Decisiones criminales
El porcentaje de delincuentes en la población en general, de los que son dependientes de cualquier sustancia química, juego o de sexo, no hay ninguna profesión que neutralice estos estigmas de la especie humana, incluida la Iglesia. Por ello los políticos no son inmunes a todos estos defectos de nuestra civilización. La política en manos de unas minorías son, a todas luces, una deficiencia que cada vez más progresa de forma irreversible la evidencia de su inutilidad estructural. No hay solución cuando se diviniza el poder y se aparta a las masas. El poder solo se justifica por medio de los rituales electorales, en el que se adora a los que forman parte del mismo.
Los viajes inútiles que realizan, los encuentros en lugares que solo ellos tienen acceso, sus desplazamientos con los guardaespaldas correspondientes y todo el trabajo previo de inspección por donde circulan, las reverencias que reciben por los distintos marcos institucionales, los favores que se les pide con chantaje, o sin chantaje, todo ello conforma una olla podrida de corrupción por todos los ámbitos. Viven apartados de la población, en realidad la desprecian profundamente, ya que el propio sistema lo favorece. Lavar esta suciedad es una tarea titánica, pero no imposible. Lo imprescindible es que los que formamos parte de la población sencilla, seamos conscientes que lo que necesitamos nadie nos lo va a regalar, absolutamente nadie. La política es una obligación de todos.
Lo primero es disponer de una civilización que prime la posibilidad para poder hacer política. La democracia, sin adjetivos posteriores, es el ágora de todos y para todos. No es delegar, es realizar. Se dispone de unos conocimientos, de una ciencia y de la correspondiente tecnología, para liberarnos del trabajo innecesario que es cuantioso para disponer del tiempo necesario y dedicarlo a la política. En estos momentos, la lluvia en el País Valencià, muestra la incompetencia estructural de esta política, que solo se les ocurre eliminar una unidad de emergencias, cuando el cambio climático no es una excepción. Es y será la norma. ¿Alguien dimitirá y se apartará de la política para siempre? Esto no sería suficiente, las masas deberían juzgar semejante barbaridad. He escuchado a una política socialista, que ahora está ejerciendo en su ámbito profesional. Menciona que la construcción urbanística forma parte del problema, pero que no se realizará ningún cambio, ni se buscará ninguna solución.
En fin, esto es la plasmación del cinismo de toda esta gente que han vivido o viven a espaldas de las necesidades imperiosas que se han de trasformar. Menos regatas ni niños ricos, menos carreritas de coches inmundos, y de motos, menos turismo empobrecedor de mentes, para poder derribar todo lo construido que forma parte del problema, y gozar de un urbanismo humano, que nos proteja de las inclemencias de la naturaleza.
Atentamente.