Eduardo Renobales
Historiador

¿De verdad sabemos lo que significó el manifiesto de San Andrés?

Hoy puede no parecernos gran cosa, pero en un 30 de Noviembre de 1930 representaba una ruptura absoluta con el nacionalismo tradicional de Jaungoikoa ta Lege zaharra

Mientras mantengamos la mirada fija en el consumista y globalista presente, entretenidos en peleas cuasi virtuales que no nos llevan a ninguna parte, perdemos de vista nuestro futuro y olvidamos o, simplemente, ignoramos nuestro pasado. Pasado que nos ha hecho como somos hoy, recordémoslo.

¿Somos conscientes de lo que ha significado el Manifiesto de San Andrés? Viendo reportajes televisivos donde se pregunta al pueblo soberano si sabe quién fue Franco, y la mayoría no tienen ni idea, me da que no.

Los militantes nacionalistas de Aberri y Comunión que firmaron este documento tras negarse a participar en la concertación llevada a cabo dos semanas antes en Bergara de lo que en la actualidad es el PNV, creo que no llegaron a alcanzar a comprender la trascendencia de su posicionamiento político para el futuro del nacionalismo vasco, y por ende, de Euskalherria. Pero ahí quedó su trabajo.

El Manifiesto de San Andrés se puede afirmar que es documento clave en la evolución del movimiento nacionalista vasco, anclado en el tardocarlismo decimonónico que expuso Sabino Arana. Entendible en su momento pero desfasado cuatro décadas después.

Acción Nacionalista Vasca (ANV), la formación política que agrupa a los firmantes y dará cuerpo a su evolución ideológica, va a romper amarras con la tradición anterior que ha quedado caduca y trasnochada en la Europa de entreguerras. ANV va a sufrir el acoso constante del PNV en un enfrentamiento sin reglas ni cuartel para hacerse con el electorado abertzale. Todo lo que ANV va poner encima de la mesa como método de acción política será ninguneado, atacado, despreciado y minusvalorado por el partido mayoritario nacionalista en un primer momento. La evolución de los acontecimientos y el pragmatismo sin par del PNV hará que con el tiempo se apropie de todas y cada una de las banderas ideológicas de ANV como si fueran ideas propias. Adaptación política lo denominan.

¿Cuáles son las estrategias que pretende implementar y que se recogen en el Manifiesto?

-Separación total entre el Estado y la Iglesia. La sociedad debe ser aconfesional y laica.

-Supeditación del hombre a la idea de Patria y Libertad frente al eslogan jelkide de Dios y Patria.

-El ser vasco no lo marca sólo la sangre o la raza. Hay que añadirle la voluntad de integrarse en el proyecto nacional vasco. Es decir, el maqueto deja de ser un hostil para convertirse en un camarada si lo desea.

-El futuro Estado Vasco debe ser unitario y debe obviar los Territorios Históricos, que han sido un obstáculo más que una ayuda en la lucha en pos de un estado nacional.

-Una Justicia Social equilibrada debe ser norma fundamental en la organización productiva económica y social. El trabajador deber poder ser un elemento activo en el organigrama laboral y no un mero objeto con riesgo de explotación. El Estado debe asegurar la libertad de mercado y controlar las actividades estratégicas del País, regular las relaciones laborales y combatir la explotación y la desigualdad.

-El euskera es la lengua propia que debe ser potenciada y protegida sin renunciar al castellano.

-La lucha de emancipación nacional no se basa en la Tradición y los Derechos Históricos si no en el Derecho de Autodeterminación de los Pueblos avalado ya por la Sociedad de. Naciones.

En definitiva, desde ANV se acepta un régimen español democrático, se acepta un estatuto de autonomía como primer paso de reconocimiento nacional, se acepta dialogar y trabajar con partidos españoles que respeten el hecho diferencial vasco y se acepta la militancia de todo ciudadano que crea en esa acción política. Dejando que el ir los domingos a misa sea una decisión personal únicamente.

Hoy puede no parecernos gran cosa, pero en un 30 de Noviembre de 1930 representaba una ruptura absoluta con el nacionalismo tradicional de Jaungoikoa ta Lege zaharra. Ponía las aspiraciones nacionales de los vascos al día en el concierto europeo, representaba la modernidad frente al ruralismo tardocarlista decimonónico. Era una base innovadora en la que se ancla el régimen actual en el que muchos, demasiados, viven cómodamente. No se lograron todas metas de lo que pretendía el Manifiesto, quedan pendientes aún objetivos trascendentales, pero esa es una lucha que deben mantener las generaciones actuales. Veremos su evolución mientras nos entretenemos en peleas colaterales, algunas importantes no lo niego, que nos depara la igualdad entre las personas, el control medioambiental, la geoestrategia entre potencias... en tanto que nos dedicamos a gastar sin freno, consumir incontroladamente, mirarnos al ombligo y convencernos que somos cada uno el centro del mundo (yo, yo y por último, yo)

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