Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

‘Escribir en el agua’, una guía íntima del complejo mundo interior de John Cage

Cumplidos 110 años de su nacimiento y 30 de su muerte, John Cage es considerado como un genio de la vanguardia musical del siglo XX. La editorial Caja Negra ha publicado ‘Escribir en el agua’, una selección de cartas escritas por este controvertido y admirado artista entre 1930 y 1992.

John Cage.
John Cage. (Rob CROES | ANEFO)

«Cuando compongo, asisto a una muerte de mí mismo, y en el suceso del recorrido de esta composición por el mundo debe tener lugar una segunda muerte: la de la obra como propiedad mía». Estas palabras llevan la firma de John Cage, un músico, pintor y compositor estadounidense que impactó de forma decisiva en la vanguardia de su tiempo.

Estudió con los compositores Henry Cowell y Adolph Weiss, así como con el austriaco Arnold Schönberg. Por influencia del zen, Cage utilizó a menudo en sus partituras los silencios como un elemento más del lenguaje musical, otorgando a los sonidos una entidad dependiente del tiempo.

Fruto de este riesgo surgió una gran polémica en torno a piezas que, como en el caso de la titulada ‘4'33"’, sigue siendo considerada por unos como una genialidad y por otros como una broma pesada. Ello no ha impedido que dicha pieza, que compuso en 1952 y a la que Cage acuñó el concepto de música no-intencional, sea una de las más visitadas en YouTube.

En la década de los años 30, comenzó a demostrar en sus primeros trabajos un talento inusual para el diseño de ritmos imposibles y aptitudes especiales para la invención de sistemas como el de veinticinco tonos.

Usó asimismo distorsiones para sus instrumentos e inventó el piano preparado, al cual le insertó en el encordado una serie de elementos que dotaban al instrumento de un amplio abanico de nuevas de posibilidades sonoras.

Sonidos, silencios y palabras

Cumplidos 110 años de su nacimiento y 30 de su muerte, la editorial Caja Negra ha publicado un interesante ‘mapa’ de interioridades relativas a este insurgente de las notas y compases que lleva por título ‘Escribir en el agua’.

Una extensa selección de las cartas escritas por John Cage de 1930 a 1992, que abre las puertas a una aventura de expansión de lo experimentable: al ruido, al cuerpo, al silencio, al espacio, al más allá de la sintaxis, a la mezcla de los lenguajes.

Un acercamiento casi involuntario y discontinuo a un personaje esquivo y que en sus carta explica su visión en torno al problema de la tecnología, la globalización económica y cultural, el encorsetamiento sexual, las relaciones entre distintas mentalidades –oriental, europea, norteamericana–, la alimentación, la comunidad y la crítica del sujeto moderno y del antropocentrismo.

A todo ello también se suma una visión más terrenal del compositor, su sensibilidad y sus dificultades económicas que compartió con otras personalidades de su tiempo como Morton Feldman, Merce Cunningham, Pierre Boulez, Peter Yates, Marshall McLuhan, Christian Wolff y David Tudor.

En una de sus cartas recopiladas, Cage escribió: «Necesitamos un nuevo lenguaje que pueda ser experimentado por todos los seres humanos en forma inmediata y que al mismo tiempo les otorgue a los animales, a las plantas, al aire, al agua y a la tierra un lugar equivalente en la creación. Los ideogramas chinos lo hacían, antiguamente. Necesitamos ideogramas que hagan eso ahora».

En otra, dirigida a nadie en concreto, señaló: «A ti, quienquiera que seas. Aunque me opongo al gobierno y a las instituciones, formo parte del American Music Center y pago mis impuestos, pese a que Henry David Thoreau, cuyas ideas por lo demás sigo, no lo hacía. Quiero decir que él no pagaba sus impuestos y por eso fue puesto en prisión. Emerson le preguntó: ‘¿Qué estás haciendo ahí?’. Su respuesta fue: ‘¿Qué estás haciendo tú ahí afuera?’».