Demagogias y pérfidas declaraciones de Yolanda Barcina
Escandalosas e indignas de un político democrático son las recientes declaraciones de la presidenta de Navarra, y merecerían una inmediata reacción de instituciones y organismos sociales contra ellas, por falsas y cargadas de peligros para la convivencia.
Ya hizo hace poco unas declaraciones en la misma línea contra los profesores de ideología abertzale que trabajan en la red pública de la enseñanza; y más recientemente ha abierto el abanico a otros sectores de la administración, intentando culpar de intenciones ocultas a los navarros abertzales por el simple hecho de acceder a trabajos de oferta pública o querer ascender de categoría profesional en ese ámbito. Aduce, sin pruebas de ningún tipo, que responden a estrategias de ETA para acceder a puestos de poder (dice que hay documentos de ello, pero no aporta ninguno).
Da por sentada, y esa es, sin duda, su oscura intención última, una grave identificación entre ETA y toda persona de ideología abertzale, lo que carece de todo fundamento jurídico y está lejos de lo que cualquier ciudadano mentalmente sano ve y conoce. Me pregunto si sería denunciable judicialmente esa difamación contra miles de ciudadanos navarros.
¿Cuantos profesores hay en la red pública –de la privada ni hablamos- de UPN? ¿ Se presentarán los simpatizantes de UPN a las plazas para ascender de categoría en la administración? ¿Ellos si pueden «ideologizar» y ocupar cargos de responsabilidad en la Administración, pero los demás no? Por cierto, de los simpatizantes de UPN en esos sectores no da porcentajes.
Son declaraciones peligrosas e inaceptables que pretenden criminalizar a importantes sectores de ciudadanos con plenitud de derechos, los cuales se intenta cercenar de forma engañosa e inmoral por un gobierno ya descontrolado en su decadencia ética y política.
Y, por si fuera poco, quien por su cargo debiera ser especialmente prudente en la corrección de sus declaraciones públicas, el Ministro de Interior, va y se hace irresponsablemente eco de esas falacias. Absurdo y ridículo si no fuese tan serio.