La India muestra en las Olimpiadas de Ajedrez que la cantera puede con la cartera
El seleccionado indio ha conquistado el oro en categoría absoluta así como en la femenina, superando en el camino a combinados como China y un seleccionado de los Estados Unidos repleto de nacionalizados fruto del dinero invertido por el mecenas Rex Sinquefield.

Budapest ha sido la sede de la 45ª edición de las Olimpiadas de Ajedrez, un torneo por equipos al más alto nivel que, de forma bianual, reúne a cientos de selecciones y donde se concentra buena parte del talento puntero a nivel mundial del juego de las 64 casillas. Ausencias tan sonadas como Alireza Firoudzja o Hikaru Nakamura no han deslucido un torneo que ha transcurrido del 10 al 23 de este mes de septiembre y que ha evidenciado el apabullante dominio de la India, vencedor en categoría absoluta –puede haber tanto hombres como mujeres en las selecciones, pero todavía son excepción las selecciones mixtas, sobre todo desde la retirada de la húngara Judit Polgar de la primera línea competitiva– como en categoría femenina, en un ejemplo más en el que la cantera puede más que la cartera.
En las 11 rondas disputadas en categoría absoluta la India logró 21 puntos de los 22 posibles –11 victorias y un empate– , por 17 de los Estados Unidos, liderando por mejor desempate un quíntuple empate con Uzbekistán, China, Serbia y Armenia, respectivamente. Dommaraju Gukesh ha sido medalla de oro individual en el primer tablero y Arjun Erigaisi en el tercero, subiendo los tres al Top 5 del rankign FIDE, con Erigaisi en el tercer lugar, desplazando a Fabiano Caruana y rozando los 2.800 puntos ELO.
Más allá del lema, lo que ha conseguido la India en menos 40 años en increíble. Viswanathan ‘Vishy’ Anand se convirtió en 1988 en el primer Gran Maestro que dio la India y el primer gran nombre propio desde su independencia. En los años 20 y 30 del Siglo XX. el criado analfabeto Sultan Khan fue el primer aviso de lo que se podía estar cociendo proveniente de la India. «Sultan Khan es un genio» dijo de él el gran cubano José Raúl Capabanca, campeón del mundo entre 1921 y 1927, pero cuando Sultan Khan debió regresar a la India desde Inglaterra en sus tareas de criado, se acabó el ajedrez para él y se pierde la pista de un jugador que rondó el Top 5 de la época, codeándose con el propio Capablanca, Alexander Alekhine o Max Euwe, entre otros, por solo citar a los tres campeones del mundo que hubo en el mundo en el ajedrez en las décadas de 1920 y 1930.
Cuando Anand se convirtió en Gran Maestro, la URSS era la potencia hegemónica en las 64 casillas y las Olimpiadas de Ajedrez era casi patrimonio exclusivo soviético, excepto un par de «descuidos» de 1976, por el boicot de numerosos países del Este al celebrarse estas Olimpiadas en la localidad israelí de Haifa –oro para los Estados Unidos– y 1978, cuando Hungría le arrebató el oro.
Desde el derrumbe de la URSS en 1991, Rusia ha tenido que vérselas con muchos más países para intentar ganar la medalla de oro y últimamente, aún antes de las sanciones de 2022, ya no reinaba. El último oro de Rusia data de 2002, y Uzbekistán fue el ganador en 2022, una edición en la que Armenia y la India ocuparon el podio ante el descalabro estadounidense, en buena medida por el mal momento mental de Hans Niemann, en plena vorágine de las acusaciones sin pruebas de trampas que vertió sobre él noruego Magnus Carlsen, número uno del mundo.
Cambios de banderas
El adiós del espacio soviético y la entrada en escena del magnate estadounidense Rex Sinquefield –un inversor amante del ajedrez que desde hace unos años da nombre a uno de los torneos más fuertes del circuito de élite– ha dado un nuevo impulso al ajedrez estadounidense, ya previamente estimulado con el ítalo-americano Fabiano Caruana –subcampeón del mundo en 2018– y el ajedrecista y exitoso streamer japonés Hikaru Nakamura –nació en Osaka aunque se trasladó a los Estados Unidos con dos años–. El dinero del magnate ha comprado nacionalizaciones exprés.
La selección estadounidense absoluta, medalla de bronce absoluta tras la India y Uzbekistán: ha dado miedo: Fabiano Caruana, tercero del mundo; Wesley So, filipino de nacimiento, octavo del mundo; Leinier Domínguez, cubano nacionalizado estadounidense en 2018 y decimotercero del ranking mundial antes de las Olimpiadas, también se quedó a punto de jugar el Torneo de Candidatos en abril; Levon Aronian, armenio, traspasado a la Federación Norteamericana por desavenencias con su gobierno en 2021 y número 21 del mundo, cuando en 2012 llegó a ser el segundo. Como suplente, el Gran Maestro Ray Robson, nacido en Guam, isla situada en el Pacífico, en el archipiélago de las islas Marianas, que políticamente es uno de los catorce territorios no incorporados de Estados Unidos. Media de ELO: 2.757. Media de edad, 35,2 años.
La comparación de la India resulta casi ofensiva: Dommaraju Gukesh, primer tablero y retador de Ding Liren en el próximo mundial que se celebrará en Singapur del 20 de noviembre al 15 de diciembre después de ganar el Candidatos en abril: 18 años, séptimo del mundo antes de empezar las Olimpiadas; segundo tablero, Praggnanandhaa Rameshbabu, 19 años recién cumplidos, presente en el Candidatos, duodécimo del mundo antes de la cita de Budapest; Arjun Erigaisi en el tercer tablero; 21 años, cuarto del mundo antes de las Olimpiadas, ausente del Candidatos por no ser aún asiduo a los torneos cerrados de élite. Su mérito reside en aumentar ELO en torneos abiertos, donde la presencia de rivales de su nivel es más esporádico. Eso le puede permitir sumar palmarés con mayor facilidad, pero también caer en ELO al mínimo tropiezo; cuarto tablero, Vidit Gujrathi, presente en el Candidatos, «veterano» de 30 años y número 24 antes de la cita húngara. Como suplente, a sus 37 años, Pentala Harikrishna, el único Gran Maestro con menos de 2.700 puntos ELO del seleccionado indio, lo cual «bajaba« la media a 2.753 y «subía» la media de edad a los 25 añazos.
Mérito también al bronce de Uzbekistán, después del oro de hace dos años, con solo el prodigio Nordibek Abdusattorov –que ha cumplido los 20 años durante el torneo– superando los 2.700 ELO, con un equipo titular de 21 años de media y un suplente, Jakhongir Vakhidov, de 29.
Quizá la otra gran decepción ha sido China, con un Ding Liren incapaz de ganar una sola partida –siete tablas y una derrota ante Vietnam– y renuente a jugar contra Gukesh, siendo Wei Yi la gran estrella del gigante asiático, aunque en las rondas finales, como en sus derrotas contra el mentado Gukesh y Wesley So en la última jornada, se le viera quizá físicamente algo cascado.
China era la única selección capaz de discutir el oro a la India antes de la última jornada, después de que en la penúltima, la India derrotara por 2,5 a 1,5 a los Estados Unidos. La derrota de Praggnanandhaa ante Wesley So quedó compensada por las victorias de Gukesh ante Caruana y Erigaisi ante Leinier Domínguez, mientras que Vidit aguantaba las tablas sin mayores problemas ante todo un Aronian.

Pero en China todo salió al revés. Primero, Ding Liren firmó las tablas con Caruana en 20 minutos de partida sin historia, y tras la brillante victoria de Wesley So –tan talentoso como aburrido por su pánico a perder–, Domínguez y Aronian salvaron las tablas con suficiencia, de forma que los Estados Unidos saltaron al podio en lugar de China, lo que dejaba a la India con el oro «sin bajarse del autobús». Pero por si acaso, ante una Eslovenia que venía de derrotar a Eslovenia –con el ruso nacionalizado Vladimir Fedoseev infligiéndole la única derrota de este torneo a Magnus Carlsen–, la India se impuso por 3,5 a 0,5, siendo Vidit el único que no pasó de las tablas, más las victorias de Gukesh –actuación de más de 3.000 de ELO en estas Olimpiadas, con 8 victorias y dos empates–, Praggnanandhaa y Erigaisi –10 puntos sobre 11 posibles: 9 victorias y dos tablas–.
La categoría femenina fue más igualada, pero también para la India: oro con 19 puntos, por 18 de Kazajistán con 18 y 17 para los Estados Unidos para el bronce, en cuádruple empate con España –con la iraní nacionalizada Sara Khadem y la canaria Sabrina Vega compartiendo medalla de plata por su actuación individual–, Armenia y Georgia, respectivamente.
El equipo indio ha sabido mezclar juventud y veteranía: Harika Dronavalli, 33 años y undécima del mundo en el primer tablero; Vaishali Rameshbabu –la hermana mayor de Praggnanandhaa–, 23 años y duodécima del ranking FIDE previo a las Olimpiadas, para el segundo; Deshmukh Divya, 19 años en el tercer tablero; Agrawal Vantika, de 22 años, para el cuarto, con la suplencia para la «abuela» Tania Sachdev, con 38 abriles, dejando en el camino a toda una Humpy Koneru, de 37 años y sexta del ranking FIDE.
Kazajistán, por su parte, ha ganado la plata con jugadoras nacidas entre 2004 y 2007, superando a las estadounidenses y entre otras, a las chinas, que se han dejado en casa a sus cuatro mejores jugadoras –aunque Hou Yifan, la número uno del ranking FIDE femenino, hace un par de años que decidió dejar la competición de élite–, de forma que se han tenido que conformar con la séptima plaza, teniendo en sus filas a una adolescente de 14 años Lu Miaoyi como suplente.
Vetos y dobles raseros
Como bien se ve, Rusia y Bielorrusia no han estado en estas Olimpiadas del Ajedrez, algo nada inusual desde 2022, aunque algunos ajedrecistas rusos y bielorrusos han podido competir con otras banderas.
Y así seguirán las cosas, de hecho. La Federación Internacional de Ajedrez (FIDE) rechazó el domingo una propuesta para reintegrar a Rusia y Bielorrusia, aunque dijo estar favor de la participación de jóvenes y jugadores discapacitados en las competiciones.

«Después de una cuidadosa consideración, la mayoría de los miembros del Consejo de la FIDE concluyeron que las circunstancias actuales no proporcionan motivos suficientes para apoyar las mociones de la Unión Kirguisa de Ajedrez», dijo el Consejo de la FIDE en un comunicado el domingo antes de la votación.
La propuesta de Kirguistán para el regreso de Rusia y Bielorrusia no recibió suficientes votos para ser adoptada por la Asamblea General. Pero la Asamblea General acordó que el consejo de la FIDE debería estudiar la posibilidad de permitir que los jugadores rusos y bielorrusos menores de 12 años o discapacitados participen en las competiciones.
El consejo, que había pedido un «enfoque equilibrado y humanitario», debe discutir este enfoque con el Comité Olímpico y Paralímpico Internacional.
Entre otros, el excampeón mundial noruego y número uno del mundo Magnus Carlsen instó el jueves al organismo mundial a rechazar el regreso de Rusia y Bielorrusia. El ruso Garry Kasparov también se pronunció contra el levantamiento de la prohibición.
Por otro lado, Israel bien pudo participar nuevamente en las Olimpiadas del Ajedrez, sin que a nadie se le cayeran los anillos ni se les negase saludo alguno. Decimotercera en el campeonato femenino, destacaban entre sus participantes la hija de exiliados soviéticos Marsel Efroimski en el primer tablero y, en el segundo, la israelí nacida en la localidad ucrania de Odessa Masha Klinova. En el puesto 57, la selección hebrea no anduvo tan fina en la competición absoluta, con jugadores como Maxim Rodshtein, nacido en San Petersburgo en su primer tablero, Ilia Sirimin, nacido en Bielorrusia, en el cuarto tablero y Evgeny Postny, nacido en la localidad rusa de Novosibirsk, como suplente.
Palestina también ha estado, aunque Hungría se hizo el remolón a la hora de levantarles las barreras, de forma que no pudieron comparecer en la primera jornada. Con jugadores de 2.100 o menos de ELO, sus resultados han sido los esperados: puntos 87 con 11 puntos, por los 12 de su invasor, que ha acudido con cinco Grandes Maestros de entre 2.500 y 2.600 de ELO. En categoría femenina, las palestinas, con jugadoras de menos de 2.000 de ELO, han sumado 10 puntos, en el puesto 95, por los 15 tantos de Israel, en su puesto 13.
Asimismo, las retransmisiones en streaming en distintos idiomas –con el portal Chess24.com como principal estandarte– han mostrado un tono de amenaza total, en el que los comentarios críticos con la admisión de Israel han sido borrados y los usuarios han recibido la amenaza del «baneo» o expulsión de la retransmisión. Ahí, como casi siempre, la cartera ha podido más que la cantera.
También debían participar por primera vez sendas selecciones de Refugiados, «aprobado oficialmente por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Esta decisión innovadora tiene como objetivo promover la diversidad y apoyar a las personas desplazadas, reafirmando el ajedrez como una herramienta para el cambio positivo», según la propia FIDE, aunque las dificultades para obtener visados han tenido a varios ajedrecistas afganos –donde solo los hombres pueden jugar al ajedrez, después de haber sido totalmente prohibido en su día por el gobierno talibán– atrapados en Irán, por lo que el equipo de Refugiados no ha podido ser rankeado en ningún apartado.

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