Elías Anton Murgiondo

De «manis» y «manos»

El ambiente se caldea por momentos a medida que se aproximan las elecciones y hay quienes apuntan sin rubor contra los adversarios, sin importarles mentir o utilizar medias verdades como armas de ataque y difamación. Esto ocurre casi siempre en toda confrontación electoral, pero ahora se contempla cierto nerviosismo e inquietud por parte de quien se sigue creyendo imbatible e impune en esta tierra nuestra tan azotada y maltratada por la metrópoli y la gran burguesía autóctona.

Ello obedece, sin duda, al cambio estructural de las fuerzas políticas y su capacidad de penetración en el tejido social vasco. Anteriormente, los pactos se han hecho con los representantes del centralismo (sea con los herederos del asesino del Ferrol, o sea con el PP, o con la socialdemocracia monárquica y coautora del GAL del Sr. X); siempre han formado gobierno aliándose con ellos, tanto aquí como allá, pactando los pequeños pasos (dádivas) logrados tras la sumisión absoluta. Volvían de Madrid contando milongas adornadas de promesas vanas (el Estatuto languidece sin las prometidas competencias después de más de 40 años de la imposición de la Reforma de Fraga, González, Carrillo...). Ahora, sin embargo, emerge una fuerza soberanista (EH Bildu) con representación suficiente como para influir y desmontar las patrañas manidas por los jeltzales, contando la verdad y aportando lo necesario para dejar claros los objetivos rupturistas y antimonárquicos, además de soberanistas y socialistas solidarios con el resto de naciones sin estado de la entelequia llamada España.

Desde las trincheras del PRV (Partido Regionalista Vasco) están sintiendo el avance de la izquierda abertzale entre la población vasca y ello inquieta sobremanera a sus «burukides», pues los pactos podrían cambiar a partir de una representación política superior y mover el pesado elefante de Sabin Etxea a otros pastos conllevaría cierto esfuerzo que no resultaría fácil de ejecutar. Es así que el «txirene» Ortuzar se empeña en leer las gracietas que le escriben sobre «mani y Armani», como si lo de las manis fueran un delito a la hora de protestar por la mala gestión de cualquier gobernante (Sanidad, paro y mala gestión empresarial, Educación, igualdad de género...); el derecho a la manifestación es legal y lo que no resulta legal es que por protestar te saquen un ojo o te rompan los huesos, o te insulten con la chulería de la impunidad del uniforme. Las «manis», señor Ortuzar, resultan necesarias para combatir la injusticia y Armani es una prenda cara que suelen utilizar quienes se llenan los bolsillos a cuenta del erario público.

Si EH Bildu crece es porque siempre cuenta las cosas con sencillez y humildad, para que no hay lugar a engaños; EH Bildu, señores del PRV no ha metido las «manos» en el cajón, cosa que su partido tiene implicados y sospechosos suficientes como para definir su política de prevaricación y hurto (caso «De Miguel», Alonsotegi, vertedero de Zaldivar, Darpón, Bakio, etc., etc.). Por todo ello, lecciones ninguna. ¿A qué viene las mentiras sobre la invasión de competencias en materia de vivienda, cuando lo único que se ha aprobado son aspectos jurídicos de orden general para favorecer cualquier Ley, sea esta autonómica o estatal?

Aitor Esteban miente y es consciente de ello cuando se atreve (al igual que Urkullu) a decir que «no esperaban que EH Bildu permitiera una invasión en la soberanía estatutaria, sobre todo por su clara política soberanista...». Mi difunto abuelo solía decir en ocasiones como esta: «cagando y sin papel...». De todas maneras, las cosas de casa se pueden arreglar en casa, pero para ello hace falta voluntad; si el PRV fuera soberanista y no se disfrazase con «kaiku» en el Aberri Eguna y en las campas de Salburua (Día del Partido) para engañar a sus votantes (aparte de sus votantes, porque si el PP no crece es por el acomodo de sus acólitos en las filas jeltzales), es muy probable que el Derecho de Autodeterminación podría plantearse con claridad en Euskal Herria y este pueblo podría exigir democracia y libertad, para romper con una Justicia centralista, con cuerpos de policía y militares acantonados en nuestra tierra, con un Delegado del Gobierno de Madrid (Denis Itxaso) que tiene más poder que el lehendakari. Es decir, el PRV ya lo dijo: «Estar cómodos en España...» Ahí está el meollo, que ser estatutista no es ser independentista y hay gentes de su entorno que empiezan a percibir su verdadera acción política: Control político para mantener el PNV, es decir, el Partido del Negocio Vasco. Desde los banktzokis, hasta Petronor, pasando por el Ente Vasco de la Energía y colocando a sus protegidos con las OPES amañadas. Si la realidad fuera otra y el PRV decidiera hacer una política soberanista, la suma de los votos abertzales sobrepasaría el 60%, lo cual nos situaría en el lugar que Irlanda vive con un Sinn Féin pujante y motor para la unificación total de la isla. Porque si en Irlanda se abandonaron las armas y la acción es puramente política (así lo entiende el mundo), no puede entenderse el espíritu de venganza que en la España actual subsiste tras el abandono de las armas por parte de ETA. Tanto las asociaciones de víctimas (bien engrasadas económicamente con el dinero de todos) como la judicatura insisten en una política carcelaria ilegal y sádica, al solo objeto de prorrogar la detención de presos y presas que ya han cumplido sus condenas. Pero lo que no es de recibo es que se llegue a menospreciar y censurar a una organización de la Memoria como Aranzadi que supera el listón de honestidad por encima de cualquier estamento estatal, sea el de las víctimas, la Judicatura o los políticos de la venganza. Ahí también está el PRV. Volveré a votar a EH Bildu con la ilusión de avanzar hacia la honestidad y apoyar la defensa de nuestra tierra.

Euskal preso politiko ta iheslariak etxera!

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