Amaia Kowach, Andrés Valentín, Marta Molinero y Antxon Ramírez de Alda
Promotores de la Marcha por la Libertad

23-F, Iruñea: la mejor defensa, un buen ataque

Hacer frente al auge de la extrema derecha y su fascio-franquismo pasa por volver a dibujar un futuro que sea capaz de atraer a las grandes mayorías sociales. Se trata de consolidar y profundizar los cambios iniciados.

Es evidente que el alza de la extrema derecha que vemos en el Estado español tiene relación con una corriente de fondo que está atravesando el planeta: Trump, Bolsonaro, Orban... Ahora bien, sin menospreciar la importancia de esta influencia, pensamos que es preciso mirar a nuestra propia sociedad para determinar cuáles son, en concreto, las razones de fondo del auge de esta ola de reacción, autoritarismo y agresión social generalizada.

En el Manifiesto que distintas personas y grupos sociales hemos suscrito para convocar una Marcha por la Libertad, en Iruñea, el próximo 23-F, se afirma que «el rebrote fascio-franquista al que asistimos no ha caído del cielo, ni nació en las pasadas elecciones andaluzas. Tiene causas concretas en el ayer y en el hoy. En el ayer, que dejó incólumes importantes y decisivos espacios económicos, políticos, institucionales y sociales en los que anidó y luego se ha reproducido aquel franquismo nunca erradicado. Y causas de hoy, ligadas a la crisis económica, institucional y política que estamos viviendo en el Estado español y a las salidas neoliberales y autoritarias que los grandes poderes están buscando para la misma».

El fortalecimiento de la derecha no lo vamos a evitar repitiendo eso de ¡que viene el lobo, que viene el lobo! y llamando una y otra vez a hacer frente a la bestia. Es decir, hay que romper con esa política básicamente defensiva, enmarcada en la estrategia, hoja de ruta y envites marcada por la derecha, y afirmar en positivo nuestra propia vía. De esta manera, sin menospreciar en modo alguno la necesidad de responder a las agresiones más directas, se trata de diseñar una estrategia que mire hacia adelante, no hacia los lados, y dé respuesta a la degradación democrática y social vivida estos últimos años.

En primer término, impulsando la ruptura de todas aquellas ataduras que nos legó el franquismo y que han servido de reserva genética, vivero fascista y logística institucional para esa derecha cada vez más extrema. Ataduras materializadas en esa monarquía franquista; en una policía y ejército nunca depurados y siempre inmunes; en esa España verdad de fe, indisoluble, indivisible y de soberanía única; en ese IBEX 35 a quien todo se le consiente, aprueba y subvenciona; en una judicatura servil para con todo lo anterior...

En segundo lugar, apostando por una salida a la crisis que se asiente en parámetros esencialmente diferentes a los ahora en vigor, de los que se ha derivado un fuerte incremento de las desigualdades sociales, el insultante enriquecimiento de una minoría, el deterioro del marco de relaciones laborales y el debilitamiento de las atenciones y prestaciones sociales. Por el contrario, la salida a impulsar debe caminar en una dirección completamente opuesta que busque mayores niveles de libertad, democracia, bienestar y justicia social.

Por eso, con ocasión de cumplirse el aniversario del golpe de Estado del 23-F de 1981, es obligado recordar, no solo la benevolente condena y trato de favor de sus más directos protagonistas, sino también la impunidad de aquellos otros –muchos más– que quedaron amparados por esos mantos de silencio e impunidad con los que siempre se ha vestido el franquismo y sus epígonos.

Pero, por encima de esa necesaria labor de denuncia, la Marcha por la libertad convocada para este 23-F debe convertirse en punto de encuentro para todas las gentes que seguimos reclamando una sociedad libre y justa. Mujeres que el próximo 8 de marzo saldremos de nuevo a la calle para gritar nuestro rechazo a una sociedad misógina que recorta nuestra libertad y nos discrimina socialmente; migrantes que queremos construir una Navarra multicultural y solidaria del brazo de todas las gentes que aquí hemos hallado; jóvenes que deseamos hacer realidad nuestros sueños y no nos resignamos a que precaricen nuestras vidas y roben nuestro futuro; mayores que no nos resignamos a que nuestras jubilaciones y pensiones sean recortadas, trabajadores y trabajadoras que nos negamos a ser tratados como un mero recurso en una economía deshumanizada dirigida por cada vez menos manos.

Debemos mirar al futuro, afirmar que queremos que nuestra tierra, Navarra, sea plenamente libre y soberana. Que nuestros derechos sean reconocidos y nuestras leyes y acuerdos respetados, pues queremos construir una sociedad solidaria, sí, pero con nuestras propias manos y criterios. Queremos escribir también nuestro pasado libremente, sin leyes de amnistía y tribunales constitucionales que nos declaren incompetentes para destapar la verdad silenciada desde 1936 y abrir paso así a la justicia y la reparación.

Queremos que la Marcha del 23-F incluya a lo mejor de la Navarra rebelde de estos pasados años. La de las huelgas generales contra las reformas laborales y el recorte de pensiones de los últimos gobiernos; la de la lucha contra la corrupción de UPN; la que se movilizó en tantas plazas en torno al 15-M; la que reventó las calles en protesta contra las agresiones y violaciones en sanfermines y otras fiestas y ha sido ejemplo para las mujeres de todo el Estado; la constante y solidaria lucha en torno a la exigencia de libertad para los jóvenes de Altsasu; la del siempre activo movimiento euskaltzale; las que se alzan contra cualquier muestra de intolerancia sexual o xenófoba...

Hacer frente al auge de la extrema derecha y su fascio-franquismo pasa por volver a dibujar un futuro que sea capaz de atraer a las grandes mayorías sociales. Se trata de consolidar y profundizar los cambios iniciados, de crear confianzas y ahuyentar miedos, porque la mejor manera de atajar el auge de la derecha es volver a avanzar desde todos los frentes afirmando nuestra firme voluntad de construir algo nuevo.

Dejemos pues de gastar saliva comentando los exabruptos mediáticos que nos lanza la derecha para tenernos entretenidos y utilicemos las energías que tenemos, que son muchas, en afirmar nuestro propio camino. Y no lo olvidemos: la mejor defensa es un buen ataque. El 23-F tenemos una cita en las calles de Iruñea.

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