«En esta era moderna, se ha vuelto difícil imaginar un ‘Estado de Okinawa’»
La compleja identidad de Okinawa, marcada por siglos de intercambio con China y una clara discriminación en Japón, convive hoy con el escepticismo hacia Pekín y debates sobre autonomía. Las tensiones geopolíticas y culturales definen el presente de la zona, asegura Takara.

Después de siglos de relaciones económicas y comerciales, ahora parece que vivan de espaldas. ¿Han dejado de creer en China?
Mucha gente en Okinawa desconfía de China. Históricamente, ha habido inmigrantes de Fujián y Okinawa que han mantenido una relación activa con China, pero actualmente existe escepticismo.
¿Existe alguna evidencia de recursos minerales o petrolíferos valiosos en la zona?
No hay ninguna evidencia definitiva que confirme la existencia de recursos significativos en las islas Senkaku. En algún momento se debatió sobre posibles reservas de gas, pero no se ha realizado una investigación precisa y exacta. Las disputas con China dificultan una mayor investigación.
Lo que sí sabemos es que las aguas que rodean las islas Senkaku son valiosas, en parte por los derechos de pesca. Por ejemplo, en 2013, el Gobierno japonés firmó un acuerdo que permitía a los pescadores taiwaneses faenar en estas aguas, lo cual causó una gran polémica en Taiwán. Esto refleja la importancia estratégica y económica de la zona.
¿Cómo ve la relación entre la soberanía cultural -particularmente la preservación y promoción de la lengua, las artes y las tradiciones ryūkyūanas- y la soberanía política okinawense en el contexto actual?
En Japón, Okinawa es reconocida por la mayoría de sus residentes como una entidad con una existencia única. Por eso, aunque la cultura y las tradiciones okinawenses son respetadas, esto no está relacionado con la soberanía política.
Las lenguas ryūkyūanas están clasificadas en peligro de extinción por la Unesco y algunos defensores de la independencia citan esto como evidencia de una supresión cultural continua. ¿Cómo ve la relación entre los derechos lingüísticos y la soberanía política en Okinawa?
Es un hecho que la Prefectura de Okinawa, que lleva consigo las tradiciones del Reino de Ryūkyū, fue desatendida y discriminada durante el proceso en que Japón promovió una ‘educación nacional’ estandarizada en todo el país como un Estado-nación moderno. Sin embargo, en la actualidad, los habitantes de Okinawa mantienen una identidad única.
¿Cómo ven generalmente los habitantes de Okinawa su identidad en relación con Japón? ¿Se consideran principalmente okinawenses, japoneses o ambos?
Tanto ser okinawense como japonés es el reconocimiento que mantiene la mayoría de los residentes de la prefectura. Estas dos identidades coexisten sin contradicción y no están directamente conectadas con los debates sobre soberanía política.
En su investigación sobre la identidad okinawense, ¿cómo explica la aparente contradicción entre la oposición generalizada a la presencia militar estadounidense y el apoyo relativamente limitado a una independencia total?
Aunque el problema de las bases militares estadounidenses es una cuestión de seguridad para Japón, muchos residentes de la prefectura reconocen que las bases están excesivamente concentradas en Okinawa, convirtiéndose en una carga para la población local. Este reconocimiento no conduce al apoyo a los movimientos independentistas. Esto se debe a que el problema de las bases militares estadounidenses es un asunto concerniente a la seguridad de Japón.
¿Diría que el movimiento independentista en Okinawa ha dejado de existir?
Los okinawenses suelen tener una doble identidad: okinawense y japonesa. Si bien existen quienes abogan por una mayor autonomía, el movimiento por la independencia total no cuenta con un amplio apoyo. Históricamente, tras 27 años de administración estadounidense, los okinawenses buscaron la reunificación con Japón.
¿Cómo se aplica el derecho internacional, particularmente los principios de autodeterminación e integridad territorial, al caso de Okinawa? ¿Podría compararse la situación de Okinawa con otras regiones que buscan mayor autonomía o independencia, como Escocia, Catalunya o Euskal Herria?
Debido a que los defensores de la independencia de Okinawa apelaron al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Naciones Unidas recomendó mejoras al Gobierno japonés. Lo importante es que los actuales residentes de la prefectura no están abordando los problemas de Okinawa desde perspectivas como el derecho internacional o el derecho a la autodeterminación de los pueblos.
Aunque se han publicado trabajos académicos comparando casos extranjeros, casi no ha habido reacción por parte de los okinawenses.
¿Cuáles son los argumentos a favor y en contra de una mayor autonomía política o independencia para Okinawa?
Para muchos okinawenses, la autosuficiencia y la autonomía son importantes debido al singular contexto cultural e histórico de la región. Sin embargo, no existe una política formal que impulse la independencia.
La presencia militar estadounidense y las preocupaciones económicas influyen significativamente en la formación de opiniones.
¿Cree que la ciudadanía tiene miedo a expresar abiertamente su apoyo a la independencia debido a la eventual respuesta del Gobierno japonés o al rechazo social?
No existe presión alguna que disuada a las personas de apoyar el movimiento independentista.
Si Okinawa buscara una mayor autonomía o independencia, ¿qué desafíos económicos y políticos enfrentaría? ¿Sería viable como entidad independiente?
En el pasado, hubo un debate activo sobre un sistema regional (Dōshūsei) en Japón. En esos planes, Okinawa se afirmaba como un ‘Estado de Okinawa’ independiente. La visión era que Okinawa expresara su singularidad y autonomía mientras permanecía como parte de Japón. Pero, en esta era moderna, con el intenso flujo de personas, bienes e información, se ha vuelto difícil imaginar un ‘Estado de Okinawa’. Además, creo que Okinawa como ‘nación independiente’ no se sostiene como paradigma intelectual.
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