De Miguel: De oasis, espejismos e icebergs
Durante estos últimos diez años, sin embargo, el PNV ha pretendido negar la mayor y, sobre todo, evitar que este caso de corrupción le salpicara. Pero la sentencia le ha tocado de lleno
Lo sucedido a lo largo de estos 10 años con el caso «De Miguel» evoca algunas de esas imágenes de la infancia grabadas en algún lugar del hipocampo. En una época era recurrente en las películas de aventuras la imagen del explorador malherido y sediento que tras días vagando en el desierto vislumbraba a lo lejos la superficie de agua que suponía su salvación. ¡Un oasis! Sacando fuerzas de flaqueza trataba de aproximarse al manantial para constatar, para su desesperación, que tal oasis no era más que un espejismo y que su suerte estaba echada.
Pues eso es lo que ha ocurrido. No hay oasis vasco que valga. No es tarea fácil demostrar en sede judicial tramas corruptas; pero aún así, Araba ha asistido esta semana a una sentencia tan contundente como inédita: 12 personas condenadas a penas que suman 53 años y 7 meses de cárcel, otras cuatro personas más inhabilitadas. Personas todas ellas a las que unía, como la propia sentencia recoge, la confianza que venía de la misma militancia política, la militancia en el PNV. Queda claro que, con condenas por delitos tan graves como asociación ilícita, tráfico de influencias, prevaricación, cohecho, blanqueo de capitales, malversación de fondos públicos y falsedad documental, la corrupción también existe por estos lares.
Durante estos últimos diez años, sin embargo, el PNV ha pretendido negar la mayor y, sobre todo, evitar que este caso de corrupción le salpicara. Pero la sentencia le ha tocado de lleno. Fue el PNV –entonces liderado por Urkullu– quien depositó en ellos su confianza para desarrollar importantes tareas tanto dentro del partido como al frente de instituciones como la Diputación Foral de Araba o el Gobierno Vasco. El caso por tanto afecta, y mucho, al PNV.
La propia sentencia acredita que esta trama estaba liderada por tres destacados miembros de la dirección política del PNV de Araba que desarrolló su actividad, al menos, durante cinco años a lo largo y ancho del territorio de Araba. Se han detectado prácticas corruptas desde Aiaraldea a Errioxa y desde Añana hasta Lautada; y lo que es más importante, afecta al conjunto de los niveles institucionales, desde el Gobierno Vasco hasta los ayuntamientos pasando por la Diputación Foral de Araba y el conjunto de las cuadrillas de nuestro territorio.
Desde el PNV pretenden hacernos ver que actuaron de manera ejemplar apartando a los principales acusados del proceso, pero lo cierto es que nunca fueron expulsados del partido ni suspendidos de militancia. De hecho, entregaron sus carnés de manera voluntaria y con sentidas críticas al partido por no haberles defendido con suficiente vehemencia. ¿Cómo se explica que, si eran unas ovejas descarriadas a las que les habían pillado con todo el equipo, tardaran 10 meses en entregar el carné de manera voluntaria y además consideraran que el partido debería haberles defendido?
No iban por libre como intenta decir ahora el PNV. La sentencia recoge, por ejemplo, que De Miguel participó en la operación de Zambrana por indicación expresa del Araba Buru Batzar, el máximo órgano del partido en Araba. ¿Alguien puede creer que una trama de semejante dimensión pudo escapar a los mecanismos de control del partido y las instituciones? Quien fuera número dos del Gobierno del PNV en la Diputación Foral de Araba usaba el email de la institución para pedir «mordidas» del 4% por la adjudicación de contratos públicos. «Pasar por caja» lo llamaban. Con estos datos en la mano, ¿alguien se puede creer que nadie sabía nada? ¿Que nadie vio ni oyó nada?
No es un caso aislado como dice la actual dirección del PNV. Es, sin lugar a duda, el mayor escándalo de corrupción que hemos visto en Euskal Herria. Pero no el único. Por eso, nos preguntamos, ¿cuántos más «De Miguel» ha habido y hay en este país?, ¿cuántos cargos públicos han adjudicado contratos a dedo?, ¿cuántas asociaciones ilícitas han blanqueado esas comisiones?
Porque otra imagen recurrente de la infancia era la de los icebergs. Había un ejercicio de física para el cálculo de su parte visible en el mar. La diferencia entre la densidad del agua en estado líquido y el hielo dejaba el resultado de que tan solo el 10% del iceberg era visible mientras el 90% quedaba oculto bajo el mar. Uno de estos icebergs resulto letal para El Titanic, el trasatlántico indestructible, que al chocar con él vio abierta en su casco una vía de agua que a la postre supuso el hundimiento más sonado de la historia. ¿Será el caso «De Miguel» la punta del iceberg que abra la vía de agua para sacar a la luz todas las prácticas corruptas y clientelares acumuladas a lo largo de las últimas décadas en este país? EH Bildu hará lo que este en sus manos para que así sea.