Puño cerrado, mirada intensa y un salto de autoridad de Jasper Philipsen en la primera etapa de esta 80ª edición de la Vuelta. El belga del Alpecin se ha impuesto en el esprint final en Novara, tras 186,7 km entre Turín y la Reggia di Venaria, para enfundarse el maillot rojo.

Philipsen (Mol, 27 años) ya había demostrado su capacidad de arranque durante el Tour, donde estrenó el amarillo en Lille. Hoy volvió a imponerse a su perfil de favorito, deteniendo el crono en 4:09.12 a una media de casi 45 km/h, por delante del británico Ethan Vernon y el venezolano Orluis Aular, que llevó al Movistar al podio parcial.

«Es un momento especial, supone el maillot rojo. Los compañeros me colocaron perfectamente y supe encontrar la distancia justa», ha declarado el corredor del Alpecin en meta, subrayando el esfuerzo corajudo y colectivo que hizo posible la victoria.

Los tres vascos que compiten en esta edición de La Vuelta –Mikel Landa, Xabier Mikel Azparren y Markel Beloki– han cruzado la meta dentro del pelotón principal, sin destacar en la etapa pero reservando fuerzas para tomar posiciones más destacadas en las jornadas de montaña que vendrán.

La fuga inicial, neutralizada por el pelotón

El inicio de la carrera no ha estado exento de simbolismo. La salida se ha dado en Turín, junto al monumento a Fausto Coppi, con el río Po como testigo y bajo la presencia del príncipe Alberto de Mónaco, que volverá a cortar la cinta en 2026. La estampa ha dado paso pronto al movimiento en carretera.

Seis corredores han animado la primera fuga de esta Vuelta: Joel Nicolau (Caja Rural–Seguros RGA), Hugo de la Calle (Burgos–BH), Reinderink (Soudal), Nico Vinokourov (Astana), Bouwman (Jayco) y Verre (Arkéa). Cada uno se ha repartido los primeros premios: Verre ha conquistado el puerto de La Serra, que le vale el primer maillot de la montaña, y Reinderink ha pasado en cabeza por el primer esprint intermedio.

La fuga, sin embargo, nunca ha contado con margen real. El control del pelotón ha sido férreo, con Alpecin y Lidl–Trek marcando la pauta. Aun así, Hugo de la Calle (Burgos BH) ha prolongado la aventura en solitario hasta resistir 38 km antes de la llegada. El joven asturiano, campeón estatal sub-23 el año pasado, ha sido el último en rendirse, devorado finalmente por un grupo que no quería sorpresas.

Los últimos kilómetros han confirmado que el primer maillot rojo era un objetivo demasiado valioso para dejarlo escapar. Alpecin y Lidl–Trek han peleado por el control, conscientes de que esta edición no ofrecerá demasiadas llegadas al esprint, dominada como está por etapas de montaña y finales en alto.

Visma y UAE también han mostrado sus maillots en cabeza, aunque con un plan distinto: proteger a Vingegaard y al dúo Ayuso–Almeida, sin gastar más energía de la necesaria en un terreno que no les beneficiaba.

La tensión ha crecido a medida que la meta se acercaba. Ningún equipo ha logrado montar un tren compacto, lo que ha convertido los últimos diez kilómetros en una batalla desordenada, con el pelotón rodando a más de 60 km/h. Movistar se ha lanzado por la victoria con Aular, que acabaría tercero, dejando claro que el venezolano ha llegado dispuesto a plantar cara.

En medio de la confusión, Alpecin ha manejado mejor la situación. Sus corredores han sabido guiar a Philipsen hasta el lugar perfecto, esquivando las últimas rotondas. El belga, con la misma autoridad que ya mostró en el Tour, ha lanzado su golpe definitivo y no ha dado opción a nadie. Victoria clara, maillot rojo al bolsillo y la sensación de que su nombre será protagonista en las pocas jornadas destinadas a los velocistas.

Final en alto

Este domingo se disputa la segunda etapa entre Alba y Limone Piamonte, de 159,5 km. Jornada llana, pero con el primer aliciente de la presente edición, ya que termina en alto a las primeras de cambio, con una subida de 9,8 km al 5,1 por ciento de pendiente media y tramos del 10. Puede ser la primera toma de contacto para los hombres de la general.