
Dirigido por Joshua Oppenheimer, quien también firma el guion junto a Rasmus Heistenberg, ‘The End’ es un musical distópico. En su primera incursión en la ficción tras su aclamado documental ‘The act of killing’, el director estadounidense cuenta la historia de una de las últimas familias de la Tierra. Todo a ritmo de canciones elegidas con esmero, al estilo de la Edad de Oro de Broadway.
Han pasado dos décadas desde que ocurriera el fin del mundo. Una familia reside en su lujoso búnker construido en una mina de sal. El hijo tiene 20 años y nunca ha visto el mundo exterior. La llegada de una chica a la entrada del búnker amenazará la apacible vida familiar. El hijo comienza a cuestionar la aparente perfección de su vida allí.
Con un metraje de dos horas y media, y con una propuesta formal y conceptual arriesgada, no es apto para todos los públicos. Tilda Swinton –también produce el filme–, George MacKay, Moses Ingram, Bronagh Gallagher, Tim McInnerny, Lennie James, and Michael Shannon conforman el elenco de intérpretes.
En la rueda de prensa posterior, han participado Joshua Oppenheimer, George MacKay, los productores Jette Lehman y Signe Byrge Sorensen y el montador Niels Andersen.
«La historias distópicas nos muestran la dirección en la que va la sociedad. Somos una comunidad humana y este futuro nos llegará. Los integrantes de la familia se mienten unos a otros. Hoy en día, en nuestra sociedad, ocultamos la frustración que sentimos bajo el cinismo. Todos los días cedemos ante grandes empresas multinacionales y regalamos la democracia», ha denunciado.
Es una película sobre la institución de la familia. «La economía capitalista nos ha dicho que debemos tener hambre de dinero, sacar el máximo partido. Se supone que el ser humano está hecho así, que las verdades de esa ambición individual las encontramos en la familia», ha proseguido.
Su aclamado documental ‘The act of killling’ trata de «cómo crear nuestros valores en función de las historias que contamos». Oppenheimer ve un nexo de unión entre sus tres filmes, cómo ocultamos el mundo que nos rodea y cómo encontramos excusas para aligerar aquello que nos parece deplorable. Vivimos en la autodecepción y buscamos excusas. Hablo de la capacidad de mentirnos a nosotros mismos».
El director ha destacado la predisposición de todos los actores a la hora de interpretar las canciones. «Todos estuvieron a gusto a la hora de cantar. Los actores estuvieron abiertos a la posibilidad y se aprendieron las canciones en su integridad. Era importante que cantara la madre, para que no pareciera que estábamos en Broadway. Son temas muy profundas, y los personajes se rompen al interpretarlos», ha dicho.
«El guion decía con exactitud lo que requería el director. Creí que participar en un musical sería valioso como experiencia y aprendizaje. Además, la mirada de Joshua es precisa. Estas fueron las razones por las que acepté su propuesta, ha contado MacKay.

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