Natxo Matxin
Redactor especializado en deporte. Osasuna

En su despedida, Oier recoge de la afición el cariño que ha sembrado

Una multitud de aficionados rojillos –3.000, según estimaciones del club– se han acercado hasta El Sadar para participar en la emotiva despedida de su capitán, un Oier que ha recogido el cariño que ha sembrado durante su etapa como futbolista en Osasuna.

Oier ha sido manteado por sus actuales compañeros de vestuario.
Oier ha sido manteado por sus actuales compañeros de vestuario. (Iñigo URIZ | FOKU)

Que Oier es uno de los futbolistas más queridos lo ha demostrado el gran número de aficionados que se han dado cita en los aledaños de El Sadar mucho antes de que se iniciase su acto de despedida. Larga filas de gente se han formado en el exterior del estadio para acceder a él y recoger el póster conmemorativo del acto.

Tal ha sido la multitud de seguidores rojillos que no han querido perderse el emotivo adiós de su capitán, que las gradas de Preferencia se han abarrotado. Y la animación la ha puesto una nutrida representación de Indar Gorri que, con bengalas, banderas y sus cánticos, le han dado el calor popular al acto, en una ya de por sí tórrida jornada vespertina primaveral.

Con inusual puntualidad, el protagonista del evento ha saltado al césped del estadio iruindarra acompañado del máximo mandatario del club navarro, Luis Sabalza, rodeados ambos por un semicírculo que han formado las capitanas y capitanes de los diferentes equipos rojillos, todos ellos portando una bandera osasunista de considerables proporciones.

La entrada del futbolista lizartarra ha sido acompañada con una tremenda ovación, a la par que el personal ha coreado su nombre, tantas veces oído en otros tantos encuentros, sin ir más lejos en el último que se disputó contra el Getafe y en el que Oier abrió el marcador con un gol de cabeza, una de sus especialidades.

Algunos de esos momentos se han vivido en los videomarcadores del coliseo rojillo, durante un video que ha recogido algunos de los momentos históricos del primer equipo, con el jugador portando el brazalete y haciendo de principal representante de la plantilla en episodios como el de la recogida de campeones de Segunda por estas mismas fechas, pero de hace tres años.

«Compromiso, esfuerzo, nobleza...», han sido algunos de los términos utilizados por Sabalza para definir lo que ha sido Oier durante los 18 años que ha permanecido bajo la disciplina rojilla. «En él tenéis un ejemplo en el que mirar», se ha dirigido a los 140 chavales que forman parte de la cantera del club.

«El osasunismo sabe que Oier es uno de los suyos. No tuvo las cosas fáciles, pero jamás se rindió, los sueños hay que perseguirlos con trabajo, trabajo y más trabajo. Él encarna la filosofía de este club, la que se enseña en Tajonar, que antepone el equipo a lo individual», ha añadido Sabalza.

«Me han educado en lo que soy»

Tras la intervención del presidente rojillo, le ha tocado el turno al agasajado, entre los vítores de los aficionados, que han vuelto a corear su nombre. Primero en euskara, Oier se ha dirigido a sus más íntimos, su familia. A su mujer, Joana, y a sus hijos, Adur, Jon y Aiala, les ha agradecido que hayan estado siempre a su lado, en los momentos buenos y malos.

A sus aitas, Rafa y Ana, «que me han educado en lo que soy», siempre intentando aportarle un equilibrio y unos valores que le han marcado a futuro, y también a sus hermanas por haberle apoyado en todos estos años, haciendo extensiva su gratitud al resto de allegados más cercanos.

Llegados a este punto, el jugador ha tenido que tomar aire y beber algo de agua, pues ha comenzado a embargarle la emoción, entre el aplauso generalizado. Superado ese instante, ha hablado del vestuario rojillo como de su «segunda familia», en el que se han superado etapas difíciles y se han festejado otras más positivas. «Os voy a echar mucho de menos, cabrones», les ha confesado a sus compañeros.

También ha tenido palabras de reconocimiento para los incondicionales de la grada, desde las peñas que llevan su nombre, hasta la Federación e Indar Gorri, «siempre empujando, y no solo a las buenas, sino también a las malas», les ha reconocido.

No se ha olvidado de todos aquellos técnicos que ha tenido a lo largo de su prolongada trayectoria deportiva –Ikastola Lizarra, Estella, Izarra, Celta y Osasuna–, pues «cada uno habéis colaborado a conseguir que un chaval acabase jugando en el equipo de su tierra y luciendo el brazalete de capitán». Ni tampoco de los empleados del club, «cuya labor diaria es imprescindible».

«En esta etapa que se cierra, tengo una mezcla de sentimientos encontrados, pero sobre todo de satisfacción y plenitud. Tenemos un estadio de categoría, el primer equipo masculino está asentado en Primera, el equipo Genuine transmite unos valores excepcionales, se ha producido el ascenso del Promesas y el femenino está a punto de conseguirlo. Ánimo, neskas», les ha espoleado.

Tras admitir que «la realidad ha superado cualquier sueño» y que ha sido una «irrepetible experiencia de vida», Oier ha lanzado un mensaje a futuro: «Nunca olvidemos de dónde venimos y seamos plenamente conscientes de hacia dónde queremos avanzar. Nunca nos olvidemos del sentido de pertenencia que nos une a todas y todos, sin ninguna distinción», ha sentenciado.

Y ha querido terminar con el cántico «Osasuna, beti jo ta ke...», secundado por Indar Gorri, primero, y luego el resto de aficionados, mientras las capitanas y capitanes del resto de equipos ondeaban sus banderas rojillas.

Aurresku de honor

Como no podía ser de otra manera, un importante número de excompañeros han participado en un video de homenaje. Puñal, Krutxaga, Miguel Flaño, Hugo Mallo, Damià, Cejudo, Nino, De las Cuevas, Oriol Riera, Xisco, Brandon, Fran Mérida y Roberto Torres han elogiado la carrera futbolística del lizartarra y han destacado sus cualidades dentro y fuera del campo.

Como conclusión, Oier ha sido obsequiado con un aurresku de honor a cargo del dantzari Pablo Goñi, además de entregarle el club un póster enmarcado y una camiseta de Osasuna estampada con la imagen del capitán. Tras la correspondiente sesión de fotos, el futbolista ha recorrido la grada saludando y agradeciendo la presencia de los aficionados.

Ya más relajado en la sala de prensa de El Sadar, ha hecho un recorrido por su singladura deportiva, reconociendo que el momento más duro fue cuando se rompió su segunda rodilla, allá por agosto de 2014. «Estuve a escasos momentos de retirarme, por los traumas que me generaron, salvé un matchball. Y fíjate lo que vino después», ha contrapuesto.

Respecto a su futuro, ha confesado que «ni siquiera yo sé lo que va a pasar conmigo. Todavía tengo un poco de pitera y valoraremos algo que cuadre con la familia y que nos resulte atractivo. Le he dado vueltas a estos dos meses para digerir este proceso».

No ha tenido problemas en conceder que «todos tenemos nuestro trocito de ego, hay que domarlo y educarlo», en referencia a si esperaba que hubiese una oferta de renovación por parte del club rojillo. «Siempre he explicado que por delante está el grupo y, si he tenido algún patinazo, pido perdón, porque no es fácil perder protagonismo», ha señalado.

Sí que ha dejado claro que «no tengo rencor a nadie», porque «aunque me veo bien, si no he jugado tanto este año, igual es porque me ha faltado algo» y ha convenido en que en un primer momento le ha resultado complicado gestionar emocionalmente su salida de Osasuna después de tanto tiempo defendiendo la elástica rojilla.