Un impulso suicida mueve la (anti)épica de ‘On Falling’, relectura del decaer lento de Madame Bovary en tiempos de Amazon. Con una coherencia nada despreciable, el debut de Laura Carreira se dirige hacia «la vida misma», aquella que se agrieta bajo el peso de la normalidad. Desarraigada portuguesa en Irlanda, Aurora (Joana Santos, fantástica) avanza de forma solo aparentemente funcional… Aunque en privado vive incapaz de reconducir conversaciones prometedoras que se deshilvanan hacia lo nimio, trabada en una cadena de pequeñas mentiras y paralizada de miedo, fuera y dentro de la casa que comparte con cinco obreros más. Cansada, supongo, después de tantas madrugadas bajo el optimismo machacón del pop de radiofórmula.

Carreira, también guionista, traduce bien lo vertiginoso de las interacciones sociales fuera del algoritmo, auténticas situaciones límite para sobrepensadores e introvertidos. Por esta inteligencia empática extraña encontrar en el guion viñetas ilustrativas algo más esquemáticas; no necesitamos que el ansia de Aurora explote sobre una bandeja de muffins, ni detalles de sus manos cogidas. Nada grave, en cualquier caso, para una historia que logra equilibrar sus piezas en juego –porque en la vida de ella hay dos caminos, el rescate o el suicidio– sin renunciar a la calidad espontánea de sus giros. El desenlace del film, la absoluta nada, acabará de convencernos del descubrimiento de una cineasta clarividente y con coraje, digna heredera de Yasujiro Ozu. No pasa cada día.