Alexander Ugalde Zubiri
Profesor de Relaciones Internacionales UPV-EHU

Chávez: pasado, presente y futuro

Muchas valoraciones cabe efectuar en estos momentos tras el fallecimiento del comandante y presidente venezolano Hugo Chávez, no por esperado menos doloroso. En estas apresuradas líneas considero que una, entre otras, de las significaciones de su persona es el logro de saber trazar de forma exitosa una ligazón entre pasado, presente y futuro.

Su persona y el proceso colectivo generado -bolivariano y revolucionario- en Venezuela, con marcadas repercusiones latinoamericanas y mundiales, recuperan el pasado: las historias de las resistencias indígenas, los procesos independentistas, las revueltas de los y las esclavas de origen africano, las luchas campesinas y obreras, las insurrecciones guerrilleras, etc., habidas en siglos pasados. Han encarnado el presente (desde la rebelión desde 1992 y el cambio abierto entre 1998-99 hasta hoy): el decidido impulso por transformar el país de manera cualitativa con medidas políticas, económicas, sociales y culturales, materializadas a veces con errores y contradicciones, pero con muchos y diáfanos aciertos y logros, en definitiva con un balance claramente positivo para el pueblo venezolano, especialmente en las políticas de ámbito social. Y, sin duda, señalando el camino del futuro: una estrategia que no será ni lineal ni fácil, ni en lo teórico ni en lo práctico: un proyecto socialista en construcción, un socialismo bolivariano propio y creativo adaptado a las condiciones del país y conexionado con los socialismos del siglo XXI en marcha en otros lugares.

Para acabar, y desde mi perspectiva internacionalista, lo dicho se refleja de forma diáfana y contundente en tres éxitos: la adaptación de una política exterior propia y autónoma (por vez primera en la historia venezolana); el impulso a la cooperación e integración latinoamericana y caribeña (CELAC, UNASUR, ALBA), esta esperanza tan deseada en Nuestra América; y convertirse en los últimos años en referencia y esperanza para otros pueblos, naciones y países del planeta (el devenir de Chávez y Venezuela a nadie dejaba indiferente, para muchos -entre los que me encuentro- objeto de seguimiento diario).

Si el año pasado en un libro colectivo con estudios favorables y contrarios (‘Chavismo. Entre la utopía y la pesadilla’) escribía (capítulo ‘Venezuela: la Revolución Bolivariana transita sus propios caminos’) que en la coyuntura complicada de 2012 deseaba lo mejor para el pueblo venezolano, ahora, tras la muerte del comandante, no me queda sino reiterarlo añadiendo que el camino está esbozado: el que ha marcado el compañero Chávez, tanto en sus realidades como en sus sueños de raíces bolivarianas, martianas y guevaristas.

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