín, monte situado entre Bilbo, Basauri y Arrigorriaga, se debió asentar uno de estos grupos de personas. Lo hicieron ahí porque a pesar de no ser un monte muy alto (360 metros) tiene un gran valor estratégico. Desde él se domina todo el estuario del Ibaizabal y se vislumbran varios valles y el macizo del Ganekogorta.

Hasta la fecha no se ha realizado ninguna intervención arqueológica que confirme un asentamiento importante, pero desde el aire se pueden observar varias líneas de estructuras defensivas concéntricas y fosos en torno a la cima. En el lugar han aparecido dos molinos de mano, uno de ellos circular con un agujero central. Los expertos dan por hecho que se trata de un castro y el Museo Arqueológico de Bilbo señala que los pobladores de este lugar utilizaban la cordillera de Ganekogorta-Pagasarri como pastos de altura para su ganado. Yendo a pie al lugar (se puede acceder desde el barrio bilbaino de Abusu o desde Basauri) apenas se puede percibir un tumulto de piedras.

En las faldas del monte Malmasín por la zona de Basauri, concretamente en el barrio de Fínaga, también se han encontrado junto a la ermita de San Martín varias estelas funerarias que los expertos dicen que pertenecen a una cultura local, anterior a la presencia de Roma, probablemente colocadas a partir del siglo IV a.C. Esta necrópolis de rito incinerador habría sido utilizada por las gentes del cercano Castro de Malmasín.

Este mismo lugar ha sido utilizado durante siglos por diferentes culturas y pobladores. Se han hallado siete sepulturas de inhumación correspondientes al momento más avanzado de la romanización, así como diferentes sepulturas medievales.

A diferencia de otros castros vizcainos como los de Arrola, Berreaga y Kosnoaga, en Malmasín no se han realizado excavaciones arqueológicas para conocer más detalles sobre estos pobladores prehistóricos de los montes de Bilbo. El Ayuntamiento de Basauri asegura en su página web que hay un proyecto en curso para convertir toda esta zona en parque arqueológico, «después de su excavación y estudio». Habrá que esperar para saber más sobre nuestros orígenes.

Vecunia

En el Museo Arqueológico de Bilbo también se cuenta que una epígrafe rupestre localizado hace años en el paso de Axpolueta (Loiu) de la época romana hace mención a los vecunienses. Aunque tampoco hay mucha información, estos serían los habitantes de la comunidad de Vecunia, situada en el entorno de la actual colina del barrio bilbaino de Begoña allá sobre el siglo I y II d.c. Algunas hipótesis señalan que se trata de una civita (una unidad administrativa semi-autónoma del nivel medio) creada por los romanos, y otras indican que era un poblado que existía antes de la llegada de Roma.