Asier Robles

Ollora, Ortubay y Diaz de Heredia: Vivencias diferentes hacia una memoria «crítica e inclusiva»

El exdiputado general de Araba por el PNV Juan Mari Ollora, la exprofesora de Derecho penal en la EHU Miren Ortubay y la militante de la izquierda abertzale Maite Diaz de Heredia han participado en un nuevo encuentro del Foro Social de la dinámica ‘Ustekabean topo’.

Ollora, Ortubay y Diaz de Heredia, en un nuevo «diálogo improbable», ahora en Gasteiz.
Ollora, Ortubay y Diaz de Heredia, en un nuevo «diálogo improbable», ahora en Gasteiz. (Foro Social Permanente)

Tras el coloquio de la semana pasada en Iruñea, el Foro Social ha llevado a cabo este miércoles un nuevo encuentro en Gasteiz enmarcado dentro de la dinámica ‘Diálogos improbables-Ustekabean topo’ con el fin de generar espacios de dialogo, de escucha, de empatía para «aportar en la construcción de la memoria crítica e inclusiva».

Desde el Foro Social han recordado que este tipo de iniciativas se han llevado a cabo en otros países donde se han dado conflictos, como en Colombia, el norte de Irlanda o Sudáfrica, y ha destacado que el objetivo es aprender de otras experiencias y traerlas al contexto de Euskal Herria.

El exdiputado general de Araba por el PNV Juan Mari Ollora, la exprofesora de Derecho Penal en la EHU Miren Ortubay y la exmilitante del movimiento antirrepresivo y encarcelada por ello Maite Diaz de Heredia han sido los que han participado en charla de este miércoles que, celebrada en el Palacio Europa, ha partido de vivencias personales.

Así, Miren Ortubay ha señalado que su trabajo en el mundo del Derecho Penal le ha hecho conocer de cerca mucho sufrimiento y que por ello «de alguna forma» siempre se ha sentido implicada.

Ha lamentado que durante muchos años se ha encontrado con «disyuntivas demagógicas» que tenían el objetivo de que la gente se «posicionase claramente» con una postura u otra bajo el mantra del «estás conmigo o estás contra mí».

La ejecución de Txiki y Otaegi, la matanza de Atocha, las muertes de Gladys del Estal, Jose María Ryan o Mikel Zabalza han sido algunos de sus recuerdos más destacados. Pese a la «incertidumbre y dudas de militar políticamente» en aquel momento, ha señalado que ese contexto le llevó a acercarse a los movimientos de «no-violencia» Más tarde participó en manifestaciones en favor de los derechos de los presos o de Gesto por la Paz.

«Una vida en torno a la cárcel»

Maite Díaz de Heredia ha recordado que su implicación política comenzó cuando con solo 13 años la policía irrumpió en su casa y detuvo a su hermano: «Esto fue un salto cualitativo por el impacto de la detención y la percepción de que les habían torturado. Las incomunicaciones y la dispersión marcaron mucho a mi familia».

Ya en el instituto comenzó a militar en las organizaciones estudiantiles y juveniles de la izquierda abertzale, y más adelante en Gestoras pro-Amnistía: «Fueron años muy convulsos y duros, todos los días había algún atentado o detenciones o torturas. Llegando casi a 2000 desde el Gobierno español comenzaron a ir contra lo que ellos denominaron el ‘entorno de ETA’, y a partir de ahí ya sabía que iba a acabar en la cárcel».

Así fue. En 2001 fue detenida y tuvo un hijo en la cárcel, del que fue separado años más tarde. También su pareja ha estado hasta 2017 en prisión. «He vivido muchos años en torno a la cárcel. Empecé como familiar de preso, luego como militante y acabe como presa. Siempre me he sentido parte de la izquierda abertzale y de las decisiones que tomaba. Y no rehuyo de esa responsabilidad», ha dicho.

En cuanto a Juan Mari Ollora, ha subrayado que sus recuerdos están «muy ligados» a las responsabilidades que tuvo en el ámbito de la política. Los acuerdos de Oslo en 1993 entre la OLP y Israel le hicieron pensar en el conflicto vasco: «Pensé que independientemente de cómo siguió aquella y la situación actual, si ellos lo habían conseguido nosotros lo teníamos que intentar».

La importancia de hablar y escuchar

Por otro lado, ha destacado que iniciativas como estos diálogos organizados por el Foro Social son las que pueden «romper el inmovilismo que al mundo político le rodea en torno a construir un relato integrado, una convivencia civilizada y una lectura compartida de lo que nos ha pasado».

Ortubay también ha subrayado que es bueno hablar, «porque eso ayuda a analizar y reflexionar sobre nuestros propios comportamientos y nuestras propias responsabilidades».

«Durante demasiado tiempo hemos alimentado los sentimientos y la irracionalidad. Hay que hablar y hay que escuchar», ha recalcado.