Koldo Amatria
Presidente de Orreaga Fundazioa

De Orreaga a los Caídos

Hace dos años inaugurábamos en Luzaide, gracias a la voluntad popular que no a la voluntad de nuestros gobernantes, un monumento, obra del artista Patxi Aldunate, con el que llevábamos soñando desde hace muchos años: El monumento a la batalla de Orreaga. Una obra pensada para dar visibilidad a los vascones, una visibilidad que no tienen en el monumento que se levanta en Ibañeta. La escultura, para el que no la conozca, está compuesta por tres piezas con una simbología concreta: tres grupos de personas representando uno a las gentes del pueblo, otro a las del valle y un último a las gentes de Vasconia que acudieron a tomar parte en la batalla. La pieza habla también del posterior e inmediato nacimiento del reino de Pamplona, simbolizado por el niño que aparece iluminado bajo los rayos del sol. Sol-eki-eguzki, simbología que a su vez hace referencia a los cultos precristianos de los vascones, habla de la íntima conexión de nuestro pueblo con la naturaleza.

Pero todavía quedan en nuestra tierra distintos monumentos y lugares de homenaje a aquellas personas que con su actitud contribuyeron a que nuestro país esté en manos extrañas. Y por citar algunos de los más destacados, que seguro que hay más, tenemos el monumento, avda., placa, basílica a San Ignacio de Loyola, la placa al militar-poeta Garcilaso de la Vega, el monumento al fundador de la Guardia civil…; En el alto de Ibañeta, el monolito erigido en recuerdo de Rolando, junto al lugar en el que en los años 30 del pasado siglo se erigió en honor a Roldán… Y aunque no sea un monumento, tenemos la llamada “Vía Carolingia”, como expresión «cultural» dicen del paso de Carlomagno por distintos países de Europa. Podíamos hablar de la mayor tergiversación de la historia sobre el papel que Carlomagno tuvo en la unidad de Europa. Una Europa unida gracias al derramamiento de sangre de los pueblos por él conquistados y dominados... Y una muestra la tenemos en el rastro que dejó por estas tierras su expedición a Zaragoza: la destrucción de Iruñea/Pamplona. 

Pero hoy quiero traer a nuestra memoria otro monumento que lleva generando polémica en los últimos tiempos por el futuro que se le quiere o que se le debe de dar: el Monumento “Navarra a sus muertos en la Cruzada”, más popularmente conocido como Monumento a los Caídos. Y por qué quiero traerlo a colación en este día de conmemoración de la Batalla de Orreaga, tiene una sencilla explicación, que hasta la fecha nos ha pasado desapercibido o no le hemos dado la importancia que tiene esa faceta del monumento: la libertad y soberanía de Nafarroa.

Este monumento a los Caídos, como tal, está erigido en honor y recuerdo de los navarros muertos en el bando que se levantó en armas contra la república, convirtiéndose en el mausoleo más grande que se podía erigir en honor de dos militares golpistas, Mola y Sanjurjo. Y ha terminado siendo un monumento al régimen fascista y dictatorial protagonizado por el genocida Franco, un monumento al franquismo, como así lo ha declarado recientemente el Parlamento de Navarra en la última modificación de la Ley de memoria Histórica, aprobada hace unos pocos meses, para así poder cambiarle el grado de protección y poder resignificarlo, según la voluntad de los partidos que pretenden hacer ese cambio de significado.

Y qué tiene que ver ese maldito monumento con Nafarroa y su soberanía. Cuál es ese aspecto que no se tiene en cuenta cuando hablamos de que no es posible su resignificación, que es necesaria su demolición. Pues muy sencillo: el franquismo, régimen totalitario al cual se ensalza en ese monumento, además de ser un régimen negador de las libertades individuales, negador de la libertad de pensamiento, fue un negador de las libertades de los pueblos, negó las libertades de este pueblo, llamémosle Nafarroa, Euskal Herria, Euskadi, Vasconia. Mantuvo, frente a la denominación de «provincias traidoras» para Bizkaia y Gipuzkoa, unos Fueros de «pandereta» para esta «provincia», a la que adornó en su escudo con la «berza». Y nos mantuvo separados. Y esa separación se plasmó en el llamado régimen del 78, continuación «amable» del franquismo centralista y unionista, y perpetuándose con los distintos estatutos la separación en distintas administraciones de esta parte del sur de los Pirineos. El Estatuto, el de Nafarroa, el Amejoramiento, como les gusta llamarlo, que hay que recordar, no ha sido refrendado por los habitantes de este país. Y esa separación continua vigente: ¿hay alguien que se atreva a proponer la reunificación del sur de este país, contando la carrera de obstáculos que se inventaron para hacerla inviable?

Y por todo ello, por todas esas circunstancias que se acumulan representadas en ese mamotreto: el homenaje al franquismo que sigue siéndolo a pesar de la «resignificación» que en su decoración exterior se efectuó hace unos 25 años; el insulto que supone para las víctimas el conservarlo en pie; el pretender llamar a lo que de ahí salga «Maravillas Lamberto»; la negación de las libertades que supuso ese franquismo; porque su desaparición lo exige la Ley de Memoria Democrática aprobada por los mismos partidos que quieren evitar su demolición. Por todo ello, repito, exigimos su demolición y seguiremos apoyando a la Agrupación de Asociaciones Memorialistas que luchan porque ese edificio desaparezca de una vez por todas de nuestras vidas.

No quiero terminar sin dar a conocer una noticia que nos va a alegrar el día: A falta de confirmación oficial, podemos adelantar que, si nada se nos cruza en el camino, podremos dar comienzo antes de que termine este año a las obras necesarias para la construcción de un Memorial de la Batalla de Orreaga/Errozabal/Roncesvalles en el alto de Ibañeta.
Tal y como ocurre con este tipo de instalaciones, la iniciativa es popular (Etxabarrengoa Elkartea y Orreaga Fundazioa) y parte de la financiación es del Gobierno de Nafarroa.

En dicho Memorial se hará una explicación sencilla, por medio de paneles explicativos, de las circunstancias históricas que rodearon a la Batalla de Orreaga, el desarrollo de la misma y las consecuencias que la misma tuvo para la creación, primero, del Reyno de Pamplona, embrión del Reyno de Navarra. Aprovecharemos su inauguración para conmemorar el 1200 aniversario de la creación de nuestro reyno primigenio, el de Pamplona, aniversario que pasó totalmente ignorado por nuestras “autoridades”. A aquellas autoridades que tanto les gusta la utilización de «Reyno», aunque solo sea para referirse al «Reyno Gourmet», al cual nos lo han dejado reducido.


Nos vemos en Orreaga.

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