Enrique Lara
Partner de Atlas Value Management y especialista en programas de transformación digital e innovación

Del hype al impacto real, cómo los líderes tecnológicos están redefiniendo el valor

Durante años, la conversación tecnológica giró en torno a la siguiente herramienta, al nuevo proveedor o al proyecto que prometía transformar la compañía. En 2025, esa etapa se ha cerrado: los líderes tecnológicos ya no discuten «qué comprar», sino cómo crecer con menos riesgo y más margen.

Hoy los CIOs comparten una misma presión: demostrar impacto real, no potencial. Uno, desde la gestión del riesgo y la eficiencia; el otro, desde la velocidad y la innovación. Esa convergencia marca la conversación con los comités ejecutivos y explica por qué las prioridades tecnológicas se resumen en cuatro grandes frentes.

Eso se traduce en cuatro frentes que hoy marcan la agenda tecnológica y de negocio:

    1) Uso del dato y monetización responsable, para convertir información en ingresos (o ahorros) sin comprometer la confianza.

    2) Seguridad y cumplimiento, como garantía para el acceso a clientes y sectores regulados.

    3) Inteligencia Artificial generativa con un modelo de gobierno sólido, para pasar de la demo acotada al valor diferencial.

    4) Eficiencia del gasto digital y resiliencia, con números y retorno que es lo que realmente entiende el comité de dirección.
Ese marco es compartido en localizaciones tan distantes como España, Colombia México o Ecuador.

1) Uso del dato y monetización: de «poseer cuantos más datos mejor» a «explotar resultados de forma eficiente»

Monetizar datos no significa vender ficheros y bases de datos, significa usar la información que ya poseemos para tomar mejores decisiones y empaquetar esas decisiones (o sus resultados) de forma que alguien esté dispuesto a pagar por ellas, sin perder nunca la confianza del cliente ni la privacidad. Existen varias vías para monetizar el dato:

    • La primera vía es interna y tiene un impacto directo en el coste. Con datos bien organizados puedes prever roturas de stock y ajustar compras para reducir merma, detectar patrones de fraude en reclamaciones y recortar pérdidas, o incluso reorganizar rutas logísticas para gastar menos en transporte. Con esta vía la monetización es “ahorro que queda en casa”, visible en el P&L.

    • La segunda vía es habilitar más ingresos usando datos para vender mejor. Nunca se venden datos, logramos vender más gracias a ellos. Por ejemplo, aplicar precios dinámicos en función de la demanda real para elevar el ticket medio, o recomendar la siguiente mejor acción a fuerza de ventas y e-commerce para mejorar la conversión. El dato impulsa la venta, pero el producto que cobras sigue siendo tu servicio o producto habitual.

    • La tercera vía es la monetización directa, cuando empaquetas el valor del dato como un producto o servicio que otros compran. De nuevo no vendemos el dato, vendemos un servicio nuevo estructurado sobre los datos que tenemos. Por lo tanto, aquí sí hay una transacción explícita alrededor del dato, pero no se comparte el “dato bruto”, se vende utilidad. Un caso claro es ofrecer cuadro de mando con los índices de demanda por barrio para marcas que pagan una suscripción, o también puedes ofrecer un modelo de propensión a compra como servicio.

2) Seguridad y cumplimiento: del factor diferencial a la base del desarrollo

En España se requiere demostrar resiliencia, gestión de incidentes y control de terceros, además de buena gestión de datos de clientes (bases legales, consentimientos, retención y ejercicio de derechos). En México, la nueva ley de protección de datos ya en vigor ha llevado a muchas empresas a actualizar avisos, contratos y procesos. En Colombia, el Registro Nacional de Bases de Datos hace pública la trazabilidad de quién cumple y quién no. Y en Ecuador, la Superintendencia ha «aterrizado» la norma con directrices concretas que obligan a incluir cláusulas de protección de datos en los contratos.
Los datos recientes refuerzan la idea de que la gestión de terceros condiciona las ventas y la reputación, ya que en 2025 aumentaron las brechas donde intervienen terceros y las que empiezan por vulnerabilidades sin parchear. 


3) Inteligencia Artificial (IA) generativa con gobernanza: de la demo al valor contrastable

La IA está en todas las agendas, pero no todo el uso que se hace de sus capacidades suma. La diferencia la marcan los datos y la gobernanza. En España, la AI Act (ley europea de IA) establece un marco de gestión y un calendario de obligaciones. En la práctica, esto cambia la forma en la que se debe contratar a los proveedores (garantías sobre uso, ubicación y retención de datos; registros y trazabilidad), qué se debe documentar (riesgos, decisiones) y qué evidencias te pedirán los clientes europeos, incluso siendo una empresa mediana. En México, Colombia y Ecuador, aunque no haya una ley tan detallada y estricta, la privacidad y la seguridad se aplican igual; si integras IA de terceros, debes saber qué datos usa, dónde residen y con qué fines; si entregas IA con datos de cliente, fija límites, asegura su protección y responsabilidades contractuales.

Actualmente, las empresas están desplegando sus modelos de IA en Pilotos internos (ventas, finanzas, legal, etc.) con fuentes de datos de calidad depurada. La clave del éxito es lograr un retorno de la inversión claro y rápido, es más práctico desarrollar tres casos con un retorno atractivo (capaces de captar la atención de toda la Organización) que diez pilotos sin retorno ni demostrable. Lo que es defendible ante el cliente y el auditor, es lo que siempre va a lograr liberar presupuesto.

4) Eficiencia del gasto digital y resiliencia: del discurso a los números

El dolor es el mismo en todas las geografías y este se centra sobre la factura del uso de la infraestructura en la nube y del SaaS. En 2026, gestionar el gasto cloud será uno de los retos más importantes, ya que los presupuestos tienden a desviarse al alza en los últimos años. En el lenguaje directivo tres preguntas estructuran la conversación sobre este tema, ¿Cuánto cuesta atender cada transacción digital (por producto o cliente)? ¿Dónde se nos escapa el consumo (tamaños inadecuados y excesivos de los entornos, licencias infrautilizadas, etc.)? ¿Qué pasa si se cae el entorno (objetivos de recuperación realistas y probados con planes de continuidad y contingencia sólidos)?

En España, dos marcos regulatorios ponen sobre la mesa este aspecto; DORA que exige al sector financiero resiliencia operativa digital demostrable (continuidad, pruebas y reporte de incidentes) y extiende el foco a proveedores TIC críticos; NIS2 eleva el nivel mínimo de ciberseguridad en múltiples sectores, con obligación de gestionar riesgos, notificar incidentes y asegurar la cadena de suministro. 

Hoja de ruta 2026: confianza, valor y eficiencia

En 2026, la hoja de ruta no se mide por el número de proyectos lanzados, sino por la confianza generada, el valor creado y la eficiencia demostrada. La seguridad y el cumplimiento ya no son un fin, sino la base para crecer. La IA aporta velocidad e inteligencia solo si está bien gobernada; y los datos de calidad son el combustible de todo. 

En última instancia, el reto no es adoptar más tecnología, sino convertir la tecnología en ventaja competitiva y propósito compartido. Ahí es donde los líderes tecnológicos (se llamen CIO o CTO) dejan de gestionar sistemas para empezar a transformar organizaciones.

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