Ramon Sola
Aktualitateko erredaktore burua / Redactor jefe de actualidad

Zupiria admite que Ágredo debió ser llevada al hospital desde el inicio: «No tengo explicación»

La comparecencia parlamentaria del consejero Zupiria no ha resuelto ninguna duda sobre el porqué de las lesiones de Karen Daniela Ágredo ni sobre por qué no fue llevada al hospital antes. Pero ha admitido sin tapujos que debió ser evacuada desde el arresto en vistas de su estado.

Zupiria, junto al viceconsejero y la directora de la Ertzaintza. A la izquierda, Olatz Peón (PNV), presidenta de la comisión parlamentaria.
Zupiria, junto al viceconsejero y la directora de la Ertzaintza. A la izquierda, Olatz Peón (PNV), presidenta de la comisión parlamentaria. (Raul Bogajo | Foku)

El consejero de Seguridad de Lakua ha comparecido en el Parlamento este miércoles a petición propia, una semana después de que trascendiera (desde Colombia) un hecho muy grave que en realidad ocurrió el 1 de febrero y del que no hubo información pública durante semanas.

Bingen Zupiria no ha aclarado cómo Karen Daniela Ágredo pudo sufrir un edema cerebral y parálisis parcial si solo recibió un porrazo en la pierna según su versión. También ha negado que la joven de 32 años estuviera desatendida en comisaría durante nueve horas, en las que al parecer no se percataron de la gravedad de su estado. Pero sí ha admitido que según los protocolos debió ser llevada al hospital desde el primer momento puesto que mostraba problemas físicos evidentes (que al parecer se atribuyeron a una mera embriaguez).

De hecho, la pareja de Ágredo, que también fue detenida en el incidente, sí fue inmediatamente trasladada y atendida en el centro de socorro de la calle Bengoetxea, no lejos del lugar en que ocurrieron los hechos. Sin embargo, no se hizo lo mismo con la mujer. Y Zupiria ha admitido que «no tengo explicación para ello, no sé si fue error o dejadez».

Ahondando en ello, ha citado la Orden de Servicio número 20 de la Ertzaintza, que establece que cuando se haya usado la fuerza antes, durante o después de la detención el traslado de una persona arrestada a un centro sanitario es «obligatorio con anterioridad a su ingreso en las dependencias policiales».

 

A la mujer le dieron una manta y una esterilla para que durmiera en el suelo de comisaría por su seguridad, ha dicho Zupiria; había sido llevada allí en volandas al no poder caminar por su cuenta

 

Según su versión, durante las nueve horas en que la mujer estuvo en comisaría hasta 16 agentes de la Ertzaintza entraron en la celda unas 8 veces para interesarse por su estado. Así lo acreditarían las grabaciones en los calabozos de la Ertzain-etxea. No hay duda de que la situación de Ágredo era delicada, porque entre otras cosas fue introducida en el coche policial en volandas y llevada al hospital también en brazos. Llama la atención también que durmiera en el suelo de la celda; el consejero asegura que se decidió por su seguridad, para que no se dañara.

La gravedad del parte médico no ha sido tocada por el consejero en su intervención, alegando que la Ertzaintza no tiene acceso a ese tipo de información de Osakidetza por razones de privacidad. Sin embargo, resulta evidente que esos partes son públicos y notorios porque la familia así lo ha decidido.

«Ningún dato de brutal paliza»

El consejero ha expuesto con mucho detalle los hechos, tanto en la calle Manterola como en la Ertzain-etxea. Sobre lo primero, ha detallado que dos agentes acudieron al lugar al tener constancia de una agresión de un hombre a otro y se toparon allí con la resistencia de Ágredo. Ha dicho de ella que «se acercó de manera agitada y tuvo que ser contenida», por lo que le pegaron «un golpe con el bastón policial a la altura del muslo».

La mujer insistió posteriormente y «agredió con manotazos en el pecho» a uno de los agentes, de modo que fue detenida por «atentado a la autoridad» y reducida en el suelo, con las manos esposadas a la espalda. Zupiria ha pintado un cuadro general de la situación en que los ertzainas estaban algo desbordados porque «el resto de personas se abalanzaban de manera agresiva» y «en todo momento se vieron en inferioridad numérica».

En los últimos días se ha difundido un vídeo grabado desde cámaras de vigilancia de la cercana Audiencia de Gipuzkoa que avala básicamente el relato de Zupiria: en él se ve a la mujer esposada con las manos a la espalda y atrapada contra el suelo por los agentes, luego sentada en una pared y posteriormente llevada en volandas al coche policial, en estado consciente. Sin embargo, el propio consejero ha reconocido que esas cámaras no grabaron los momentos anteriores. Así que ha concluido que «no hay ningún dato sobre una brutal paliza», replicando así a las noticias aparecidas en Colombia o a lo manifestado por su tía Marling Palacio en NAIZ Irratia. De todos modos, el consejero también ha apuntado que «no es un tema fácil» y no tiene todas las respuestas.

En cuanto a lo ocurrido en los calabozos, Bingen Zupiria ha señalado que llevaron allí a la mujer «en brazos» para proceder a su identificación, pero no lo lograron por sus dificultades para comunicarse. Así las cosas, decidieron darle una manta y una esterilla para que durmiera en el suelo. Ha detallado diferentes intentos de que se identificara y fuera atendida por un abogado, a lo largo de la mañana, sin conseguirlo.

Los ertzainas constataron que tenía la parte izquierda del cuerpo inmóvil unas ocho horas después; el traslado al hospital se produce a las 15.44 y la detención había sido a las 6.30

 

Contrariamente a lo que dice la joven, ha puesto énfasis en que los ertzainas se interesaron reiteradamente por su estado y detectaron que «iba mejorando y tenía un discurso más coherente». Cuando ella insistió en que le dolía el brazo, constataron que tenía la parte izquierda del cuerpo inmóvil. El traslado al hospital se produce a las 15.44, nueve horas después del arresto que se produjo a las 6.30.

Para remarcar que no hubo desatención en comisaría, Zupiria afirma que han analizado las grabaciones exhaustivamente y han constatado que «durante ocho horas varios agentes entran y salen, unos 16 en total, y miran [por la mirilla] unas 25 veces». «Hay cuidado y es activo», ha subrayado.

Queja del tratamiento mediático

En el inicio de la comparecencia, Zupiria se ha mostrado muy molesto por el trato mediático del caso, considerando que las versiones que venían de Colombia no se han contrastado. «Estamos preocupados por la afección al prestigio y la reputación de la Ertzaintza», ha indicado.

Por ello ha decidido comparecer en el Parlamento, porque «no podemos admitir» que este tema sigue en un ámbito de opacidad, más aún cuando «las conclusiones tardarán en llegar. Hemos decidido actuar con transparencia en tan delicado asunto». Ha apuntado que era consciente de que este tema terminaría saliendo a la luz pública, «y de hecho el mismo 3 de febrero lo puse en conocimiento de la Comisión de Control», pero se ha escudado en que ocurren muchos incidentes similares por la noche en las ciudades vascas. «Quizás no tuve el reflejo de comunicarlo», ha apuntado acto seguido.

También ha reafirmado que las investigaciones en marcha (la interna de la Ertzaintza y la elevada a la Comisión de Control y Transparencia) «no son consecuencia de la aparición de la noticia», sino que se activaron antes. Y ha puesto sobre la mesa que la Ertzaintza ni tiene acceso a los expedientes médicos ni tampoco «a las denuncias presentadas ante otras policías» (la familia la registró ante la Guardia Municipal, no ante la Ertzaintza).