Koldo Landaluze
Especialista en cine y series de televisión

30 años de ‘Sin perdón’, tan solo quedan fantasmas

‘Sin perdón’ simboliza el gran colofón del western, un género que Clint Eastwood recapituló en una obra maestra que homenajeó a sus maestros Sergio Leone y Don Siegel. A través de una crónica crepuscular, seguimos la última andanza de un otrora temido forajido encarnado por el propio Eastwood.

La película ganó cuatro premios Óscar, mejor película, mejor director, mejor actor de reparto y mejor montaje.
La película ganó cuatro premios Óscar, mejor película, mejor director, mejor actor de reparto y mejor montaje. (WARNER BROS.)

El origen de ‘Sin perdón’ lo encontramos a mediados de los 70, cuando un por entonces apenas conocido guionista llamado David Webb Peoples escribió la última aventura de un otrora temido pistolero llamado William Munny inflñenciado por la película ‘Taxi Driver’ de Scorsese y por el western crepuscular de Don Siegel titulado ‘El último pistolero’ y protagonizado por un otoñal John Wayne.

Aquel guion emprendió la ruta de los despachos, sabemos que estuvo sobre la mesa de Francis Ford Coppola y que el director de ‘El padrino’ tuvo en mente para el protagonista a Gene Hackman.

No obstante, la idea nunca se plasmó y el libreto de Peoples prolongó su incierto camino en busca de alguien que se interesara por él.

Diez años más tarde, Webb Peoples ya era un escritor cotizado en la industria gracias a su guion para ‘Blade Runner’ y aquel texto que escribió bajo el título de ‘Sin perdón’ parecía seguir la ruta espectral de William Munny.

No obstante, en el año 83 y después de finalizar una nueva entrega de Harry Callahan en ‘Impacto súbito’, Eastwood topó con el guion por recomendación de Sonia Chernus, una guionista que había trabajado con él en el western ‘El fuera de la ley’.

Eastwood quedó encantado con la historia de Peoples y tras adquirirlo, su primera opción fue, al contrario de lo que ocurre habitualmente, guardarlo en un cajón y esperar a que su edad fuera la apropiada para dar mayor verosimilitud al otoñal Munny.

En esta espera, Eastwood enriqueció su filmografía con su excelente versión del clásico ‘Raíces profundas’ titulada ‘El jinete pálido’, un filme que servía además para que Eastwood enriqueciera aún más su visión espectral en torno a un género en el que tan solo habitaban los fantasmas de un tiempo pasado que fue cimentado por la lírica de John Ford y dinamitado por la rabiosa poética de Sam Peckinpah.

Tiempo de violencia

‘Sin perdón’ le permitió recapitular los western que había interpretado y dirigido con anterioridad, encarnado un pistolero que, en su tramo final, conecta con los que encarnó en películas como 'Cometieron dos errores', 'Infierno de cobardes', 'El fuera de la ley' y de manera más clara en 'El jinete pálido'.

En la tramoya del filme también encontramos un mensaje claro por parte de Eastwood, el cual lo resumió cuando explicó «nuestra sociedad ha llegado a ser increíblemente permisiva con el comportamiento violento; nuestros padres nunca hubieran tolerado lo que nosotros toleramos. Aceptamos la violencia, al menos mientras no nos afecte. ¡La vida no es nunca idílica, excepto en las producciones de Disney!».

La violencia, la culpa y el remordimiento se dan cita en un western cuya trama es bastante simple pero que tiene su verdadera fuerza en el perfecto diseño del rico muestrario de personajes que aparecen en el filme. Uno de ellos, que se convierte en el antagonista del encarnado por Eastwood es el sheriff ‘Little’ Bill Dagget que encarnó Gene Hackman.

Eastwood recordó lo duro que fue contratar al actor. «Le envié el guion a Gene Hackman, a quien conocía desde hace muchos años, pero nunca habíamos trabajado juntos. Estaba de mal humor en ese momento y me dijo: ‘No quiero hacer más películas violentas. Estoy cansado de eso’».

Sin embargo, Clint Eastwood estaba seguro de que esta película no era solo otra típica película sangrienta y llena de violencia gratuita e insistió. «Le dije: ‘Sabes, sé exactamente lo que quieres decir, pero léelo de nuevo porque creo que podemos hacer una gran declaración contra la violencia y el asesinato si lo hacemos bien’. Todo está en la ejecución, tienes que hacerlo bien, o de lo contrario no tendrá significado alguno. Lo volvió a leer y me dijo: ‘Sí, está bien, haré esto’». Finalmente, el papel de temible sheriff y horrible carpintero le valió un Óscar a mejor actor de reparto.