La cifra de once porterías a cero en 21 partidos de Liga de la Real alcanzada el domingo ante el Getafe en Anoeta, solo fue superada, con doce, por el equipo campeón en la temporada de la imbatibilidad, 1979-80, en la que Luis Arconada no encajó gol en 20 de las 34 jornadas que se disputaban entonces.

En la temporada del primer campeonato (1980-81) la Real llevaba diez porterías a cero en 21 partidos y acabó con 16 en 34 y en la del segundo (1981-82) sumó ocho a estas alturas de Liga para acabar con doce a pesar de que el equipo campeón destacaba por su solidez defensiva y en esas tres campañas inolvidables encajó 20 goles, 29 y 33.

La Real lleva esta temporada 21 goles encajados, dos más que la pasada tras 21 jornadas, pero 17 los ha recibido en seis partidos, en las derrotas ante Barcelona (4-2), Real Madrid (0-2), Betis (4-0) y Villarreal (1-3), en la victoria de Granada (2-3) y el empate en el Wanda con el Atlético (2-2).

Ha encajado un gol en casa contra el Athletic y en los campos de Getafe, Espanyol y Alavés. En los otros once partidos Remiro y Ryan han acabado imbatidos, ocho de ellos en los once de Liga en Anoeta, a los que sumar el de Copa con el Atlético y el de la Europa League con el PSV.

Siete goles a favor y seis en contra en Anoeta

La Real ha recibido seis goles en Liga como local, el problema es que solo ha marcado siete, que le han bastado para sumar 19 puntos de 33, pero solo seis de los últimos 18.

Imanol ha conseguido que su equipo controle los partidos desde la posesión de balón sin querer cometer errores que deriven en contras rivales y con un equilibrio que le permita estar bien colocado y reaccionar rápido en caso de pérdida, pero sin riesgos tampoco se marcan muchos goles.

Con esa forma de jugar el Sanse, trabajado por Imanol, aunque acabó la temporada  2017-18 Zulaika tras subir el oriotarra al primer equipo, no encajó gol en 25 de los 38 partidos de la Liga regular con una plantilla en la que estaban Gorosabel, Le Normand, Aihen y Guevara.

Cuando cogió el primer equipo, Imanol logró que la Real, que había encajado 52 goles en 29 jornadas con Eusebio, no recibiera ninguno en sus cuatro primeros partidos y solo siete en los nueve que dirigió esa temporada.