Entrevue
Natalia Astrain
Seleccionadora sub17 de EEUU

«Llevar el escudo de US Soccer es increíble pero también implica una gran responsabilidad»

Natalia Astrain (Iruñea, 1976) dirige desde el pasado noviembre la selección estadounidense sub17, con la que ha ganado el Campeonato CONCACAF y disputará el Mundial en octubre. México acoge desde hoy el Campeonato CONCACAF en categoría absoluta.

Natalia Astrain con el trofeo y la medalla de oro del Campeonato CONCACAF en categoría sub17.
Natalia Astrain con el trofeo y la medalla de oro del Campeonato CONCACAF en categoría sub17. (Naiz)

Natalia Astrain cuenta las horas para volver a casa y reencontrarse con familia y amigos después de mucho, demasiado, tiempo recurriendo a la tecnología como pobre sustituta de los abrazos. Y es que la pandemia pilló a la entrenadora navarra en Estados Unidos, donde sigue «aprendiendo», asegura ella. También enseñando y trabajando duro porque de lo contrario sería imposible que el, de momento, último peldaño de una escalerica que comenzó en la selección de Nafarroa le haya llevado a hacerse cargo de la selección sub17 de Estados Unidos, con la que de momento ya ha conquistado el Campeonato CONCACAF de la categoría y sueña ahora con un Mundial en el que las jóvenes estadounidenses nunca han podido acercarse a los logros de sus mayores en categoría absoluta.

Ese es uno de los motivos por los que U.S. Soccer, la Federación más poderosa del mundo, recurrió a Astrain, cinco años después de su llegada al país norteamericano y tras una última experiencia en el Kansas City de la NWSL. «Es la Federación número uno mundial pero sobre todo en lo que respecta al equipo senior –explica a Naiz la entrenadora navarra–. En categorías inferiores, los últimos años no han sido todo lo exitosos que se espera. Por ejemplo en el último Mundial sub17, que ganó España, Estados Unidos no pasó de la fase de grupos. El objetivo de la Federación es replicar el éxito de la absoluta en las selecciones de base, sub15, sub17 y sub20».

La responsabilidad de Astrain no se limita a los marcadores. «El objetivo que me pone la Federación no es sólo ganar. Mi trabajo es el desarrollo y tratar de invertir en jugadoras, desarrollar jugadoras, entrenar jugadoras... para que algún día puedan competir en la selección absoluta». Aunque todo ello sin olvidar que la victoria es siempre la meta a la que aspira cualquier estadounidense que se precie. «La Federación estadounidense es absolutamente competitiva. Son las mejores del mundo y la competencia, cómo viven la competición, es algo que no he visto nunca en ninguna otra parte del mundo. El nivel de exigencia, de tratar de ser los mejores en todos los niveles... Creo que la sociedad americana lo lleva en el ADN».

A Astrain, en su posición, le toca asumirlo porque «llevar el escudo de US Soccer es absolutamente increíble y bonito pero también implica esa responsabilidad tan tremenda de tener que ganar y ser las mejores». Aunque asegura que tampoco le ha costado demasiado. «Me siento muy cómoda. Sé que tengo esa exigencia pero también la tengo yo porque siempre he querido ser mejor cada día. En todos los clubes y entornos que he estado, he intentado escuchar y aprender de todo el mundo para así mejorar cada día. Ese reto personal, esa competencia natural de retarte a ti mismo, de querer ser mejor cada día, es mi forma de ser y creo que por eso he conectado muy bien con los valores y la exigencia de la Federación».

Para redondear esa conexión, la técnica debutó en el puesto haciéndose con el oro en el Campeonato CONCACAF. «Imagínate qué contenta estoy. Ha sido muy importante porque con el covid, la competición se había parado dos años y ha sido la primera vez que este grupo de jugadoras tenían esa competencia internacional, esa experiencia. Y su respuesta fue increíble. Sobre todo en la final con México, que nos empató después de que concediéramos nuestro primer gol, y la reacción del equipo fue maravillosa, de ganadoras absolutas». «Tenemos concentraciones cada dos o tres meses –añade–. Trabajamos implementando el estilo de juego que queremos, la identidad de US Soccer, enseñándoles a ser parte de esto, a interiorizar los valores, las expectativas, los roles... Poder dar después al grupo esa experiencia internacional es lo más bonito, donde más se aprende. Si además ganamos y nos clasificamos para el Mundial como hemos hecho, muchísimo mejor».

Ese Mundial que acogerá India en octubre es el próximo gran reto de Astrain, que firmó con la Federación hasta 2024 con un año más opcional. No descarta regresar después porque «echo mucho de menos a mi familia y mis amigos, soy muy de mi tierra y siempre quiero volver a casa» aunque no pone fecha. «Las oportunidades en la vida suceden, a veces donde no imaginabas. Los objetivos que he tenido en mi vida, los retos, mi necesidad de tratar siempre de ser mejor, de aprender, de retarme, me trajeron a Estados Unidos, a entrenar y trabajar en otra cultura y con otro idioma que no son los mios» y el destino al que le han llevado esos pasos le hacen muy feliz. «Nunca me he movido por dinero sino por proyectos, clubes, entornos, donde realmente se cuide, se invierta y se respete el fútbol femenino. Mi pasión es más romántica, en el sentido de que creo que trabajando en el fútbol femenino también luchas por una causa, por las mujeres, por las niñas, por las chicas que quieren jugar a fútbol y ser respetadas. No es una cuestión de dinero, sino de trabajar en sitios que te valoren y que sobre todo valoren a las mujeres, donde no importe que seas mujer u hombre para hacer deporte o para desarrollar tu carrera».

Eso lo ha encontrado en la Federación estadounidense, donde «estoy aprendiendo mucho, viendo otras formas de entrenar, implementando eso a mi estilo y tratando de implementar también mi estilo y mi idea aquí, creo que es recíproco. Estoy muy contenta aquí y quiero hacerlo lo mejor posible. Una vez que se acabe el contrato, ya veremos». Ese espacio queda ahora en blanco porque Astrain es ambiciosa pero partiendo de «vivir el día a día. Siempre he tenido sueños y objetivos y también ha sido una constante durante mi vida tener las ideas claras en ese sentido. A veces es bueno porque tienes una brújula y a veces no tanto porque cuando tienes las cosas muy claras y no sucede lo que quieres, es un poco complicado. Pero en este caso las cosas están yendo muy bien y estoy muy muy contenta de trabajar en una Federación tan seria, que trabaja tan bien y que realmente respeta al fútbol femenino».

El trono de la CONCACAF

Una Federación que a partir de hoy dirige su atención a México, donde se disputa hasta el 18 de julio el Campeonato CONCACAF en categoría absoluta. El torneo decidirá cuál es la mejor selección del Centro y Norte de América y, además, repartirá billetes para el Mundial del próximo año (cuatro y dos accesos a la repesca intercontinental), los Juegos de Paris (dos) y la nueva Copa de Oro CONCACAF, que se disputará en 2024 en las Guayanas y Surinam y para la que el ganador se clasificará directamente.

Estados Unidos, México, Jamaica y Haití conforman el Grupo A y Canadá, Costa Rica, Panamá y Trinidad y Tobago el B, en un torneo que se desarrollará en la aglomeración urbana de Monterrey. Los partidos se repartirán entre el Estadio BBVA del CF Monterrey en Guadalupe (53.500 espectadores) y el Estadio Universitario (41.615) en San Nicolás de los Garza. La fase de grupos se desarrollará desde hoy hasta el próximo lunes, las semifinales se disputarán el 14 de julio y la final el 18. Los dos primeros clasificados de cada grupo disputarán las semifinales y se harán con los cuatro billetes para el Mundial y los dos terceros irán a la repesca intercontinental. El ganador disputará los próximos Juegos y el segundo y el tercero pelearán por la otra plaza en Paris. Y el vencedor logrará también la clasificación directa para esa próxima y nueva Copa de Oro.

No se prevén muchas sorpresas de cara a un palmarés que hasta ahora monopolizan Estados Unidos (8 títulos) y Canadá (2, el último hace doce años cuando el torneo también se disputó en México). La propia Natalia Astrain, que conoce bien a varias de las participantes, reconoce no tener muchas dudas. «No quiero sonar arrogante pero Estados Unidos es la mejor selección del mundo. Pero también me gusta ser respetuosa y tener consideración con selecciones como México, que está trabajando muy bien, o Canadá, que de hecho es la campeona olímpica y en Tokyo derrotó a Estados Unidos para llegar a la final. Aunque creo que lo que pasó en los Juegos va a servir de revulsivo para Estados Unidos».

Vlatko Andonovski, que necesita una alegría tras aquel fiasco en su primera gran cita como seleccionador, recupera para el campeonato a futbolistas como Álex Morgan o Megan Rapinoe, que se habían tomado un respiro en los últimos compromisos de su equipo. No puede contar con la lesionada Catarina Macario –abanderada de la nueva generación estadounidense, con permiso de Trinity Rodman, que sí está en México–, que se rompió el ligamento. Tampoco jugará Christen Press, a la que Andonovski ya habá dejado inesperadamente fuera de la lista antes de que la futbolista sucumbiera también a la maldición de los cruzados.

Será la primera gran cita para Estados Unidos en quince años sin Carli Lloyd, que colgó las botas el año pasado, aunque en México no faltará una gran leyenda: veinte años después de debutar a nivel internacional en un torneo oficial, precisamente en el Campeonato CONCACAF de 2002 –en el que compartió el galardón de máxima goleadora con su compatriota Charmaine Hooper y la estadounidense Tiffeny Milbrett–, y con cinco Mundiales y cuatro Juegos Olímpicos a sus espaldas, Christine Sinclair volverá a portar el brazalete de capitana de Canadá.