Arnaitz Gorriti

«Paciencia», «tiempo» y «equipo», las tres claves que harán corregir a Saski Baskonia

Muchos partidos en poco espacio, escasas opciones de entrenar y corregir, jugadores que han de entrar en el ritmo del grupo sobre la marcha... Con esos mimbres va a tener que rearmar Dusko Ivanovic este Baskonia tan frágil, como se vio el domingo ante Gran Canaria.

Sin ser el único que peca de individualismo, el caso más sangrante es el de Howard.
Sin ser el único que peca de individualismo, el caso más sangrante es el de Howard. (Jaizki FONTANEDA | FOKU)

«Paciencia» es uno de los conceptos que usa Dusko Ivanovic en mayor cantidad, sobre todo para señalar cuando falta. Por otro lado, por encima de todos los demás conceptos más publicitarios como el «carácter» y demás, una de las características que más y mejor traduce el juego de los equipos de Dusko Ivanovic, cuando están bien engrasados, es la precisión. Sus equipos se mueven como una máquina bien engrasada, en el que se respeta no solo el espacio que hay que ocupar y liberar para el compañero, sino que también se respeta el tiempo. Cuando funciona, luego del lógico perfeccionamiento en cada sesión preparatoria, es una delicia verlo jugar. Dusko Ivanovic no inventa la rueda, pero sí que la hace girar sin que chirríe, como un ballet.

La danza, el ballet, la ópera... son algunas de las aficiones del técnico de Bijelo Polje, pero entrenador hasta el final, incluso cuando disfruta de esas aficiones no deja de observar con sentido crítico. «Cuando veo una coreografía, me imagino lo que les habrá costado moverse al mismo tiempo... no... lo que les habrá costado a los miembros de ese grupo respirar al mismo tiempo. Me imagino las horas que habrán tenido que trabajar para que el resultado sea de esta calidad y en ese sentido, la danza y el deporte, por ejemplo, tienen muchas cosas en común», ha indicado el preparador montenegrino en más de una ocasión.

«Tenemos que jugar como equipo», subrayaba Ivanovic tras la derrota del domingo ante Gran Canaria. «Ganamos en equipo, perdemos en equipo. Pero hemos empezado sin energía y cuando nos hemos querido acercar, hemos tirado de excesivo individualismo», se quejó, echando de menos que las piezas, las más importantes y también las subalternas, cumpliesen debidamente sus funciones para poder acometer la remontada frente a Gran canaria, una remontada que quedó truncada tras arrimarse hasta un 71-74.

«Dusko Ivanovic te ayuda a comprender y te convence», ha explicado en alguna entrevista pasada el exjugador y hoy presidente del Joventut Juanan Morales. Fue precisamente Saski Baskonia uno de los últimos equipos en la carrera deportiva del pívot bilbaino, y recordaba su paso por Gasteiz comprendiendo que con el actual entrenador de Saski Baskonia, la idea no está solamente en la obediencia ciega, como predican los análisis más «militaristas» sobre el preparador montenegrino; «no te dice que pongas un bloqueo, sino que te ayuda a comprender por qué», declaraba en algún momento de su vida Morales.

«Dusko es de la vieja escuela. Es exigente pero es justo», añadía Chima Moneke en sus redes sociales luego de la victoria gasteiztarra frente al Partizan, unas palabras que engarzan con la entrevista que Sergio Vegas le hacía para su libro «Hablemos de basket. 40 años de historia de la ACB», y es que Dusko Ivanovic subraya que «para mí, los jugadores que tengo son todos iguales. Ante todo, lo que espero de ellos es que confíen en sí mismos, porque si un jugador pierde esa confianza en sus posibilidades, entonces está perdido».

Nombres propios

Sin duda, la capacidad de desequilibrar por sí solo un partido está personificada en este Saski Baskonia en Markus Howard. Sin tener que referirnos a sus exhibiciones de la pasada campaña, este mismo curso su último cuarto ante Unicaja, en la que anotó 18 puntos consecutivos, volviendo a meter a los gasteiztarras en el partido cuando ya parecía perdido –y aunque se perdiera–, o sus ocho puntos seguidos ante el Partizan el viernes pasado, son ejemplos palmarios que, cuando la cesta se le abre, el de Nueva Jersey parece infalible y determinado a decidir cualquier partido. Da igual lo difícil que pueda ser su posición, como el triple aquel que anotó ante Valencia Basket la pasada campaña en el Buesa Arena, lanzando el tiro desde la esquina, por detrás del plano del tablero y cayéndose. «Fue Dios quien metió ese triple, no yo», rezaba el muy devoto escolta norteamericano.

Pero esa moneda tiene una cruz, y es que Markus Howard define su juego en cuanto a su capacidad de anotar, sobre todo desde más allá de los 6,75 metros, y aunque los rivales nunca saben cuándo se enchufará y comenzará a encestar tiro tras tiro, lo cierto es que la inspiración anda alejada de las manos del jugador de Nueva Jersey.

En la Liga ACB Howard ha lanzado 93 veces a canasta, 11,6 tiros por encuentro, por 13,67 en la Euroliga, de los cuales responden a seis triples por partido en la competición doméstica y ocho en la continental. El porcentual del de Nueva Jersey ha bajado cinco puntos, del 41 al 36 en la Liga ACB, mientras que en la Euroliga firma un 25% de efectividad desde la larga distancia, cuando en la pasada Euroliga rozó el 37% lanzando de promedio un triple menos por partido.

No hace falta decir que el Markus Howard de esta campaña 2023/24 no carbura al nivel de la campaña pasada, aunque todavía recién haya comenzado noviembre. Ante un equipo sin la influencia de un base director de la categoría que demostró tener Darius Thompson, por no hablar del mes mágico en el que coincidieron Thompson y Pierriá Henry, la selección de tiro se ha convertido en uno de los caballos de batalla de este Saski Baskonia. Más aún cuando las defensas conocen mejor al escolta norteamericano y saben de su tendencia a jugárselas cuando el marcador se tuerce.

Ahí está otra de las peleas con las que deberá lidiar Dusko Ivanovic. Markus Howard recién ha renovado por dos campañas con Saski Baskonia y erigirse en líder del equipo y demostrar que de su mano el cuadro gasteiztarra puede alcanzar las cotas más altas es uno de los anhelos confesados por el propio jugador. Un jugador que baja mucho sus prestaciones cuando le ha tocado ejercer de base porque la anotación mediatiza en exceso su concepción del juego.

Así las cosas, las malas decisiones son una de las grandes cruces de Howard y quizá un motivo por el cual Joan Peñarroya decidiera no ponerlo en la cancha en los finales igualados, excepto en las situaciones de tiro forzado. Dusko Ivanovic, en cambio, sí que sitúa al de Nueva Jersey en esos finales, pero ante el Partizan recibió un «trap» durísimo de dos rivales a ocho metros que lograron acorralarlo en la banda, ante lo cual tuvo que soltar el balón para Marinkovic, que a su vez debió dar el pase extra porque la ayuda del Partizan llegaba a puntear su posible triple, de forma que fue el peor triplista del equipo como es Codi Miller-McIntyre quien se tuvo que jugar el tiro ganador, con fortuna de que el rebote lo capturó Moneke y pudo transformar los tiros libres de la victoria.

Otros de los nombres propios, amén del rol que vaya a tener Nico Mannion cuando se recupere de su lesión –si ejercerá de base o de escolta, o cómo va a definir su juego, ya que esa indefinición entre la dirección y la ejecución han lastrado al italo-americano y al propio equipo hasta la fecha– serán Chris Chiozza y Matt Costello.

Chiozza por el momento es el suplente de Miller-McIntyre, hecho en cierta medida achacable a que recién ha llegado a Gasteiz –se presenta este martes– y que bastante tiene con subirse en marcha al equipo. Casualidad o no, en sus dos partidos ha partido del banquillo y ha jugado 14 minutos. Frente al Partizan no fue capaz de anotar y el domingo sumó cinco puntos frente a Gran Canaria, aunque a la hora de la verdad, y salvo alguna coincidencia en la cancha muy breve, apenas si ha servido como recambio de Miller-McIntyre. Cuando Mannion se recupere e Ivanovic tenga a los tres armadores a su disposición, será bien interesante cómo reparte esos minutos el de Bijelo Polje, más allá del rendimiento de cada cual.

Asimismo, parece que Matt Costello tiene la confianza de Ivanovic. Gracias a su capacidad de abrir el campo con su tiro exterior, el pívot –con Sedekerskis y Moneke en el puesto, Costello ya no juega de ala-pívot en ningún momento– le quitó los minutos a Kotsar el domingo, que por decisión técnica no saltó al parqué tras el descanso. El pasado viernes, en cambio, fue Costello la «víctima» del «banquillazo» de su entrenador, en buena medida porque los interiores del Partizan lo superaron por intensidad.

Ahí también habrá que ver el rol y el reparto de minutos cuando Khalifa Diop se recupere de sus problemas de espalda, porque todo apunta a que entre Costello, Kotsar y Diop, alguno tendrá raciones extra de banquillo. Muchas probaturas que hacer para el técnico montenegrino en una situación delicada y, aunque todavía haya margen de sobra para corregir este mal arranque, entre hacer propósito de enmienda y llevarla a cabo, siempre hay un trecho que hay que recorrer.

Tiempo, divino tesoro

Tras la derrota del domingo, Dusko Ivanovic pedía paciencia y subrayaba que «poco a poco, con tiempo, vamos a jugar como equipo». el problema está en que, como dijera el propio Ivanovic, «no tenemos mucho tiempo», y aunque el de Bijelo Polje no es amigo de las excusas, lo cierto es que el calendario no perdona y no hay partidos de transición.

Este jueves toca visitar a Olympiacos en el Pireo a las 18.15, para jugar el domingo al mediodía en Santiago frente a Obradoiro, para acto seguido viajar a Gasteiz y recibir al Barça de Roger Grimau el miércoles día 15 en el Buesa Arena y después volar a Lyon para vérselas el viernes 17 ante el Asvel Villeurbanne de Pozzeco y cerrar la semana el domingo 19 de nuevo en el Buesa Arena a partir de las 17.00 ante un Valencia Basket que, al menos en este arranque de campaña, lleva mejor balance que Saski Baskonia en la Liga ACB –seis victorias taronjas por cuatro gasteiztarras– y en la Euroliga –cinco contra dos–.

Y esta locura va a seguir así hasta febrero, cuando llegue el parón por la Copa y las Ventanas FIBA, en donde los equipos de Euroliga perderán a sus jugadores porque tendrán que acudir con sus selecciones.

Definitivamente, hay mucho trabajo que hacer y poco tiempo para llevarlo a cabo. Y como se ha apostado por Dusko Ivanovic para sacar adelante esa tarea, no queda otra que remar en la misma dirección. Porque solo como equipo, trabajando y respirando como equipo, saldrá adelante la hoy zozobrante nave del Baskonia.