Siamak Khatami
Politólogo

Democracia y autoritarismo: oscilaciones internacionales

Barak Obama advirtió a los estadounidenses en 2015 que el aumento de desigualdades era un peligro para el estilo de vida estadounidense

El mundo ya conoce varios tipos de regímenes: capitalismo liberal como en los EEUU y sus aliados europeos, marxismo-leninismo como en la antigua URSS, social democracia como en países nórdicos, y varios tipos de dictadura (con militares a la cabeza, con un rey a la cabeza, etc.), y ha habido varias transiciones y también regresiones desde un tipo de régimen a otro.

Es más. Parece que el sistema capitalista liberal está ahora arraigado en los EEUU y algunos aliados suyos. Y el socialismo democrático tiene raíces profundos en los países nórdicos. Pero en muchos Estados por todo el globo, vemos que hay muchos cambios de régimen y frecuentes oscilaciones entre varios tipos de democracia y autoritarismo. Puede que durante ciertos años, haya «olas» de democracia en ciertas regiones (como en las décadas  recientes en Africa), pero que al cabo de unos años, haya una regresión a la dictadura. Cuando se inaugura una democracia, a menudo es frágil y no perdurable; cuando se instala una dictadura, también puede haber reverso. Hay varias perspectivas que han intentado explicar estos cambios.

Hay algunos que afirman que la relación entre el desarrollo económico, por un lado, y la democracia o dictadura, por otro, es débil y no lineal, de hecho, cambia de dirección e intensidad a través del tiempo.

Otros ponen el enfoque sobre luchas entre clases sociales. Consideran que los pobres favorecen la democracia y los ricos quieren dictaduras. Pero esto tampoco es adecuado: a menudo, los pobres han favorecido autoritarismos populistas (un ejemplo reciente: EEUU con Trump) y los ricos, algún régimen que se pudiera llamar democrático.

Hay otros que se enfocan en los «valores fundamentales» de un pueblo,lo que se llama «cultura política», y los cambios en esos valores como la explicación para las transiciones entre democracia y dictadura, y la durabilidad o fragilidad de cada régimen. Pero los cambios en los valores fundamentales tardan generaciones en efectuarse, y no son explicación para movimientos entre dictadura y democracia cada ciertos años.

Otro grupo de analistas insisten que no debemos limitarnos a interpretar el mundo, sino que debemos transformarlo, debemos traer, mediante acciones revolucionarias, el mundo igualitario que queremos para el futuro. Por ejemplo Lenin, que criticaba a la burguesía por haber intentado maquillar las raíces de su poder de clase detrás de una cortina democrática, pero eso es solo una cortina, un maquillaje, mientras que la naturaleza del régimen es dictatorial y elitista.

Hay otros analistas marxistas o socialistas que se concentran en estudios comparados de casos reales de éxitos o fracasos de estados o regiones que hayan experimentado con el marxismo o el socialismo. Por ejemplo, algunos apuntan a la antigua Checoslovaquia, que desde su creación tuvo éxito con un régimen donde las fuerzas políticas progresistas eran dominantes y mantuvieron al margen a grupos fascistas. Se redistribuyeron grandes propiedades agrícolas, y los derechos sindicales y de los trabajadores industriales fueron salvaguardados, pero la propiedad privada capitalista no fue abolida. Algunos también apuntan a la ciudad de Viena y su gobierno municipal, durante el periodo entre las dos guerras mundiales, entre los éxitos políticos de grupos progresistas, aunque en 1934 sucumbió a las fuerzas fascistas invasores de Hitler.

Todavía otros, se dedican a estudios comparados de democracias versus dictaduras en los siglos XX-XXI. Conforme algunos de este grupo, la democracia liberal se expandió en los años 1950, retrocedió en los años 1970, y volvió a expandirse desde la década de los 1980 hasta el presente. Según estos analistas, tenemos que enfocarnos en los «actores políticos», que incluyen a los jefes de Estado, los partidos políticos, los sindicatos, fuerzas armadas, y movimientos organizados. Cuentan mucho los actos de los actores políticos sobre la instalación de la democracia versus la dictadura, en cuanto a su contribución a que regímenes políticos sobrevivan o fracasen, y su moderación o radicalización, y también tienen mucho efecto las influencias políticas internacionales que ejercen los actores externos (i.e., el gobierno estadounidense, el gobierno ruso, la UE, etc.). Los actores internacionales, especialmente el gobierno estadounidense, ya han intentado varias veces derrocar a gobiernos democráticamente elegidos, reemplazando a esos gobiernos, por otros conforme a los gustos de los actores externos. Actores internacionales también pueden asignar recursos –por ejemplo, ayuda material o técnica– para fortalecer a grupos afines a los actores internacionales, o fortalecer a grupos internos que favorecen los mismos intereses.

Cuando el régimen de un país cambia, esto puede ser porque

1) emergen nuevos grupos que se unen a la oposición, fortaleciendo a la oposición;

2) cambia la distribución de recursos entre los actores que ya existen, fortaleciendo a algunos y debilitando a otros;

3) algunos actores políticos cambian de bando, aumentando la posibilidad de cambio de régimen.

Pero lo que es más: desde la década de los 1980, las desigualdades de ingreso y riqueza entre los diferentes segmentos de la población en cada país, han aumentado; son, precisamente, esos segmentos que sufren porque el aumento de desigualdades les perjudica, que son más propensos a favorecer cambios de régimen hacia autoritarismos populistas. Barak Obama advirtió a los estadounidenses en 2015 que el aumento de desigualdades era un peligro para el estilo de vida estadounidense. Y la desigualdad en riquezas –la porción del ingreso total en manos de los ricos– ha aumentado por todo el globo al igual que la desigualdad en los ingresos. Y con la pandemia del covid, los trabajadores han perdido sus empleos o han visto sus salarios disminuir, mientras que los ricos se han beneficiado de los aumentos de cotizaciones bursátiles. La mejor manera para promocionar la democracia y para que los regímenes autoritarios desaparezcan, es que se reduzca a nivel global las desigualdades en riquezas e ingresos.

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