Real en UWCL, Liga F, Eurocopa... un año histórico en casa y más allá
2022 se despide con la primera primera participación europea de la Real, la puesta en marcha de la Liga F y una Eurocopa que batió récords de público pero también con la lacra del ligamento cruzado cobrándose un sinfín de víctimas.
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2022 se ha ganado la etiqueta de «año histórico» en el fútbol femenino. Lo ha sido en casa y también más allá de nuestras fronteras. Para bien en la mayoría de los casos aunque tampoco han faltado motivos de preocupación y denuncia.
Empezando por lo más próximo, 2022 se recordará como el año en el que la Real participó por primera vez en la Liga de Campeones. Las donostiarras culminaron una temporada inesperadamente –había arrancado con el equipo totalmente renovado tras la marcha de muchas de sus principales jugadoras– exitosa encabezando la Liga de los «mortales».
Porque sí, el Barcelona se adjudicaba su séptimo título liguero, cuarto consecutivo, volviendo a batir todas las marcas posibles. Pero por detrás, el mejor fue el equipo de Natalia Arroyo que, con su segunda plaza, se aseguraba la clasificación para la UWCL. La experiencia continental fue agridulce porque con el formato que se había puesto en marcha un año antes, se jugaba a una carta entrar en la deseada fase de grupos y no pudo superar esa eliminatoria previa ante el Bayern de Munich –que sea el único equipo que ha batido al Barcelona este año junto al Olympique de Lyon dice bastante del potencial de las alemanas– aunque su rendimiento cargó de argumentos a los optimistas de cara a un futuro.
Es difícil saber cuánto de próximo porque la temporada 22/23 no está siendo tan pródiga como la anterior. Un verano complicado por los compromisos internacionales de muchas futbolistas blanquiazules, esa eliminatoria europea y una Liga que vuelve a ganar en exigencia se están dejando notar en la trayectoria de una Real que comerá las uvas en la sexta plaza, a nueve puntos del tercero aunque con un partido por recuperar.
Más abajo hay que buscar a un Athletic que sigue trabajando en clave de futuro. Tampoco le queda más remedio porque la temporada acababa con el equipo séptimo –ahora es noveno– y la retirada de dos históricas como Erika Vázquez y Vanesa Gimbert, además de Sophie Istillart. También se marchaban Ainhoa Vicente (Atlético) y Lucía García (Manchester United), con lo que la apuesta de Iraia Iturregi por la juventud se ha multiplicado en un equipo que sigue presumiendo de cantera: es el único club con representación en las tres primeras categorías y en el primer equipo ya despuntan jugadoras que ni siquiera han alcanzado la mayoría de edad como Jone Amezaga y Sara Ortega.
El año se le está haciendo muy cuesta arriba al Alavés. En la primera mitad le salvó todo el trabajo que había hecho en la recta final del anterior, lo que le permitió culminar con éxito su primera temporada en Primera, que también fue la última en activo de su capitana Mery Ortiz de Pinedo. Pero tras el verano la inercia se ha mantenido y esta vez no había colchón. El equipo acabó octubre en descenso y sin haber podido ganar un solo partido, lo que le costó el puesto a Mikel Crespo, el técnico con el que habían ascendido y se habían mantenido las albiazules. Su testigo lo tomó un histórico, Iñigo Juaristi, con el que los números han mejorado ostensiblemente aunque no tanto como para que el Alavés cambie de año fuera del descenso.
El Eibar, por su parte, acaba el año en el extremo opuesto al que lo comenzó aunque también en una categoría diferente. Tras un primer semestre frustrante, en el que se confirmó la pérdida de categoría del equipo pese al relevo en el banquillo –Jordi Ferrón sustituyó a Ana Junyent cuando ya no quedaba margen para la reacción–, el proyecto se ha renovado por completo y, con Yeray Martín a la cabeza, concluye el año liderando la 1ª RFEF y en dura pelea con Deportivo, Cacereño y Osasuna –que en primavera volvió a quedarse con la miel en los labios– por hacerse con el billete a Primera.
La Liga F
Si lo logra, debutará en la Liga F, la Liga Profesional de Fútbol Femenino que, tras mucha espera y un sinfín de obstáculos, echaba a andar el pasado 18 de septiembre. Lo hacía un año más tarde de lo previsto –el CSD había aprobado la profesionalización en junio de 2021–; en realidad, un año y una semana. Porque el eterno conflicto con la Federación española, en la que nunca se ha visto con buenos ojos la emancipación de la competición, y la permisividad del CSD se saldaron con el enésimo capítulo para el bochorno en forma de parón arbitral que impidió la disputa de la primera jornada.
Un par de días después se alcanzaba un acuerdo, de manera que las árbitras también se profesionalizan, y la Liga F, presidida por Beatriz Álvarez Mesa –un puesto para el que se postuló sin suerte Ainhoa Tirapu– echaba definitivamente a andar aunque los problemas no han cesado y la cuerda con la Federación española sigue en el límite de la tensión.
La Liga, cuyos partidos, por primera vez, pueden verse en directo por televisión en su totalidad tras el acuerdo alcanzado con DAZN, llega a fin de año con el Barcelona a lo suyo, liderando la clasificación, contando sus partidos por victorias y casi con pleno también de títulos. Ganó la Liga, la Copa, la Supercopa y sólo un Olympique de Lyon renacido le privó de hacerse con su segundo título de Champions League, ganando la final con superioridad (3-1). Un torneo en cuya semifinal se había batido, por cierto, el récord de asistencia a un partido femenino, con los 91.648 espectadores que asistieron al Camp Nou para disfrutar del encuentro entre Barcelona y Wolfsburgo.
Equipos campeones
El octavo título de Champions no fue la única alegría del año para el Olympique. El equipo de Damaris Egurrola, primera vasca que conquista el cetro continental, superó definitivamente su temporada horribilis y se reencontró igualmente con el título de Liga. También se llevó el de Supercopa ante el Paris Saint Germain pero no así el de Copa, de donde le apeó en octavos un PSG que acabó adjudicándose el trofeo al golear en la final (0-8) al Yzeure Allier Auvergne.

Las parisinas acaban 2022 liderando la clasificación con un punto de ventaja sobre el Olympique, al que ganó in extremis y con fortuna en su duelo directo.
En la Bundesliga, el equipo del año es el Wolsfburgo. Más afortunado con las lesiones que el anterior, se reencontró con el título de Liga, se adjudicó la Copa y disfruta del largo parón invernal liderando la clasificación, con cuatro puntos de ventaja sobre el Bayern de Munich y siete sobre el Eintracht, los dos rivales que ya le escoltaron en el podio en la campaña anterior. No a todos los históricos les va tan bien; el Turbine Potsdam, dos veces ganador y otras dos finalista de la Champions, cierra la clasificación tras haber sumado un solo punto en diez jornadas.
En Inglaterra, el año acaba teñido de azul. Al Chelsea de Emma Hayes –de baja durante algunas semanas por una endiometrosis– sólo la faltó la Conti Cup, que le arrebató en la final el Manchester City (3-1). A cambio, se llevó la Liga, con un solo punto de ventaja sobre el Arsenal y la FA Cup, imponiéndose en la final al City (3-2). Y acaba el año liderando la clasificación, con tres puntos más, aunque también con un partido más, que el Arsenal.
Sí cambian los colores en la Serie A, que se ha convertido en el primer deporte femenino profesional de Italia y que lidera la Roma aunque la Juve se sitúa ya a sólo tres puntos. Las blanquinegras ganaron la Liga y la Copa y cayeron en Supercopa, aunque fuera en la tanda de penaltis, ante el equipo romano.
En la NWSL, sacudida por el escándalo de los abusos, que se ha saldado con numerosas destituciones y renuncias y la entrada en vigor de nuevos protocolos para proteger a las futbolistas, el título fue para Portland Thorns, al que se le había negado desde su triunfo en la primera edición del torneo, hace nueve años.
LCA, siglas que dan pavor
Muchos de los equipos que han triunfado, y de los que no, han tenido que cuidar de las numerosas futbolistas sacudidas por el diagnóstico más temido, la rotura de ligamento cruzado anterior. Aparentemente, cada vez más extendido, aunque puede ser una cuestión de percepción por el alto número de jugadoras de máximo nivel que la han sufrido a lo largo de 2022.
Empezando por la actual reina del fútbol mundial, Alexia Putellas. La jugadora que por segundo año consecutivo ha acaparado todos los galardones, pese a que no compite desde julio, cuando se rompía el cruzado mientras estaba concentrada con la selección española, en vísperas de que arrancara la Eurocopa.
La mejor jugadora y máxima goleadora del torneo continental Beth Mead también se ha roto el cruzado este otoño, apenas unas semanas antes de que corriera la misma suerte su compañera en el Arsenal Viviane Miedema. Antes fueron Marta, Marozsan, Catarina Macario, Mbock Bathy, Press, Carpenter o Katoto, entre otras muchas. Sólo en la Liga F, 19 jugadoras han sufrido la misma lesión a lo largo de 2022, incluyendo a la rojiblanca Sophie Istillart, que acabó colgando las botas.
De continente a continente hasta llegar a Australia y Nueva Zelanda
Se denuncia desde diferentes ámbitos, sobre todo ahora que se anuncia la creación del Mundial de Clubes, que uno de los responsables de la plaga de lesiones puede ser la sobrecarga de partidos. En 2022 no han faltado desde luego, con la disputa de todos los torneos continentales que, en muchos casos, han otorgado los billetes para el Mundial que acogerán Australia y Nueva Zelanda el próximo año.

Entre enero y febrero se disputó en India la Copa Asiática, que amplió a doce el número de participantes. Se la adjudicó China, que ya tenía otros ocho títulos pero llevaba tres lustros sin ganarlo. Australia, que sólo se jugaba la honrilla, fue la gran desilusión con su quinto puesto y el mayor disgusto se lo llevaron las anfitrionas que, con la pandemia en su punto álgido, sufrieron un brote de covid-19, no pudieron cubrir el mínimo de jugadoras exigido por la normativa y quedaron descalificadas el mismo día en el que arrancaba el torneo.
Junto a China, Corea del Sur y Japón, las tres integrantes del bronce, consiguieron el billete al Mundial Filipinas y y Vietnam, que lo disputarán por primera vez. Algo a lo que también aspira China Tapei, que deberá disputar la repesca internacional en febrero.
En lo que respecta a las distinciones individuales, la china Wang ShanShan se llevó el Balón de oro, la australiana Sam Kerr la Bota de oro con siete goles y la china Zhu Yo el Guante de Oro.
El resto de los grandes torneos continentales se disputó en verano. La Copa África, cuya última edición se había suspendido por la pandemia, fue el primero en celebrarse y concluyó con campeón inédito. La Sudáfrica de la armera Noko Matlou levantó la Copa por primera vez tras imponerse en la final (2-1) a la anfitriona Marruecos, redondeando un campeonato inmaculado en el que ganó todos sus partidos.
Repetirá Sudáfrica en el Mundial y se estrenarán las norteafricanas, al igual que Zambia. Les acompañará la Nigeria de Osi Ohale pese a su decepcionante actuación y Camerún y Senegal disputarán la repesca intercontinental.
La marroquí Ghizlane Chebbak fue elegida Balón de oro del torneo y compartió la Bota de oro con la nigeriana Rasheedat Ajibade y la sudafricana Hildah Magaia. El Guante de oro fue para la campeona Andile Dlamini.
Al contrario que en África, en los dos torneos americanos la victoria fue para los de casi siempre. Estados Unidos se adjudicó el Campeonato de la CONCACAF, disputado en México e imponiéndose en la también final habitual a Canadá (1-0). Les acompañarán en el Mundial Jamaica y Costa Rica, mientras Panamá y la sorprendente Haití disputarán la repesca.
Precisamente fue elegida Mejor joven del campeonato una futbolista haitiana, la centrocampista del Stade de Reims francés Melchie Dumornay, que esta primavera ya había sido considerada la futbolista más prometedora del mundo por la revista Goal. El Balón de Oro fue para la estadounidense Alex Morgan, la Bota de Oro la compartieron la canadiense Julia Grosso y la jamaicana Kadija Shaw, ambas con tres goles y una asistencia; y el Guante de oro fue para Kailen Sheridan, que se estrenaba en la portería canadiense tras la retirada de Stpehanie Labbé.
Tampoco puede calificarse de novedosa la victoria de Brasil en la Copa América aunque no lo tuvo fácil para superar en la final (1-0) a la Colombia de Manu Vanegas, que ejerció de anfitriona y ofreció una imagen magnífica. Sólo hincó la rodilla ante la campeona, a la que acompañará en el Mundial junto al bronce Argentina. La Chile de Camila Sáez y la Paraguay de Lice Chamorro probará suerte en la repesca.
La joven sensación colombiana, apenas 17 años, Linda Caicedo fue elegida Balón de oro de la Copa América, en la que la Bota de oro fue para la argentina Yamila Rodríguez (6 goles) y el Guante de oro para la brasileña Lorena.

Los dos torneos americanos, por otro lado, también decidieron los representantes del continente en los Juegos de París: Brasil y Colombia irán por Sudamérica y Estados Unidos por la CONCACAF, cuyo segundo billete decidirán en una repesca Canadá y Jamaica.
Como en África, también hubo campeones inéditos en Europa y Oceanía. En Fiyi se celebró el Campeonato de la OFC. Por primera vez con nueve participantes, por primera vez sin que participase Nueva Zelanda y por primera vez, por tanto, con un campeón distinto a la anfitriona del próximo Mundial. El ganador fue Papúa Nueva Guinea, que se imponía en la final a Fiyi (2-1). El podio lo completó Islas Salomón. El único billete directo de la confederación oceánica al Mundial ya lo tenía en el bolsillo Nueva Zelanda en su condición de anfitriona pero Papúa Nueva Guinea participará en la repesca intercontinental con la ilusión de dar la campanada.
Sus jugadoras Meagen Gunemba y Ramona Padio y la samoana Jayde Stewart compartieron la Bota de oro del campeonato con cinco goles, el Balón de oro fue para la futbolista de Fiyi Cema Nasau y la tahitiana Camille André se llevó el Guante de Oro.
En la Eurocopa, por último, se coronó por primera vez la anfitriona Inglaterra tras imponerse a Alemania en la final (2-1), disputada en Wembley y que batió el récord de público del torneo, tanto en su versión femenina como masculina, al reunir a 87.192 aficionados. No sorprendió la cifra porque todas las marcas previas ya se habían ido batiendo a lo largo de un torneo que resultó un éxito en lo deportivo y en lo social.
Fue el primer título de Inglaterra pero la segunda Eurocopa consecutiva de su entrenadora, Sarina Wiegman, que se había adjudicado la 2017, entonces con Países Bajos. Aunque cayó en la final, Alemania también regresó satisfecha a casa tras confirmar que ha superado el largo bache de los últimos años de la mano de Martina Voss Tecklenburg.
Beth Mead, con seis goles –los mismos que Alex Popp, que debutaba en la Eurocopa tras pederse las dos anteriores por lesión y que se quedó fuera de la final tras lastimarse durante el calentamiento– y cinco asistencias, se llevó el Balón de Oro, mientras Lena Oberdorf fue elegida, sin discusión, Jugadora joven del torneo.
La selección española
Evidentemente, no todas las selecciones acabaron el torneo con buenas sensaciones. No lo hizo el Países Bajos de Damaris Egurrola que, defensora del título, nunca acabó de convencer y cayó en cuartos ante Francia; y tampoco la España de Irene Paredes e, in extremis, Amaiur Sarriegi, que volvió a caer en la primera eliminatoria, en este caso ante la campeona Inglaterra.
La derrota le costó el puesto a Mark Parsons. A Jorge Vilda… no. Ni siquiera cuando el conflicto que ya se percibía en la concentración previa a la Eurocopa –la negociación express por las primas, las decisiones del seleccionador español, que dejó fuera de lista definitiva a futbolistas que habían firmado una temporada espectacular como Eizagirre y, en primera instancia, Amaiur...– se convirtió en un escándalo con todas las letras, al hacer público la Federación Española un correo electrónico de una quincena de internacionales que explicaban no encontrarse en condiciones anímicas de acudir a la llamada de la selección.
En el fondo del asunto, el cansancio de una generación de futbolistas que triunfa con sus clubes con las maneras y el desempeño de un cuerpo técnico cuya experiencia en la elite se reduce a los siete años de dirección de la propia selección española y cuya continuidad en el fútbol masculino se antojaría inexplicable ante la falta de resultados. Pero el fútbol femenino sigue en otra dimensión, víctima en muchas ocasiones de guerras que deberían resultarle ajenas, y parte de la prensa española barriendo del lado de su Federación, el asunto se ha saldado con la exclusión de las futbolistas –incluyendo a Paredes, Amaiur y Eizagirre– de las convocatorias de Vilda a siete meses del Mundial y varios ejemplos de juego sucio en detrimento de las jugadoras.

Todo lo que no consigue la selección española absoluta lo logran sus equipos de categorías inferiores. Con participación importante de jugadoras vascas en este 2022. En julio se llevaba el europeo sub19 con Amaia Martínez, Ane Elexpuru, Clara Pinedo, Maite Zubieta (Athletic) y Mirari Uria (Real), además de la alavesista Jana Xin, en nómina. En agosto, se adjudicó el Mundial sub20 en Costa Rica con la participación de Izarne Sarasola, Mirari Uria (Real), Ane Elexpuru, Clara Pinedo y Maite Zubieta (Athletic), junto a las realistas Adriana Nanclares y Ana Tejada –Elene Lete se quedó fuera a última hora por una lesión–. Y en octubre, se hizo, por segunda edición consecutiva, con el Mundial sub17. Un logro en el que participaron las rojiblancas Eunate Astralaga, Marina Artero, Sara Ortega y Jone Amezaga.
A esas victorias les había precedido la de Natalia Astrain, que debutaba en el banquillo de la selección sub17 adjudicándose el Campeonato CONCACAF de la categoría.