Iker Bizkarguenaga
Aktualitateko erredaktorea / redactor de actualidad

El gran aumento de la afección en los mayores dispara la cifra de fallecidos

Los expertos llevan semanas advirtiendo de que más allá de la aparente menor gravedad de ómicron, que aún está por determinar, un nivel tan alto de contagios acabaría por verse reflejado en la presión asistencial y en la cifra de fallecidos. Y así ha sucedido.

Caseta habilitada para realizar pruebas PCR en el ambulatorio del barrio de Antiguo, en Donostia.
Caseta habilitada para realizar pruebas PCR en el ambulatorio del barrio de Antiguo, en Donostia. (Gorka RUBIO | FOKU)

Osakidetza registró la semana pasada 78 fallecimientos por covid –son 108 si se cuentan todas las muertes de personas con test positivo en los dos últimos meses–, y en Nafarroa el pasado domingo murieron ocho personas por el mismo motivo. Son cifras récord en esta ola y, en lo que se refiere a la CAV, se trata además del número más alto de decesos desde febrero del año pasado.

Hace por tanto casi un año, cuando la campaña de vacunación apenas había empezado, que no se alcanzaba una cantidad tan elevada de víctimas mortales. ¿Quiere esto decir que las vacunas no funcionan, o que han dejado de hacerlo? No, esto significa que el número de contagios ha alcanzado unos niveles tan altos que, a pesar de las vacunas, la mortalidad ha superado el tope de las últimas olas.

Hay un dato, en este sentido, que es bastante ilustrativo: en el mes anterior a la semana del 1 al 7 de febrero de 2021, cuando Osakidetza registró 99 muertes por covid –fueron 121 fallecidos con test positivo–, se detectaron 29.590 casos, mientras que en este último mes el número de contagios notificados ha sido de 250.416, es decir, 8,5 veces más.

Es conocido que algunas de las muertes se producen mucho tiempo después del contagio, y que no todos los decesos reflejados en el último informe se deben a contagios ocurridos en el último mes, pero el dato sirve para comparar la gran diferencia existente en la afección del virus entre ambas olas, y para poner en contexto la cifra de fallecidos. Y es que, más allá de que la variante ómicron sea menos nociva que las otras, algo que está por confirmar, si no existiera la vacuna una afección como la de las últimas semanas seguramente habría provocado una cantidad de víctimas equiparable a la de la primera ola.

Dos olas en una

Esa constatación, sin embargo, no resta un ápice de gravedad al dato de la semana pasada. Sumar 78 muertes por covid, con las tasas de vacunación existentes, es resultado de una gestión nefasta de esta última ola, a la que se le ha dejado coger fuerza durante tres meses seguidos sin tomar medidas adecuadas para evitarlo, mientras los expertos advertían de las consecuencias de ese nivel de contagios. Sobre todo, cuando estos han afectado a los colectivos de mayor edad.

Y es que, realmente, en esta oleada pueden diferenciarse dos fases muy diferentes. En la primera, que comenzó en la segunda semana de octubre, la mayor incidencia se daba entre los menores de 12 años de edad, a quienes aún no se había vacunado, y la afección, aunque creciente, se mantenía en tasas relativamente bajas entre los de mayor edad. Durante semanas, por ejemplo, fue llamativo el salto que había entre el grupo de 6-12 años y el de 13-16 años, donde la incidencia era hasta cinco veces menor.

Sin embargo, todo ha cambiado con ómicron, cuya llegada no solo ha disparado la afección en términos generales, sino que lo ha hecho en todos los colectivos, sin distinción –la incidencia en el grupo de 6-12 años y en el de 13-16 es prácticamente igual–, también entre los mayores.

Así, si el 16 de diciembre la incidencia acumulada en la CAV era de 1.042 casos por cien mil habitantes, y en los grupos de 80-89 y de más de 90 años era de 256 y 463 casos, respectivamente, ahora la incidencia general es de 6.235 casos, mientras en los grupos de 80-89 y más de 90 años es de 3.462 y 4.679 casos.

Como se aprecia, en este tiempo la afección del virus entre las personas de mayor edad no solo no ha crecido menos, sino que lo ha hecho más que en el resto de colectivos respecto al punto en el que estaba hace un mes.

Y sigue haciéndolo, pues son esos grupos, además del de 70-79 años, donde la razón de tasas, que mide la diferencia en la incidencia acumulada entre una semana y la anterior, es mayor.

Esto ha acabado por impactar, primero en los hospitales y ahora también en la cifra de decesos. Así, la semana pasada hubo 193 personas mayores de 84 años hospitalizadas en la CAV, por 181 la semana anterior y 95 hace tres semanas. En el último informe de diciembre fueron 48. Y en estas últimas cuatro semanas han muerto 151 personas mayores de 80 años en la CAV.

En Nafarroa también crece

En Nafarroa habrá que esperar a mañana hasta conocer los datos semanales, pero los ocho fallecidos notificados ayer ya son más de un tercio de los 18 que se produjeron la semana anterior. El último informe epidemiológico del Ispln informaba de que también en este herrialde la incidencia seguía al alza entre los mayores de 75 años y alertaba de que esto «podría originar un aumento de casos graves».