Alfredo Ozaeta

Cuba: sempiterna obsesión

El pueblo cubano si en algo ha demostrado su buen hacer, aparte de ser ejemplo mundial de solidaridad, generosidad y dignidad, ha sido un su capacidad para afrontar y superar las grandes tormentas que periódicamente impactan o pasan por la isla.

Por arte de birlibirloque de la democracia universal ahora resulta que durante unos días Cuba ha resultado ser el mayor problema democrático del mundo mundial.

En Cuba, algo más de 11 millones de habitantes, podemos hablar de cerca de 20 contando a la diáspora, con nula influencia internacional en los mercados financieros y económicos debido a sus escasos recursos materiales y a su exiguo PIB, es donde dicen que no se respetan los derechos humanos y donde no hay libertad.

Ha faltado tiempo para que la mayoría de los estados europeos, otros latinos y por supuesto el inductor y director de la orquesta, su vecino EEUU, en un claro ejemplo de matonismo político le pidan e incluso exijan lo que muchos de ellos no son capaces de dar u ofrecer en términos de derechos y democracia.

Claro está que no se trata de China, Turquía, Rusia o los propios EEUU, incluidos sus satélites, por poner algún ejemplo. Quien se va a atrever a incomodar a estas influyentes y determinantes economías y piezas claves en el tablero geopolítico mundial. Quien va cuestionarles o tan siquiera preguntarles que pasa en Hong Kong, con los uigures, con los opositores y disidentes, con los kurdos, etc. Donde están las libertades de opinión, movimiento, el libre acceso sin censuras o apagones a las plataformas o redes tecnológicas y digitales, el derecho a decidir de sus pueblos, la sanidad y cultura universales, la igualdad y los derechos laborales y sociales, etc., etc. Además de fácil es una buena estrategia de distracción el pedir a los demás lo que uno mismo no es capaz de ofrecer.

También la Unión Europea se ha sumado al carro, trasladándolo incluso a los parlamentos de sus estados miembros con encendidos debates sobre lo que hace o deben hacer Cuba y los cubanos, cuando en muchos de estos países se han cerrado medios de comunicación, se ha torturado hasta no hace muchos días, se ha reprimido y encarcelado a los adversarios políticos y disidentes recibiendo en contadas ocasiones una ligera amonestación o desaprobación desde Estrasburgo o Bruselas, limitándose en la mayoría de los casos a mirar hacia otro lado. Que nos lo cuenten a vascos y catalanes entre otros muchos lo del derecho de la libre y pacifica manifestación opinión y decisión. ¡Qué ironía!

Por supuesto que los cubanos en desacuerdo con las políticas de su gobierno tienen todo el derecho del mundo a manifestar su opinión libre y pacíficamente, al igual que los que apoyan a su gobierno, pero con qué autoridad terceros países quieren destruir la autonomía y madurez de un país interfiriendo en sus asuntos internos, competencia esencialmente de los propios cubanos, como es el diseño del modelo de sociedad que desean para ellos y para sus hijos.

Con que objeto invierten cantidades ingentes de medios y dinero para financiar grupos de presión o mercenarios para comprar voluntades y desestabilizar por la fuerza el legítimo sistema que la mayoría del pueblo cubano ha decidido hoy por hoy adoptar. No olvidemos la obsesión que su vecino del norte viene arrastrando desde que los cubanos tuvieron la determinación, valentía y porque no decirlo, también la osadía de querer mejorar sus vidas y forjar una sociedad más justa e igualitaria. Vemos que exceptuando la legislatura de Obama presidente tras presidente han endurecido sus posturas. Desde la ley de Helms Burton hasta las últimas implementadas en la era Trump, ni más ni menos que 243 leyes y medidas para continuar erosionando y obstaculizando el ya difícil de por si desenvolvimiento del pueblo cubano, con el único objetivo de colapsar su economía y lograr una victoria por hambre y asedio continuado. Más que de leyes podíamos hablar de amenazas y represalias para bloquear sus transacciones comerciales, el flujo de remesas, el desarrollo tecnológico y económico, impedir relaciones interbancarias y la posibilidad de acudir a fondos y mercados internaciones para la obtención de divisas y financiación para proyectos medioambientales, industriales, tecnológico digitales, etc., fundamentales para cualquier país en desarrollo que busca su empoderamiento en el espectro internacional.

Es patético escuchar a un funcionario de oficio como como el nuevo presidente de los Estados Unidos, Sr. Biden, decir que Cuba es un estado fallido, cuando precisamente donde ellos han metido la mano han dejado un reguero de estados, países y democracias fallidas. Que miren a Irak, Afganistán, Yemen, Centro y Sudamérica y un largo etcétera.

Paradójicamente los abanderados de la democracia pura no se escandalizan ni piden cuentas cuando la Asamblea General de las Naciones Unidas el pasado 26 de junio, una vez más, rechazara por 184 votos, 2 en contra y tres abstenciones, el embargo a Cuba. Donde está su democracia cuando están haciendo caso omiso a un mayoritario clamor del cese de una injusta y criminal represalia o tal vez venganza por ser fieles a unos principios y valores y dejarles en evidencia.

No les perdonan que siendo tan «irrelevantes» hayan decido confrontar sus justos y democráticos ideales, sistema, con las corrientes dominantes y «modas» neoliberales de turno. Volverán a intentarlo, Cuba lo sabe, las condiciones de la tormenta perfecta siguen latentes: bloqueo más pandemia; escasez de recursos; sin turismo, su principal motor económico, menguan considerablemente los ingresos; descontento de los ciudadanos ante la falta de productos básicos; enormes colas para obtener alimentos a altas temperaturas; dificultades para la entrada de remesas del exterior; falta de agua; cortes de energía y un montón de «ociosos» que sin turistas no tienen «entretenimiento» ni posibilidad de «business» y siguen manteniendo su actividad critica en las calles.

El pueblo cubano si en algo ha demostrado su buen hacer, aparte de ser ejemplo mundial de solidaridad, generosidad y dignidad, ha sido un su capacidad para afrontar y superar las grandes tormentas que periódicamente impactan o pasan por la isla y resto de las áreas caribeñas y atlánticas. Seguro que también saldrá airoso y reforzado de la provocada actualmente, y de las que están por venir, además de por las adversas condiciones globales, por las injustas y antidemocráticas intenciones políticas en socavar la convivencia de una sociedad que ha tenido la valentía y determinación de hacer su propio camino.

Hatuey, líder indígena cubano y reconocido como el primer rebelde de América, estando en la hoguera ante el ofrecimiento de los españoles para salvarle si se convertía y arrepentía les contesto que prefería quemarse y morir antes de ir al cielo y encontrarse con ellos. Ya nos lo dijo Orwell de que el fascismo llegaría en nombre de la libertad.

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