Begoña Arnaldes Alonso

Bienvenido 15M

No hay vuelta atrás y será la población, con la enorme fractura social creada por el Gobierno español, la que tome las riendas y exija su destino.

El día del «no referéndum» se despachó a gusto en calificativos al Gobierno español de Mariano Rajoy: cúmulo de despropósitos, violencia salvaje, represión dictatorial, actuación franquista de las fuerzas policiales… No se trataba de retirar las urnas porque las urnas no ofrecen resistencia a la autoridad.

Impedir el referéndum a cualquier precio. Negar que el 1 de octubre de 2017 se ha saltado en el calendario para emitir una rueda de prensa por plasma el día 2 con la amnesia como única patología consecuente de las dosis de emocionalidad inyectadas en la población catalana, que tenía toda la razón pero que perdió por los afluentes de la memoria la Ley Ómnibus de recortes de los servicios nacionalistas catalanes y su arraigada corrupción. Da igual. El nacionalismo siempre tiene razón y el español más que ninguno.

«A por ellos». Y catalanes y catalanas no se escondieron. Fueron valientes, sufridores de actuaciones vergonzosas y vergonzantes que se saldaron con 844 heridos. Ayer por primera vez muchos países europeos reconocieron en los libros de Historia la herencia cultural de un país con el que yo tampoco quisiera identificarme; una dictadura que se cebó en Gernika y se reinventó en el 78, pero cuyos posos han servido para revivir un 15M, esta vez catalán; les han dado prólogo y escenario al exterior de cómo se pretende tumbar el derecho a decidir de un pueblo con golpes y sangre. ¿Quién quiere pertenecer a España? Cataluña ya no tiene razones y se lo debe al Gobierno de Mariano Rajoy.

El Gobierno catalán elaboró el relato del referéndum, la gente lo hizo posible, Europa nos descubrió por primera vez desde arriba y la gente ganó. Ganó el derecho a decidir una forma de gobierno, un movimiento popular gestado de manera interesada porque el PP tumbó el Estatut y los catalanes sacaron adelante una ley con 72 votos, pero ha servido de mucho porque no hay vuelta atrás y será la población, con la enorme fractura social creada por el Gobierno español, la que tome las riendas y exija su destino. El PP no lo podía haber hecho peor desde el principio echando mano de su recurso favorito: el decreto, en vez de declarar un estado de excepción legal previa autorización del Congreso, que como no iba a lograr decidió saltarse.

Nadie ha sido legal, salvo la gente. El movimiento popular creado en Cataluña servirá para tapar las conductas más soeces que pueden acometer las instituciones, sean corrupción o recortes. Gente con principios a la que van a aplicar toda la dureza posible, como han aplicado a todos aquéllos contrarios al referéndum que se quedaron en sus casas y asistieron atónitos a la falta de gestión de un gobierno que no les defendió. Gente valiente a la que no van a dudar en aplicar la legalidad vigente los que se esconden de ella cuando se la exigen los tribunales que los juzgan.

El escenario para los próximos meses contempla mayor dureza contra este movimiento popular resucitado pero le viene muy bien a Mariano Rajoy. Porque la más que posible salida será un adelanto electoral ante un panorama convulso, por falta de apoyos en la oposición. La visceralidad de sus fieles votantes hará el resto; «a por ellos» decían la víspera en Cataluña. Y a por el 15M irán, con la complicidad silenciosa de un PSOE que no se pronunció en toda la jornada como buen heredero franquista. «A por ellos», les dirán. Y en 2018 puede que lo consigan. Esta vez con mayoría absoluta.

Recherche