Derechos humanos para presas y presos
El día de los DDHH es una llamada apremiante para su cumplimiento ante todas las conculcaciones individuales y colectivas que se producen en el mundo. En Euskal Herria, se enlazarán cadenas humanas en solidaridad con quienes sufren la privación de sus derechos; se tomará muy en cuenta a la población reclusa y, en especial, a los presos y presas políticas vascas.
Estas cadenas denunciarán la política de dispersión que aplican los Estados español y francés. Reivindicarán la libertad de quienes padecen enfermedades graves, la excarcelación de los mayores de 70 años y de quienes han cumplido tres cuartos o dos tercios de su condena. Exigirán la desactivación de leyes excepcionales que equivalen a cadenas perpetuas. Reclamarán el fin de la dispersión, atentado contra los DDHH y la misma legalidad y castigo extensivo a familiares y allegados, obligados a penosos, peligrosos y costosos traslados.
Esta denuncia y exigencias adquieren especial relevancia ante la celebración de elecciones generales en el Estado español. Requerimos al próximo gobierno que asuma sus responsabilidades legales, jurídicas y humanas con vistas a lograr la normalización y la paz en Euskal Herria; que se empeñe por superar los interesados obstáculos permanentes para su realización íntegra. Como colectivos que llevamos años reclamando el cumplimiento de los derechos mencionados y, fieles a nuestras convicciones creyentes y éticas, reiteramos en esa coyuntura electoral que el voto ciudadano apoye a quienes ofrezcan garantías para la ejecución política íntegra de los Derechos citados.
No queremos permanecer callados ante tantas medidas represoras con los presos y presas políticas vascas. Es necesario avanzar hacia normalización y pacificación integrales. La amnistía ya reclamada en otras ocasiones, incluso por obispos vascos de tiempos no lejanos, abriría las puertas a una solución definitiva del conflicto vasco con el Estado español. Reclamar este camino es no sólo una propuesta política y ética de profundo alcance, sino incluso bíblica, base de una reconciliación social y fuente de solución integral al conflicto político todavía sin resolver.
Somos particularmente sensibles a la aplicación del derecho del enemigo por parte de la Judicatura, la Audiencia Nacional, del Tribunales Supremo y del Constitucional. Dichas instancias suelen adoptar medidas inconstitucionales que vulneran tanto la legalidad nacional como la Internacional (Dispersión, Aislamiento, Quiebra del Derecho a la Defensa, Negativa a la acumulación de condenas cumplidas, alargamiento de condenas, tratamientos inhumanos a presas y presos gravemente enfermos y un largo etc.)
Insistimos y pedimos a toda la ciudadanía, a la Iglesia vasca y, en concreto a sus dirigentes, que rompan el silencio mantenido durante estos últimos años y que se impliquen en la defensa de los derechos de presos y presas. Tanto las cadenas humanas del día 10 de Diciembre como la manifestación convocada por SARE para el 9 de enero en Bilbo, serán la expresión popular de un deseo permanentemente reivindicado en múltiples compromisos.
Estamos ante un apremiante desafío y un momento crucial: el cambio de una sociedad competitiva y enfrentada, encerrada en el pensamiento único del capitalismo neoliberal, guiada por la oposición entre vencedores y vencidos, ricos y pobres, víctimas y victimarios. Ante este sombrío panorama, organizaciones, asociaciones, foros sociales están dando pasos importante e impulsan un proceso de cambio necesario, no sólo para las personas encarceladas, sino para toda la ciudadanía: otro modelo de sociedad y de Estado que rechacen toda violencia, torturas, negocios armamentísticos y busquen la paz por medio del diálogo y el acuerdo, en una democracia participativa. Por estas razones la exigencia de respeto y cumplimiento de sus derechos humanos es una cuestión no sólo política sino de salud social y ética, en un auténtico Estado de derecho. De su consecución dependen el futuro de nuestra sociedad y una paz justa, lograda desde la libre decisión de Euskal Herria.
La liberación de todos los presos y presas, el retorno de los exiliados y exiliadas, aunque son todavía un sueño, como lo describe el admirable Ametsen liburua, constituyen una incombustible esperanza y un desafío. Las manifestaciones de este día, las del próximo 9 de enero y otras muchas movilizaciones que tendrán lugar en estas fechas, serán la expresión convencida de un pueblo que lucha sin descanso por sus derechos y por la realización libre de Euskal Herria; las próximas elecciones generales constituyen otra nueva oportunidad para reivindicarlos.