Koldo Aldaz, Juan Mari Feliu, Gurutze Azkona, José Luis Lizarraga y Mikel Goldarazena
Montañeros y montañeras navarras

De caminos y cimas

Las y los montañeros que firmamos este escrito queremos ser parte del camino que nos lleve a la paz.

El camino como metáfora de la vida... y la cima como objetivo... ¿Cuántos bellos poemas no habrán inspirado estas dos palabras? Desde el machadiano «caminante no hay camino, se hace camino al andar», al «no te quedes inmóvil al borde del camino» con que Mario Benedetti nos interpela en los versos de “No te salves”, la literatura es prolija en poesías que nos describen el camino como aventura vital, construcción humana hacia un objetivo donde se colmen las ansias, merecidas y deseadas por todas, de felicidad: la cima. Como personas apasionadas de la montaña que somos, lo mejor de nuestras vidas, de nuestros sueños, de nuestras ilusiones, y también de nuestros quebrantos... los pasamos en los caminos. En los infinitos caminos que conducen a las infinitas cimas en las que, allá sí, podemos respirar al fin aires puros, aires de paz, de libertad y satisfacción plenas que compensan con creces el esfuerzo realizado.

Nos hemos animado a escribir estas líneas porque sí, efectivamente, nos hemos sentido interpelados por la dinámica Izan Bidea de la red ciudadana Sare. No somos personas especialmente «expertas» en política, por lo menos no en la pugna de partidos, legítima por otra parte. Pero nos preocupa la salud de la convivencia y la calidad democrática de la sociedad en la que vivimos. Y tenemos memoria. Sabemos que un conflicto que no se cierra adecuadamente acaba abriéndose y vuelve a reproducir sus heridas. Nos parece que la permanencia en prisión de dos centenares de personas relacionadas con un conflicto que el conjunto de la sociedad quiere ver ya definitivamente normalizado es algo más que una anomalía. Es de entrada injusto, porque muchos de ellos debieran estar ya en libertad o en fase inmediatamente previa a la libertad si se les aplicara la legislación vigente con el espíritu de reinserción y salvaguarda de derechos humanos que deben primar en un Estado de Derecho. Retorcer la aplicación de la ley a sabiendas de que se conculcan derechos fundamentales solo puede tener una lectura: voluntad de unos pocos de mantener abierto un conflicto que la mayoría de la sociedad queremos ver ya resuelto. Y, además de injusto, es profundamente inhumano, porque genera un sufrimiento muy grande a esas personas y a todo su entorno familiar y comunitario, llegando a costar vidas como estos mismos días hemos vuelto a comprobar. Un sufrimiento que es perfectamente evitable aplicando el sentido común y la ley. A poder ser, en este orden.

Las y los montañeros que firmamos este escrito queremos ser parte del camino que nos lleve a la paz. De caminos algo sabemos, nos toca a menudo abrir vías en parajes inescrutados. Sabemos que el camino hacia la paz y la convivencia hay que abrirlo en roca granítica, con paciencia y determinación. Pero se puede abrir camino. Claro que se puede. Siempre que se avista una cima como objetivo es posible abrir un camino que nos conduzca a la misma. Lógicamente, cuantas más manos participemos en la apertura del camino más fácil y más rápido será el viaje hasta la cima. Queremos invitar al conjunto de la ciudadanía a participar en ese gran auzolan colectivo que es la construcción del camino a un futuro en paz y en sana convivencia en nuestra tierra. En la montaña, y en la vida, el tiempo cuenta. Y ya vamos tarde. Toca avivar el paso. El próximo 3 de octubre tenemos una cita importante en 650 cimas de nuestro país. ¡Vente con nosotras!

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