Luis Pabolleta Lizoain
Trabajadoras del SSGG del Sector Sociosanitario de Pamplona

Carta abierta de las «kellys» sobre la medalla de oro del Gobierno de Navarra

No podemos dar las gracias a quien se ha olvidado de nosotras y nosotros, a quien parece ser que no le importamos, o más bien, tan solo le interesamos para lavar trapos sucios que nadie quiere

Aquí estamos las «kellys» para lavar los trapos sucios de otras personas y otras entidades. La medalla de oro para aquellas personas que han estado en residencias y al cuidado de personas en esta pandemia. ¿Nosotras no hemos estado en primera fila de batalla con todas aquellas personas que también hemos cuidado? ¿No hemos escuchado a todos aquellos que nos han necesitado y darles ánimo cuando lo han necesitado cuando sus familiares no podían y nosotras si cuando realizábamos nuestro trabajo? Hemos estado ahí, con nuestro trabajo, nuestros miedos, nuestra angustia, junto con los demás profesionales atendiendo a todo aquel que lo ha necesitado, cada una haciendo su trabajo, en enfermería, en medicina, limpiando suelos y espacios donde podía residir este maldito bicho. Junto con las compañeras y con los compañeros dándonos ánimos y ayudándonos en todo lo que se hiciera falta, ya sean médicos o compañeros de mantenimiento en sitio que nos correspondiera. Todas aquellas personas que han estado lavando la ropa de personas que tenían el coronavirus y también tenían miedo de contagiarse a través de materiales transmisores para ofrecer un material limpio y agradable a todo aquel que lo necesitara. Si, hemos estado ahí pero no en el reconocimiento a nuestra labor, ya sea con medalla de oro o sin ella.

Una mirada o una sonrisa nos hubiera bastado, o tal vez, un agradecimiento general a todo lo que hemos hecho, como lo han hecho el resto de profesionales. El Gobierno de Navarra tan solo se acuerda de una parte de la plantilla que ha estado en contacto directo con esta pandemia de coronavirus y a la otra nos deja en el olvido. El Gobierno sabrá por qué. Nosotras sabemos por qué hacemos nuestro trabajo y por qué hacemos que la vida de todos a quienes hemos atendido sea mejor al compartirla con nuestra sonrisa, con nuestra mirada, con el ímpetu de hacer que las sábanas estén mejor dobladas o que la comida sepa mejor para quienes de verdad están sufriendo este virus.

No podemos dar las gracias a quien se ha olvidado de nosotras y nosotros, a quien parece ser que no le importamos, o más bien, tan solo le interesamos para lavar trapos sucios que nadie quiere. Pero que a nadie le quepa la menor duda que seguiremos realizando nuestro trabajo como siempre, con dignidad. ¿Lo puede decir todo el mundo?

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