Iñaki Bernaola
Teólogo de a pie

Axiomas de catecismo

Hay muchas personas que han moldeado su pensamiento a base de axiomas de catecismo, y que son incapaces de percibir la realidad con la objetividad necesaria.

Muchos recordarán que, en las monedas de la época franquista, aparecía el perfil del dictador con una frase alrededor de toda su circunferencia: «Francisco Franco, caudillo de España por la gracia de Dios». En realidad, esta frase estaba copiada del primer axioma del catecismo de la época: «Soy cristiano por la gracia de Dios».

Decía la filosofía reaccionaria que un axioma es algo que no necesita demostración. Eso no es verdad: en esta vida todo necesita ser demostrado, analizado, discutido, valorado, probado y evaluado. Un axioma es en realidad algo que si quieres te lo crees y si no quieres no, preo que jamás podrás demostrar.

No hace falta ser historiador para saber que si Franco fue caudillo de Espala se debió a una sublevación militar que costó un millón de muertos, al apoyo de todos los sectores reaccionarios españoles más el de Hitler y Mussolini, y a que por causas todavía no aclaradas todos los que le hacían sombra fueron desapareciendo del mapa. Tampoco hace falta ser sociólogo para saber que si tus padres son, por ejemplo, católicos polacos, tienes más posibilidades de ser cristiano que si son musulmanes iraníes, o ateos chinos. Pero si alguien se cree que la gracia de Dios fue el principal agente para convertir a Franco en caudillo, el millón de muertos que costó su encumbramiento le parecerá una cuestión baladí.

España es una entidad político-administrativa con rango de estado, como muchas otras en el mundo. Y como creación humana que es, en una época nació, ahora vive y en algún momento desaparecerá. Pero cuando el fascista José Antonio de Rivera la definió como Unidad de Destino en lo Universal, lo que quiso fue elevarla a la categoría de axioma de catecismo. Y ahí sigue metida en el catecismo, con la bendición de fascistas, españolistas y Conferencia Episcopal.

ETA es una organización que hace unos años decidió de motu propio cesar en sus actividades y desaparecer como tal. Pero si hoy en día la izquierda abertzale quisiera denunciar la violencia policial, le mentarán a ETA. Si habla del caso De Miguel, le mentarán a ETA. Si habla de los jóvenes de Altsasu, le mentarán a ETA. Lo mismo que si habla de vertederos, de generosa política fiscal para el empresariado, o de lo que sea. Y si apoyara implícita o explícitamente cualquier iniciativa política ajena, alguien dirá que los impulsores de la iniciativa se están sometiendo al chantaje de ETA. Hace un montón de años, el teniente general Gutiérrez Mellado, que en su día fue la mano derecha de Adolfo Suarez en su gobierno, y mucho antes de eso quintacolumnista fascista en el Madrid republicano durante a Guerra Civil, definió a ETA como la encarnación de todo lo que significa maldad. Es decir, como axioma de catecismo. Y cuando el ínclito juez Garzón aplicó la teoría de que «Todo es ETA», tres cuartos de lo mismo.

Una familia es un agrupamiento humano formado generalmente por progenitores y su descendencia, habitando el mismo techo, con una gestión económica autónoma, y regulada por una normativa recogida en la legislación civil. Es lógico pensar que lo mejor para su protección serían salarios y vivienda dignos; sanidad y educación gratuitas; y medidas de conciliación de la vida laboral con el cuidado de menores y de personas dependientes. Pero cuando se presenta a la familia como axioma de catecismo, sirve de estandarte para oponerse al divorcio, al aborto y al matrimonio de personas del mismo sexo, y de paso para hacer la vida imposible a quien no se sienta a gusto con su sexo biológico.

Hay muchos más axiomas de catecismo en la política española, en los que por falta de espacio no me extenderé: La Constitución, el Estado de Derecho, el terrorismo, la modélica transición española de la dictadura a la democracia... pero sí que os propongo un ejercicio: observad cuántos axiomas de catecismo utiliza cada político en su discurso, y con qué frecuencia. Y desconfiad de quien lo hace a menudo. Porque seguramente su verdadero programa consistirá en más riqueza para los ricos y menos para los pobres; menos vivienda asequible y más fondos buitre; menos libertad de asociación, reunión y manifestación; y más ilegalización de partidos, cierre de periódicos y ley mordaza. Menos educación sexual y protección de las mujeres ante la violencia de género, y más machismo cuartelero; menos reciclaje y más vertederos e incineradoras; menos respeto por el mundo animal, y más corridas de toros y monterías de latifundio.

Hay muchas personas que han moldeado su pensamiento a base de axiomas de catecismo, y que son incapaces de percibir la realidad con la objetividad necesaria. Son personas que para las políticas reaccionarias suponen un auténtico filón, pues obvian un montón de aspectos que si los tomasen en consideración como se merecen, a no dudar pensarían y actuarían de forma muy diferente. Por eso el Sistema se empeña en bombardearnos con axiomas de catecismo a todas horas, y por eso también es importante que todos y todas acometamos la labor de denunciar la perversa operación de obnubilar el pensamiento de la gente a base de sustituir el análisis de la realidad palpable por creencias apriorísticas que te inhabilitan para ver lo que tienes delante de tus narices tal y como verdaderamente es.

Habrá algún lector, o lectora, a quien este artículo le parezca exagerado. Sólo añadiré que, hace ya más de tres siglos, por demostrar científicamente la falsedad del axioma de catecismo que afirmaba que la Tierra estaba en el centro del Universo, a Galileo le obligaron a retractarse bajo amenaza de quemarlo vivo en la hoguera.

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