Daniel   Galvalizi
Periodista
Entrevue
Sergio Pitarch
Periodista, autor de ‘29-O. Les hores del caos’

«Mazón no conocía el territorio, eso es grave; no pueden sorprender inundaciones en octubre»

El periodista valenciano Sergi Pitarch investiga y describe en ‘Les Hores’ hora por hora del trágico 29 de octubre, hace ahora un año, en el que murieron 229 personas. Afirma que Mazón «no ha dimitido porque lo aguanta Vox y Feijóo no tiene suficiente fuerza» y lamenta el uso de las víctimas.

Sergi Pitarch, periodista y autor de ‘29-O. Les hores del caos’, habla con NAIZ en este aniversario trágico.
Sergi Pitarch, periodista y autor de ‘29-O. Les hores del caos’, habla con NAIZ en este aniversario trágico. (Jesús Císcar)

«La gente ha sufrido mucho, hay que empatizar», comenta Sergi Pitarch durante la entrevista con NAIZ. El periodista valenciano vive a diez minutos andando de donde comienza la comarca de l’Horta Sud y vio con sus propios ojos en los días siguientes de la riada la devastación que azotó a los pueblos afectados por las inundaciones derivadas de la dana. También alerta por la salud emocional de esa población que, en muchos casos, lo perdió todo.

En su libro ‘29-O. Les hores del caos’ (Bromera, 2025, y traducido al castellano por Ed. Península), el periodista y director de la delegación de València de ElDiario.es explica hora tras hora tanto los sucesos políticos como la tragedia humana que se desarrollaba, además de hacer un perfil preciso de Mazón, su entorno y hasta una detallada caracterización de lo que significa para el PP regional el ya tristemente célebre restaurante El Ventorro.

El libro está planteado como una crónica estilo estadounidense.

Sí, cuando me llega el encargo de la editorial y me dicen que querían hacer algo para el aniversario yo les aclaré que no soy novelista ni historiador pero que podía hacer una crónica periodística sobre ese día, que es cuando mueren todas las víctimas, dividida hora por hora. Es parecido al estilo Hiroshima, de John Hersey. Hice entrevistas a 12 personajes, agregando investigación periodística y cosas del sumario judicial para demostrar las mentiras del Gobierno valenciano.

En el prólogo, Fernando González dice que amigos le contaban particularidades de València y sus comarcas que ayudaron a entender la tragedia. ¿Puede dar ejemplos?

Para entender lo que ha pasado es muy importante conocer la geografía de estas comarcas valencianas. Hay montañas altas muy cerca de la costa, a 30 km, y muchos barrancos que van secos 360 días al año pero que cuando cae agua montaña arriba son como un río.

Esa zona fue la de la migración interior española después de la Guerra Civil, es una zona muy bien conectada con la ciudad de València. Antes era todo huerta y acaba convirtiéndose en muchos municipios por el aluvión de la migración y al final viven allí medio millón de personas en una zona con muchos barrancos que pasan por el centro de los municipios.

Un día caen 800 litros por metro cuadrado, como el año pasado, que fue una barbaridad, y los barrancos se convirtieron en ríos de tres metros de altura. Por eso mucha gente murió en plantas bajas, ahogados por la inundación, y otros volviendo del trabajo, en las carreteras.

Además, esas comarcas son diversas, de clase obrera, l’Horta Sud es una población popular y valencianista, allí se habla más valenciano que en la capital. Las muertes se concentran allí porque es el final de los barrancos.

«A las 12.20 se produce uno de los hitos más importantes del día, que señala los dos puntos críticos de la jornada. El Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat emite un aviso especial por alerta hidrológica en la cuenca del río Magro y la rambla del Poyo (…), que implican por sí mismas una situación de riesgo», narra. ¿Esto era información publica? ¿Cómo puede ser que la alerta tardara casi 8 horas y que ante esto Mazón desapareciera?

Esa es la locura que intento mostrar en el libro; cómo, con lo que informaban los medios desde las 8 de la mañana, con lo que decían los alcaldes de los pueblos, con la alerta hidrológica, cómo Mazón igualmente se va a El Ventorro cuatro horas y no llega hasta las 8 de la tarde.

«Hay evidencia de que Mazón sabía la alerta a las 12.20, lo dijo en la reunión. Creo que no supo ponderar lo que era eso para quienes viven en los barrancos»

 

El libro evidencia con gran cantidad de datos su ausencia y las consecuencias. Hubo 43.000 llamadas al 112 de gente pidiendo auxilio que se le inundaban los bajos y hay varias personas que mueren hablando con las telefonistas del 112. Incluso ayuntamientos suspendieron las clases, como Utiel. Y hay evidencia de que él sabía esa alerta de las 12.20, él lo dijo en la reunión. Creo que él no supo ponderar lo que era una alerta hidrológica, no sabía lo que significaba eso, que era un peligro grande para las personas que viven en los barrancos. 

¿Ese desconocimiento, injustificado pero que puede ser, tiene que ver con que Mazón es de Alacant?

No va mal tirada esa pregunta. Creo además que a él no le interesaba Emergencias, se la dio a Vox cuando forman gobierno. Pero sí, los valencianos tenemos lluvias fuertes todos los octubres de toda la vida. Ha habido riadas mortíferas en toda la Historia, murió gente en el 1949, 1957, 1982, 1987 y 2019, y este señor no pone en su agenda que puede pasar esto.

Hay que recordar que el 1 de noviembre había fin de semana de puente y este gobierno es muy permeable a la presión turística. No quería alarmar para que la gente no hiciera cancelaciones. Es bastante evidente que todo el Gobierno valenciano mantiene su agenda. El conseller de Carreteras se fue a entregar unos premios a las 6 de la tarde del día de la tragedia, por ejemplo. La consellera d’Indústria i Turisme, que ya no está más, venía del lobby turístico, no venía del Metal o de la Universidad. 

Creo que no es un defecto que [Mazón] sea alicantino, él podría conocer la realidad de València si es president; el problema es que no sabe el país que gobierna, lo desconoce y no conocía el territorio, eso es grave. Nos puede sorprender un volcán a los valencianos pero no inundaciones en octubre.

«La alerta masiva vino después de casi dos horas de bloqueo, órdenes y contraórdenes», relata. ¿Qué ha podido descubrir del paradero de Mazón y el desgobierno aquella tarde?

Bueno, creo que afinamos bastante su actuación y dónde estaba, ahora seguimos trabajando. El libro lo entregué en julio pero podrán aparecer más cosas, contamos que se cambió la ropa (entre la comida y la reunión del Cecopi), contamos más precisiones sobre El Ventorro, sobre cómo es el Gobierno de Mazón, quién lo rodea, quién le susurra al oído y por qué toma las decisiones que toma. Es un libro de malos políticos y cómo funcionan las bambalinas de la política valenciana.

Sobre dónde ha estado… bueno, en su despacho no estaba. O siguió en El Ventorro una hora más o pasó por su casa y se fue, pero hay pocas opciones. Vilaplana dice que la acompañó al parking. Han dado ya tres versiones distintas ellos en el Govern: dijeron que se fue a las 5.30, luego a las 6 y ahora Vilaplana dice que a las 7. Habiendo alerta roja él decidió hacer esa comida cuando había gente muriendo y eso es lo que le perseguirá siempre. Él está atrapado en ese 29 de octubre como en el día de la marmota.

En Madrid circuló el rumor, incluso algunos importantes periodistas lo han dado a entender con metáforas, que en realidad había una relación íntima afectiva con Vilaplana y que parte del problema ha sido ocultar eso. ¿Ha podido indagar sobre eso?

Yo no lo sé, pero sí sé que tienen una relación previa y lo he podido demostrar. Ellos habían cenado el 11 de octubre en un restaurante que se llama La Raspa, muy cerca de El Ventorro. Por eso lo de la reunión de trabajo el día 29 suena a patraña.

Define El Ventorro como una extensión de los despachos de Mazón y su jefe de gabinete y que allí «los almuerzos inconfesables» los paga el PP regional, que abrió cuenta allí. ¿Era su modus operandi escabullirse allí, su guarida?

Sí, era su guarida, va por ahí los tiros. Esto [València] es otro ecosistema, no es Alacant, es totalmente distinto, con otros medios de comunicación. Él coge un sitio reconocido por las elites de la ciudad en el que se paga por tener discreción, y si no quieres que te vean comiendo con alguien es un sitio perfecto. Con lo de inconfesable me refiero a la alternativa para no ser visto, es un sitio donde seguramente se reunía con contratistas, lobbistas, conspiraciones de partidos, etc. y ha sido una putada para el propietario, que no ha hecho nada y ha recibido ataques, ha tenido que quitar el cartel de la puerta porque la gente pasaba por allí y le montaba líos o llamaban por teléfono y lo insultaban.

«Si no quieres que te vean comiendo con alguien, El Ventorro es un sitio perfecto; seguramente se reunía allí con contratistas, lobbistas, conspiraciones de partidos...»

En su opinión, ¿por que Mazón no ha dimitido?

No ha dimitido porque lo aguanta Vox y porque Feijóo no tiene suficiente fuerza. Intentaron desbancarlo, propusieron a María José Catalá y Vox se opuso y a Vox le interesa que esté Mazón porque sube en votos, muchos votos del PP se van a Vox, ellos están felices, no le ponen problemas, no le preguntan cosas, están a sostener a Mazón lo máximo que puedan. Hay una parte del PP valenciano que quiere que se vaya, como Francisco Camps y González Pons. Él podría irse pero no quiere.

Algo que menciona en el libro son los bulos y las estrategias de desinformación. Y dice que medraron en las comarcas afectadas. ¿Allí la gente es consciente de esas estrategias?

Me imagino que muchos se dieron cuenta, que muchos quisieron ganar dinero con el dolor de las personas, los que decían que había miles de muertos en un parking, o influencers que mintieron sobre que abrieron las presas cuando no hay presas allí. Una parte de la población sigue creyéndoles, pero cada vez menos. Esta fue una de las primeras grandes tragedias con la maquinaria de bulos de la extrema derecha generando mucho más dolor. 

En el epílogo hay un relato estremecedor de un escritor valenciano que vio la riada frente a su casa y pone énfasis en la sensación de abandono. Habla de 48 horas sin haber ido nadie de ninguna administración pública y que los primeros que llegaron fueron voluntarios. ¿Puede explicar más sobre esa sensación?

Fue muy profunda esa sensación de desamparo, hubo miles de personas que solo comieron un plato caliente que les trajeron los voluntarios. El Estado no se hizo plenamente presente hasta semanas después. La salud mental de las personas también estuvo en riesgo y tardará años en recuperarse. Ahora hay millones de euros para la reconstrucción pero las primeras semanas fueron muy duras y la gente sufrió mucho. Hay que empatizar y no insultarles porque se van hacia la extrema derecha. No, la gente se va por algo, hay que entender lo que pasó y hay partidos extremistas que se quieren aprovechar de esto. 

«Hay que empatizar y no insultar a la gente porque se van hacia la extrema derecha, hay partidos extremistas que se quieren aprovechar de esto»

 

Y sobre ese abandono yo creo que el sistema autonómico nos lo tenemos que creer, y si no, cerremos las autonomías y pongamos un ministerio vertical que decida todo. Pero yo, que creo que una España federal, creo que el problema va de gestores y que si el Gobierno central hubiera tenido que intervenir lo hubiera hecho tarde. Aquí hubo falta de previsión y de participación, el Gobierno central tiene que responder más para lo que tiene que ver con el día 30 en adelante. Yo no creo que tendría que haber comandado el operativo, eso es de la Generalitat y fue la que intervino tarde y mal.