Iulen Lizaso Aldalur

Bienvenido Coronavirus

¿Qué les queda ofertarnos para perpetuar su poder material? La oportunidad que ofrece la crisis humanitaria provocada por el coronavirus...

«Nadie tiene derecho a lo superfluo mientras alguien carezca de lo necesario».

Este entrecomillado es el titular del artículo, siendo el encabezado la premisa que como anhelo lo puede hacer real, ya que a diferencia de lo que se dice al uso, entiendo que: «no hay bien que por mal no venga»... y el mal ya vino aquí para quedarse. Ahora toca darle la vuelta al «calcetín» y empezar a vivir la vida desde dentro, desde la «casa» íntima de cada uno. Exige reclusión y hacer la travesía del desierto individual... cuarentena de la noche oscura de los tiempos.

Amanecer saliendo de la caverna donde el «ruin» nos mantiene tan ilumina-dos que impide ver-nos, descubrir -nos, saber-nos. Desde ello, no como fin sino como camino, construir el ideal de vida... al margen del «saberes» e ideologías.

«Hay tantos idealismos como ideales; y tantos ideales como idealistas y tantos idealistas como hombres aptos para concebir perfecciones y capaces de vivir hacia ellas. Debe rehusarse el monopolio de los ideales y cuantos lo reclaman en nombre de escuelas filosóficas, sistema de moral, credos de religión, fanatismo de secta, dogma de estética, etc».

La promoción desmedida de ideólogos políticos, mercantiles, religiosos... hoy también científicos, sumada a la publicidad para comercio de mercaderías innecesarias, nos han llevado a este colapso adquisitivo para sus demandantes mayoritarios y hastío sistémico a una minoría que clama un decrecimiento.

¿Qué les queda ofertarnos para perpetuar su poder material? La oportunidad que ofrece la crisis humanitaria provocada por el coronavirus... dirá que nada. Así como no es el coronavirus «cautivo» en nuestro cuerpo el que nos hace enfermar sino su actividad por falta de empoderamiento celular en un cuerpo mermado en sus defensas, lo propio la humanidad en su cautiverio global.

¿Por qué la humanidad esta mermada en sus valores heredados, entre ellos la salud? ¿Por qué hacen que así sea, cuando el estado natural es la plenitud?

El consumo superfluo como causa en la inversión del principal valor humano natural, nos lleva al alejamiento de nuestro centro del sentir y discernir en la «cuna», del ser que somos en lo individual. En el interior de la caverna del olvido, nos impiden recordar lo que somos; nos impiden descubrir nuestra verdadera realidad de ser y la razón de nuestra existencia... ¡salgamos!

Consumo superfluo global llevado hasta el agotamiento de los recursos y al acogotamiento de la paciencia de un planeta, que como madre, mece la cuna de una humanidad, a la espera de ser rescatada de su cautiverio existencial y cuarentena espiritual, y sacarla a la Luz a ver la nueva primavera que ya está.

«La evolución humana es un esfuerzo continuo del hombre para adaptarse a la naturaleza, que evoluciona a su vez». Naturaleza y planeta, despensa y hogar, ya lo hacen. Falta el rey de la creación... hoy heredero desahuciado de su ser.

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