Jose Ramon Lopez de Abetxuko
Licenciado en Ciencias de la Información

¿Ahora qué?

Debemos ir a votar depositando nuestra confianza en la izquierda abertzale por su marcado carácter social y de género con el objetivo de lograr una sociedad más justa, solidaria, soberana y euskaldun.

Ahora y después de que de alguna manera nos hemos quitado el complejo de que las elecciones generales no nos aportan nada en términos de necesidades como pueblo, con la duda que siempre nos ha embargado de apoyar a algún partido que pudiera representarnos de la mejor forma en Madrid (que a posteriori hemos visto que era pura falacia), hemos podido percibir que esto ha cambiado de forma muy sensible, en estos momentos hay una gran parte de la sociedad que ya ha interiorizado, que la mejor vía de defensa de sus derechos es desde la independencia, centrándose en el mensaje y restando validez a la ubicación del parlamento de turno. Hemos constatado además que si queremos y nos implicamos, las cuentas salen.

Ahora no nos hagamos falsas ilusiones, no entremos en la autocomplacencia ni en la simplificación de los datos de los resultados obtenidos. Seamos realistas y reconozcamos que las diferencias no han sido significativas, en Araba apenas han sido unas centenas de votos los que han separado la victoria de EH Bildu de su oponente directo el P.P para conseguir el acta del cuarto diputado, lo que significa que con otros partidos políticos la diferencia aún es mayor. Asimismo debemos incidir nuevamente en lo que supone la abstención. En el caso de Nafarroa, donde sectores supuestamente progresistas y con conciencia de país llamaron a la abstención, y en algún caso concreto a no votar a determinada opción y/o candidata, con lo cual posiblemente se hayan perdido los votos necesarios como para otorgar un escaño a la candidata de EH Bildu, Sra. Bel Pozueta, a la que muchos entendíamos que tiene un perfil, y no sólo por el simbolismo de lo que representa, como para tener voz en Madrid y defender lo que la gran mayoría de los allí instalados han tratado de ensuciar, y a pesar de que EH Bildu consiguió 15.000 votos más que en las elecciones generales de 2016, la aplicación de la ley d' Hondt (basada en la participación) adjudicó el escaño al PSN. Lo que demuestra una vez más la importancia de la abstención y el significado del «no voto», que finalmente es regalárselo al «contrario», es decir, que cuenta como voto.

Ahora tenemos que aprovechar la inercia e impulso extrapolando los resultados a las próximas elecciones europeas, municipales, y forales, sabiendo y entendiendo que esas sí que son más nuestras y por tanto abordarlas con mayor responsabilidad si cabe.

Ahora, pues, debe comenzar el arduo trabajo de consolidar nuestra posición dentro del espectro político a nivel europeo, municipal, y foral, que es donde mejor se puede demostrar el trabajo bien hecho, y eso se puede conseguir dando de nuevo nuestro voto a la izquierda abertzale que, repito, tiene en sus listas a los candidatos más decentes y eficientes que van a luchar por la defensa de los intereses de la ciudadanía en general y de los que más nos atañen a nosotros, en particular los derechos humanos, para que los presos y exiliados vuelvan a casa, haciendo fuerza contra las políticas que intentan postularse como izquierdas pero que coinciden en casi todo con la extrema derecha y tienen como enemigo único al que tenga la osadía de desenmascarar y cuestionar sus tres grandes mentiras: a) demócratas de toda la vida, b) estado de derecho, c) separación de poderes. Comodines ya obsoletos de tanto uso pero que como expertos trileros les siguen dando partidas ganadoras, bajo los falsos silogismos: «puedo hablar-hay libertad», «puedo votar-hay democracia». Y no digamos del acoso y derribo del independentista irredento. El antídoto para la prevención de los «efectos narcotizantes» que la política pueda transmitir radica en la participación de los electores afines, críticos o discrepantes, en la confrontación de ideas, en el consenso de los cambios estratégicos o programáticos que la realidad pragmática aconseje realizar, siempre bajo la premisa constructiva de crear los espacios y caminos necesarios para seguir avanzando, ampliando también el espectro de confianza y credibilidad en nuestra opción, atrayendo a los que todavía compran mercancía averiada o ya caducada y votan a otros partidos.

Ahora tenemos que propiciar que esa sociedad civil que tomó el relevo en la lucha política tome el suficiente músculo para que siendo cada vez más fuerte y numerosa realice el trabajo que falta para la consecución de nuestros objetivos, no podemos dormirnos en los laureles, ya que resta mucho trabajo por hacer.

Ahora debemos ir a votar depositando nuestra confianza en la izquierda abertzale por su marcado carácter social y de género con el objetivo de lograr una sociedad más justa, solidaria, soberana y euskaldun. Debemos ayudar con nuestro voto a que nuestros representantes en las listas de EH Bildu salgan elegidos para que puedan desarrollar el trabajo necesario para la consecución de esos objetivos que como sociedad nos hemos planteado (pensiones, sanidad, cultura, gestión de recursos y de las plusvalías…).

Ahora es nuestra oportunidad, seamos consecuentes y votemos a EH Bildu en las elecciones municipales, forales y europeas del próximo 26 de mayo.

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