Dan Alvarez Prieto

Con reiteración, pero sin odio: «Quo vadis», Anasagasti?

No tengo ninguna intención de alargar mucho más allá la polémica que nos diferencia en torno a la estampación de tu firma con la banda de ultras que te han rodeado en la intención de que se incluyan los nombres de aquellas víctimas que propiciaron y participaron en el alzamiento franquista en el monumento de Donostia. A partir de aquí también creo que no harás ningún gesto que te retracte.  
           
Alegas que no me conoces de nada y es verdad. Caminos y vidas tan diferentes, las nuestros tienen pocas convergencias.

Nos diferencian muchas cosas:  El origen familiar, tú desde el exilio en Venezuela y yo de un exilio familiar impuesto- impuesto- que desemboca felizmente con nuestras vidas en Euskal Herria. Sin duda tenemos una historia pasada y presente muy diferente. En mi caso el Alzamiento fascista del 36 me privó de haber conocido a mis abuelos y tío, porque sus cuerpos acabaron en la cuneta por mano de esos mismos que ahora pretendéis colocar como víctimas. He conocido la represión muy de cerca durante mi niñez y juventud. Después trabajo y euskera como banderas del progreso. Por cierto, eso echo de menos en ti, tu desconocimiento de lo que más nos puede identificar como pueblo, el Euskera, porque tiempo de aprenderlo has tenido, por lo menos tanto como yo. También nos diferencia un presente y un futuro que nos hace tan distintos.  El tuyo, si no me confundo como activista tertuliano y cercano a alguna de esas prolijas fundaciones tan de moda. El mío: jubilado de la enseñanza.

Dices que no me conoces de nada. No me extraña. Mi nombre no te dirá nada. Yo, sin embargo, ya te conocía. Una vez pasaste cercano y ufano, como dirigente de tu partido, encabezando la representación oficial del PNV, en los tiempos de la apuesta por Lizarra Garazi. Quién te ha visto y quién te ve. Yo ocupaba junto a la muchedumbre una de las aceras abarrotadas de Bilbao, cuando una persona alegre por la algarabía de la comitiva, gritó «mira ahí está Anasagasti». Desde entonces no nos hemos cruzado y mucho me temo que lo hagamos, dadas las posiciones sociales tan diferentes que ocupamos.

Tratas de justificar tu adhesión al manifiesto ultra con tu origen familiar y un sinfín de acciones que justifican un pasado de activismo pacifista, para recabar que no eres un saltimbanqui, que todavía no te has pasado al bando de la derecha recalcitrante. Yo voy a dejar mi historia personal, porque conduce a muy poco y quiero centrarme en el regalo que les has ofrecido a ese listado de intelectuales ultras contra la ley de Memoria democrática.

Me haces la pregunta trampa, de si condeno todas las violencias. Ya sabes que depende de que respuesta dé, puedo ser no solamente condenado ideológicamente, si no de serlo judicialmente.  «Condena Vd. todas las violencias como yo hago». Solo puedo decirte que no todas las violencias tienen el mismo origen y causa y por tanto son notoriamente diferentes. Eso tú lo sabes pero lo tomas como premisa trampa. No me gusta su existencia, porque ello ya es indicativo de una manifiesta desigualdad en su ejecución. No podemos ser equidistantes a las mismas por el hecho de ser violencias, porque las causas mismas las hace diferentes. Para mí no tiene más valor quien condena genéricamente todas las violencias, que quien condena lo injusto de un tipo de violencia.

Ciñéndonos al caso referido, la solicitud de igualdad de trato entre las víctimas de la Guerra Civil en el monumento de Donostia, podríamos llegar a la conclusión de que el valor de la equidistancia ante la violencia es una entelequia que trata de esconder el origen de la misma. En una ciudad pacífica como Donostia, se alzan en armas una parte del ejército acompañados por un nutrido grupo de fascistas. Ante ese hecho de poder, al pueblo se le dota de armas para su defensa y contiene el alzamiento. Evidentemente hubo víctimas mortales.
 
En este caso cabe entender que no puede ser lo mismo la violencia de respuesta, aunque sea irracional y hasta cierto punto injusta, que la consecuencia de una cruenta violencia ejercida desde el poder con golpe de estado incluido, como ocurrió con el Franquismo.
 
El origen y los detalles deshacen toda equidistancia, ¿Porque hasta qué punto la Revolución Francesa, la vietnamita, las guerras de independencia latinas y africanas, que también ejercieron su uso, serían condenables y borradas de su significado histórico?

No quiero entrar en más disquisiciones filosóficas sobre la violencia, porque como te he dicho tu pregunta, guarda una gran dosis de trampa para descalificarme de un plumazo.  

Ya sé que puedo ser un desinformado y un sectario, tal y como me tachas. Por suerte o desgracia, me cuesta ser un saltimbanqui, por eso mantengo que hasta que no se haga justicia con todos aquellos asesinados que defendían la legalidad y el derecho a ejercer la democracia, entre ellos mis familiares, la revisión que exige tu grupo de amigos no tiene sentido. Falta mucho por aplicar en la ley de memoria Democrática, para que tanto huérfano sintamos la necesidad de tal revisión.

Haces alusión a Guillermo Gortázar y su mujer Pilar del Castillo, exministra de Aznar, ambos con pasado comunista y ambos desde hace muchos años desembarcados en el PP, donde han obtenido grandes prebendas. Qué vergüenza para los compañeros de su pasado, que vieron en ambos un referente para su causa. ¡Esos sí que son saltimbanquis¡ ¿Verdad? A esos amigos te has arrimado y eso es lo que te reprocho. Cuando te unes a sus tesis anti-memoria democrática, ¿de qué huyes? Mal camino amigo. No me extraña que muchos de tus compañeros de partido no comprendan tu discurso y se alejen de ese muro de vergüenza.

Guillermo de Gortázar con el que compartiste libros de personajes históricos con el que fundamentar tu escándalo, si se le puede catalogar como historiador, ese hecho no le exime de sus posiciones ultraconservadoras y revisionistas de la historia. Guillermo tiene ideología como la tenemos tu y yo, por lo que su referencia como valor carece de tal para basar su palabra en hechos objetivos como pretende, porque como tu bien sabes su objetivo no es otro que ahondando en las posiciones ultras de la derecha españolista  es cargarse la reciente ley de Memoria, a la cual aún le queda mucho camino para poner en práctica.  Por cierto, ¿has leído la entrevista que le hace a Gortazar el diario digital ultra “El Debate”? Infórmate, su objetivo lo deja muy clarito.

«Quo Vadis», Anasagasti. A tu partido no le merece la pena que vendas tan gratuitamente las figuras de Irujo y Joaquín Zubiria, para justificar tu salto al manifiesto ultra. Irujo, como burukide, no se merece acabar en tus justificaciones al manifiesto. Ese guiño te lo podías haber ahorrado. Los arriba citados no merecen tu justificación y firma, como ejemplo del enfrentamiento del nacionalismo contra ciertas malas praxis de algunos milicianos. Tu firma habrá satisfecho a tus colegas de manifiesto, pero no a las posiciones de un partido que también se levantó contra el franquismo.

La utilización del abertzalismo y humanismo como ejemplo práctico en un contexto muy diferente al actual, para justificar tu adhesión al manifiesto ultra es otra trampa más. El regalo a la derecha ultranacionalista española, de dos figuras del nacionalismo histórico vasco en un contexto muy diferente, como es el actual, sirven de acicate de las posiciones españolistas más reaccionarias contra la ley de Memoria Democrática.
 
Es claro y notorio, que la utilización torticera de este colectivo revisionista y antidemócrata, nos deja a las claras, como se ha dicho, que su única intención es acabar con la Ley de Memoria Democrática, y si tú no lo ves así, revísate la vista en los interiores de tu propio partido.

Yo sí te creo que en el hecho de estampar tu firma en ese manifiesto ultra no hubo transacción manifiesta, pero sí intención notoria de que tu nombre no pase al olvido, sea como sea y fuera cual fuera el medio. Tú en ese aspecto no has cambiado, siempre has buscado la notoriedad, y ahora, mucho me temo, que obviando los propios sentimientos de tu partido, les has dado con tu firma, la justificación de que el nacionalismo también está por la revisión histórica.  
       
Me remito a lo que como bien decía Xabier Arzallus, del que ideológicamente difiero, pero con la admiración a la valentía cuando apostó por los tiempos del acuerdo entre abertzales, al Partido le sobraban michelines y creo firmemente, porque conozco a muchos de ellos, de que un buen grueso de militantes de tu Partido, piensan en ti, como ejemplo.
 
Espero que te ofendas simplemente lo justo. Al fin y al cabo, partimos de posiciones e historias muy diferentes que justifican nuestro ser y decidir. Decidir retirar tu firma de ese listado de ultras, sería un acto de dignidad a todas aquellas víctimas que enterradas aún en las cunetas nos aguardan. Sin conocer tu decisión yo, por mi parte, doy por finalizado este inesperado debate.

Recherche