Aritz Ibarrola
Vecino del Antiguo, Donostia

A la ciudadanía que quiere la resolución

Sin poder expresarme, así es como me encuentro. El documento en blanco que he abierto lleva toda la tarde abierto, y todavía no he podido empezar. Un intenso dolor me comprime el estómago, como si en su lugar tuviera un puño que se estrujara con fuerza.

Este dolor sin embargo, no es nuevo. No lo es para mí, ni tampoco para la mayoría de la ciudadanía de este pueblo. De un modo u otro, este es un sentimiento que lo hemos experimentado todos los que conformamos este pueblo.Todos ellos originados por un conflicto político. Y dolores todos.

Todos sabemos que vivimos una gran oportunidad abierta en estos tiempos. Presenciamos un sólido esfuerzo de buscar la resolución del conflicto, una voluntad clara y de absoluta certeza. Hemos presenciado grandes cambios y moderados pero ininterrumpidos pasos (víctimas, reconocimiento del daño causado…). Se podría decir que poco a poco avanzamos en el camino, pero… ¡Zast!

De nuevo otro golpe, otra compresión de estómago, otro dolor interno, otra vez. Esta vez amigos condenados a cárcel. Cuándo y ahora, cuando se tienen que vaciar las cárceles y dar pasos hacia la resolución. Por qué y, otra vez por razones políticas, por ser independentistas y de izquierdas. A quiénes y a los que se han atrevido a ejercer los derechos civiles y políticos que nos quieren negar. Cómo e inventando mentiras, escribiendo sentencias irreales y no creíbles sin pruebas y además legitimando la tortura. Otra vez.

Pienso que golpes como este generan un dolor en todos nosotros; grande o pequeño, cercano o de la otra parte, momentáneo o pasado… pero se nos genera dentro a todos. Todos sabemos que no han cesado estos últimos años, y todos nos damos cuenta de sus fines. Aún así, seguimos viendo todo como si no fuera con nosotros, a distancia como siempre. Nos autodefinimos claramente a favor de la resolución, como no, pero tras un fogonazo momentáneo seguimos con lo nuestro, a lo nuestro. Pero lo peor es que sabemos que si todos tenemos esa actitud la vulneración de derechos no va a cesar. «Otra pequeña contradicción interna, no pasa nada» pensamos. Y de ese modo se acabó. La resolución tiene los días contados, lo sabemos.

¿Cómo expresarme? ¿Cómo doy un paso? ¿Cómo parar todas estas injusticias? ¿Cómo impulsar la resolución? Esas son las preguntas que espero nos hagamos a nosotros mismos. Profesor, madre, abuelo, cuidador, estudiante, camarera, fisioterapeuta, parada, panadero, chófer… seamos lo que seamos, todos deberíamos reflexionar en torno a nuestro papel. No les dejemos echar por tierra la oportunidad abierta.

Para sumarnos a esa labor y esa dirección todos los días tendremos el Aske Gunea que se ha organizado en el Boulevard de Donosita, para expresar nuestra solidaridad con los jóvenes en peligro de encarcelación y para mostrar nuestra repulsa a ataques como éstos. Nos vemos allí.

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