A punto de cumplir los 40 años, Jonás Trueba se siente todavía joven y cercano a las nuevas generaciones. Su proyecto ‘Quién lo impide’ (2021) le pilla también por su lado de docente y  tiene su parte didáctica, pues más de una chica y de un chico que han participado en el experimento han decidido seguir aprendiendo y haciendo cine. Su idea de la juventud, en cualquier caso, se fundamenta en la idea de que el mero hecho de vivir la adolescencia o la juventud supone una etapa que se renueva historicamente en sí misma, sea cual sea la coyuntura cambiante. Además, Jonás se ha educado en una familia de cineastas, de la que ha heredado su pasión por Truffaut, y en ese sentido la suya no deja de ser una visión idealizada sobre el conflicto generacional permanente a través de los tiempos.

A pesar de sus casi cuatro horas de duración ‘Quién lo impide’ (2021) fue bien recibida por la crítica en Donostia, donde obtuvo el premio Feroz y el de Mejor Reparto. La película ha sabido crear una corriente de simpatía juvenil en sentido contrario a la estigmatización que sufren los y las menores de edad, siempre en relación con noticias violentas o negativas.

El método es tan directo y simple como dejar que se expresen con total libertad, demostrando que en un ambiente propicio y desprejuiciado pueden hablar de todo, porque evidentemente tienen opinión, incluso antes de la edad de votar. Y ese es el punto central, porque el proyecto sigue a estas chicas y chicos a lo largo de unos cinco años, desde que tenían trece o catorce hasta cumplir ya los dieciocho. De esta manera se rompe el tópico de que hay temas que ya no interesan a la gente joven, puesto que no rehuyen ninguna cuestión, y cada una de las tratadas la abordan con naturalidad y espontaneidad, ya sea cara a cara o por videoconferencia.