Elias Anton Murgiondo

Carta abierta a los nacionalistas españoles y franceses

En estos tiempos electorales y de gestión imperial, utilizando argumentos depredadores como técnica de acusación sobre lo que son-somos en el tema nacional de pertenencia, los estados español y francés (desde cualquier punto ideológico) no dudan en vituperar al nacionalismo vasco o catalán..., todo ello como si los deseos democráticos de su población para lograr su emancipación fuera una idea retrógrada o antidemocrática. Aluden a lo «trasnochado» de separarse y de romper amarras con la monarquía impuesta o la república corrupta e imperialista. Y lo hacen desde una postura ultranacionalista, antidemocrática y unificadora a golpe de una legalidad votada por mayorías que nada tienen que ver con el origen o la sensibilidad real de dichas naciones sin estado; lo hacen desde un nacional-imperialismo en el que deciden sobre los vascos el conjunto de quienes se sienten españoles y consideran que los vascos también lo somos (los catalanes ya se expresan con la suficiente claridad sobre su situación y yo no voy a incidir en sus aspiraciones...).

En los debates electorales que se están celebrando en el Reyno de España cara al 23-J se está dando por sentado que el futuro será «democrático» sí o sí, sin tener en cuenta el pensamiento mayoritario de los vascos del sur de Euskal Herria y el empeño de la socialdemocracia o el neofranquismo sigue siendo el de la mejor dominación de las tierras vascas y catalanas desde un centralismo opresor a través de una legislación impuesta y garantizada por las armas de tropas invasoras (¿cuántos vascos y vascas componen las brigadas del Ejército, Policía Nacional o Guardia Civil acantonadas en EH?) o una judicatura ideologizada que traslada sucursales de «justicia» a nuestro pueblo para romper con cualquier acuerdo tomado en sede parlamentaria que no guste en Madrid. De ahí la disparidad de criterios entre los españoles y los vascos (No a esta Constitución!, ¡No a la OTAN! ¡Que se vayan! Amnistia osoa!) y todo ello avalado mayoritariamente por la ciudadanía a pesar de la represión y las imposiciones históricas.

Algo habrá de realidad sobre la situación actual de los y las vascas que habitamos las tierras desde el Ebro hasta el Adour, con la frontera norte del Océano Atlántico; ¿por qué se denominan País Vasco/Pays Basque al sur y al norte de Euskal Herria por los estados español y francés si no somos considerados como naciones por ambos, si no tenemos derecho a decidir nuestro futuro?. Estas contradicciones emergen con nitidez en «la lucha de los contrarios» que se mantienen desde largo tiempo y que tantos problemas acarrean desde aquel lejano 1512 de la agresión imperialista en Amaiur por las huestes del felón Duque de Alba.

La conquista de Nafarroa supuso la conquista de Euskal Herria (País Vasco/Pays Basque en euskara) y se hizo después de haber acabado con el poder árabe (1492) en las tierras del mercenario Cid Campeador. Son cosas de la historia..., que van de banderas y deseos de imponer desde un poder ciego y cruel, donde el unionismo campea homogéneo tanto en las filas «progres» como en las facciosas.

Cuando acudimos a Madrid a debatir y a proponer, a demostrar que somos un pueblo con aspiraciones de libertad e independencia, lo hacemos para que se sepa que no nos rendimos y que nuestras aspiraciones siguen intactas y para demostrar que nuestra lucha contra todo tipo de imposición será contestado con claridad y firmeza; siempre a favor de la gente, del pueblo, de los débiles y oprimidos, contra los impositores y quienes tratan de ilegalizar, apresar, torturar o matar al contrario.

Esto que digo viene a cuento de la hipótesis establecida por los herederos de Franco aliados con Vox (PP) en sus proyectos de la toma de la Bastilla (el gobierno de España) para reducir derechos y logros conseguidos por el apoyo «bilduetarra» al «sanchismo». No es que Sánchez se haya destacado por haber logrado demasiadas cosas, pero siempre surge una orilla más calmada y más sosegada a la hora de trabajar por la cooperación y el entendimiento, donde la españolidad resulte, también, más soportable. El hecho de haber crecido y de lograr visibilizar el «frente amplio» que va componiendo EH Bildu conlleva un toque fresco de ilusión y esperanza cara al futuro y la clave sigue siendo la misma: buen trabajo y claridad administrativa y explicativa. Por todo ello, no podemos permitir que nadie en nuestro entorno ponga en cuestión nuestro soberanismo como objetivo a cumplir, pues las derechas (sean extremas o no) siempre van a defender intereses bastardos que posibiliten la explotación y dominación social para mantener el control de su poder a través de cualquier pacto, con cualquiera que ofrezca su apoyo («gratis et amore»), sea unionista o socialdemócrata galoso, pero siempre alejado del soberanismo real, disfrazándose con un regionalismo impecable y lleno de palabras gruesas que cada vez engañan menos en sus propias filas. Feijóo y Abascal son una misma cosa, pues Feijóo desciende de Fraga y Abascal también. Suponen el neofranquismo más burdo e incapaz, donde la mentira y la agresión son sus cualidades más significativas y parece mentira que haya personas que acudan con sus votos a tiempos pasados, a épocas de marginación y oscuridad. Es otra de las diferencias entre los vascos y un sector importante de la españolidad, que se puede comprobar en los resultados electorales, donde PP y Vox son pura filfa, donde casi nadie les apoya (no olvidar el funcionariado estatal impuesto en Euskal Herria...) y, sin embargo, en su mensaje siempre aparece la extinta ETA, como si su «patria» no tuviese otros problemas de importancia real y vital para dirigir su atención. El PSOE, por otro lado, haciendo como que no ve, ni oye, ni está, pero jode... Se alía con cualquiera para triunfar y hace daño a quienes le canta las verdades. Lo de Iruñea con sus votos en blanco contra Asiron muestran la verdadera faz de sus políticas; lo mismo que en Gasteiz, Gipuzkoa y Durango, con un PRV agradecido y cambiacromos sacando pecho perdido. Todos ellos muy dignos y en dificultades para intentar ocultar sus «faenas» tan difíciles de asumir y explicar. Es lo que tiene ser nacionalista español o sentirse «cómodo en España». Que conste que en absoluto me opongo a que un español sea nacionalista y defienda su nación, pero que no se oponga al derecho de vascos y vascas a decidir su futuro, sea en el Hegoalde o Iparralde vascos.

Como ya decía en otro escrito, nosotros a lo nuestro, pues lo que nos rodea produce dolor y amargura y lo mejor para avanzar es seguir ampliando el «frente» para garantizar la sonrisa y acercarnos a un futuro triunfal. Gora herria!

Euskal preso politiko eta iheslariak etxera!

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