Federico García

Carta abierta al señor Javier Maroto

Los vientos son cambiantes: hoy norte-sur, mañana, este-oeste. Es decir: las veletas políticas, sociales y de cualquier otra naturaleza, son variables e imprevisibles.

Sr. Javier Maroto: hace ya algún tiempo –junio de 2015– usted difundió en una emisora de radio local, un alegato público con muy malas y aviesas intenciones, acusando a dos colectivos en situación de vulnerabilidad social, económica y política: me refiero, como usted, bien recordará a ciudadanos/as magrebíes; concretamente, a marroquíes y argelinos. Una declaración pública de estigmatización, de racismo, de xenofobia y de exclusión, que dio lugar a una extensa y larga campaña de debates, intoxicaciones, polémicas, posicionamientos públicos a favor y en contra, en temas que giraron sobre el supuesto fraude en la RGI de, en la práctica, todo el arco iris social, sindical y político: partidos en el Gobierno Vasco, y los de alrededor, Iglesia, algún obispo, Ayuntamiento, algunas ONGs –no todas–; la justicia, desde la Fiscalía Superior del País Vasco… Diligencias Informativas Previas, con investigaciones efectivas y declaraciones de usted ante la Fiscalía, procedimientos que fueron reconducidos hacia los Servicios de Mediación Intrajudicial en Vitoria, abandonados de modo inexcusable en el último minuto…

Añado a ello, las dos querellas, una frente a usted, y la segunda frente al hoy ex diputado general de Alava, Sr. Javier de Andrés, que SOS Racismo Araba, planteó ante la Justicia, por considerar, que sus declaraciones públicas, y las de su compañero de partido, eran motivo suficiente de ser ustedes encausados por la presunta comisión de unos delitos de odio, y de injurias y que, no fueron estimadas en primera instancia, por la sencilla razón –entre otras– de convertir al querellante en querellado, y, en la Audiencia Provincial, el considerar, que las declaraciones públicas de un cargo público en ejercicio, aunque éstas sean reprobables y rechazables, han de ser evaluadas con cierta amplitud de observancia en cuanto al ejercicio de la libertad de expresión se refiere.

Sr. Javier Maroto: usted creyó, como, algunas entidades sociales –incluso cercanas– que la iniciativa –llevada a cabo por esta parte–, acabaría en vía muerta, con el apoyo indiscriminado de buena parte de la prensa, con excepciones notables, por cierto, en la caza y captura de esos aventureros Oenegeístas, que viven del fraude de las ayudas sociales y gubernamentales.

Le recuerdo, Sr. Maroto, que sus iniciativas de ILP, con firmas requeridas a base de ¡Firma o te sanciono! a la ciudadanía, acabaron ante la Fiscalía, también. Le recuerdo, por enésima ocasión, que en cierta rueda de prensa, al finalizar su comparecencia obligada ante el Servicio de Mediación en los Juzgados de Vitoria-Gasteiz, delante de la misma: usted, negó en tres ocasiones, conocer al firmante de este escrito, responsable de la entidad que le había denunciado. No me sorprendió en absoluto. No tema, Sr. Maroto, no le pasaré factura alguna. No es necesario.

No puedo, ni debo de olvidarme, del levantamiento público-pacífico de la iniciativa ciudadana Gora Gasteiz, que supuso, un plus determinante ante la fuerte campaña de intoxicación social dominante, que sus acusaciones públicas provocaron, hasta el punto, de que la Comisión Europea en su informe 2018, sobre racismo, le consideró a usted y su homólogo de partido. Sr. Albiol, como alcaldes racistas en ejercicio. Ellos: ¡Sí lo vieron!

Se equivocaba, usted. Se equivocaba, usted y su equipo de estrategas de mentalidad fútil.

Usted quedó sepultado por la resaca natural que provocó semejante espectáculo «antimagrebíes», en las anteriores elecciones municipales, a pesar de sus 34.000 votantes vitorianos, con la escarapela de su quehacer xenófobo, siendo premiado «in voce» con una butaquilla en la cancha central con vientos a favor: PP-Madrid.

Los vientos son cambiantes: hoy norte-sur, mañana, este-oeste. Es decir: las veletas políticas, sociales y de cualquier otra naturaleza, son variables e imprevisibles: Sr. Maroto, ya se le aconsejó de modo público por SOS Racismo Araba, que se moderara usted, que pidiera excusas, que se excusara ante aquellos, que estratégicamente estaban siendo utilizados como carnaza atípica para fines y rendimientos electorales. No lo hiciste. Error. Lo volviste a intentar, Maroto, en Madrid. Pero no tuviste en cuenta que: «Nunca segundas partes, fueron buenas» y este antiguo refrán de sabor popular, cierra por el momento esta nota personal de un vecino vasco de complacencia y de vecindad homologada, para que, aceptes el hecho, de que si nos volvemos a cruzar por la calle Zapatería, en próximas ocasiones, no bajes la mirada, ni cambies de dirección, como siempre has hecho. Yo, te saludaré como uno más, como a cualquiera. No lo dudes.

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