
En el cine dos más dos no siempre son cuatro, y la suma entre un director de la personalidad de Scott Cooper y un productor tan influyente como Guillermo Del Toro no asegura necesariamente el no va más del género de terror.
Solo por los premios que juntan entre ambos, principalmente Óscar, la suya es una reunión, sin embargo, de las que justifican el gran interés despertado.
Lo que aporta el primero es su querencia por las historias locales y el folclore estadounidense, tal como acreditan sus anteriores ‘Corazón rebelde’ (2009), ‘La ley del más fuerte’ (2013), ‘Black Mass’ (2015) y ‘Hostiles’ (2017). Mientras que el mexicano contribuye con su concepción del fantástico a partir de una realidad social o histórica, y así en ‘Antlers’ (2021) se invoca a un mito o leyenda monstruosa de la población minera del título, un enclave perdido y olvidado de Oregón sumido en una crisis y una depresión que afecta a sus cada vez más escasos habitantes.
Pero hay un horror mucho más siniestro e inexplicable, y la conexión para desentrañarlo puede estar en un escolar que es diferente al resto y en el que se fija la maestra, quien a su vez pedirá ayuda a su hermano, sheriff local.

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